Mensaje de la asamblea plenaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

Para que Nuestros Pueblos en Cristo tengan Vida en Abundancia

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MANAGUA, sábado, 16 mayo 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que dirigió la XXXII asamblea plenaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) a las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe el 15 de mayo desde la capital de Guatemala.

Para que Nuestros Pueblos en Cristo tengan Vida en Abundancia

1. Convocados para la Asamblea Intermedia del cuatrienio 2007 – 2011 en Managua, Nicaragua, los Obispos representantes de las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, dentro del hermoso y consolador tiempo de la Pascua, hemos orado y reflexionado juntos del 12 al 15 de mayo, y hemos experimentado la comunión y el espíritu fraterno que nos ha hecho recordar el ambiente vivido en la Quinta Conferencia General celebrada hace dos años en Aparecida.

2. Qué bueno y gratificante es convivir los hermanos unidos. Esta experiencia que vivimos en nuestro encuentro, la transmitimos con gran esperanza para consolarnos mutuamente ante tantas adversidades y dolores por los que atraviesan nuestros sufridos pueblos de Latinoamérica y El Caribe.

3. Hemos considerado y valorado el camino recorrido desde nuestra última Asamblea, constatando y dando gracias a Dios Padre por seguir derramando su Espíritu Santificador en nuestras Iglesias particulares, prolongando el renovado Pentecostés que experimentamos en Aparecida.

4. Somos conscientes de las  dificultades y las resistencias que implica la renovación de las estructuras eclesiales para que sean misioneras, y la formación de los agentes de pastoral (presbíteros, consagrados y laicos) para que sean discípulos misioneros. Pero reconocemos que la conversión pastoral está calando y nuestras Iglesias están respondiendo. El llamado firme que hizo Aparecida  para realizar la Misión Continental está fructificando.

5. En Aparecida se afirmó con claridad que la Diócesis es el lugar privilegiado para vivir la comunión (DA 164 -169). Al respecto reconocemos y valoramos los esfuerzos que se han hecho en los distintos niveles para promover la comunión. Por ejemplo, entre la Vida Consagrada y las Diócesis, entre los Movimientos Apostólicos y la Pastoral Diocesana. El testimonio de unidad en la Iglesia en los tiempos actuales se convierte en piedra angular para dar un testimonio creíble a la sociedad.

6. Hemos constatado que las actividades del CELAM se han orientado con sincronía para impulsar la Misión Continental. Apreciamos el esfuerzo que han hecho los diferentes organismos del CELAM para reorientar los tradicionales quehaceres y poner a nuestras Iglesias en estado de Misión. El CELAM tiene la preocupación de servir a las Conferencias Episcopales con la convicción de que la Misión Continental ofrece la providencial oportunidad de contemplar a Cristo Resucitado, quien ha garantizado la victoria del bien sobre el mal. En Él nuestros pueblos fortalecen la esperanza cristiana y afrontan con alegría y confianza cualquier adversidad.

7. Esta percepción exige el mejor de nuestros esfuerzos para fortalecer el camino y articular los diferentes procesos. Compartir las experiencias es una clave para que dentro de la pluralidad se mantenga la unidad.

8. También hemos constatado que la intensidad de la Misión Continental se está dando en la vida interna de la Iglesia; en cambio, es todavía incipiente la conciencia y el compromiso de muchos fieles laicos para que también en sus ambientes de trabajo (economía, política, educación y cultura, medios de comunicación social, etc.) se conviertan en discípulos misioneros; y como tales, expliciten la conciencia de ser enviados y realicen en comunión su misión.

9. Ellos, como fieles laicos cristianos, tienen la principal responsabilidad de promover la ética como punto de referencia indispensable en una sociedad plural, y en el actual contexto de crisis global podrá así, favorecerse la permanencia de los valores del Evangelio en la cultura latinoamericana y caribeña.

10. Al compartir las realidades de nuestros países hemos constatado los desafíos del momento actual: la crisis económica global, el repunte de la pobreza en varios países, cierto desencanto de la democracia que ha llevado a la búsqueda de nuevos modelos políticos mezclados con populismo, la fragilidad de nuestros Estados para garantizar plenamente los derechos humanos, la corriente secularista que silencia valores religiosos y morales, pretendiendo relegar a la Iglesia de su responsabilidad para colaborar en una cultura centrada en la dignidad de la persona humana, garantizando la vida desde la fecundación hasta la muerte natural.

11. Hemos recordado con gratitud a Dios el aporte histórico de la Iglesia Católica al haber creado una cultura fundante con los valores del Evangelio, que ha sido el alma de nuestros pueblos y ha edificado un tejido social con identidad, fraterno, solidario y abierto más allá de sus fronteras.

12. Por eso nos duele constatar la embestida en varios de nuestros países,  que arguyendo progreso y desarrollo, pretenden llevarnos a la dictadura del relativismo.

13. Hoy movidos por la respuesta pastoral al llamado de Aparecida, con renovado espíritu profético y recordando las palabras de Jesucristo: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos. Dichosos serán Ustedes cuando los persigan, y digan contra Ustedes toda clase de calumnias por causa mía.  Alégrense y regocíjense, porque será grande su recompensa en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes que Ustedes (Mt 5,10-12), sentimos un compromiso mayor con nuestros hermanos en el Episcopado que han sido objeto de calumnia, de descrédito, e incluso de violencia, también con tantos otros Presbíteros, Consagrados y Fieles que de manera heroica dan su vida por el Evangelio; a todos ellos, les expresamos nuestra solidaridad y los animamos a continuar con su testimonio para manifestar que Cristo es el Señor de la Historia.

14. Nuestros Pueblos están destinados a tener vida y vida en abundancia, para eso dio la vida Jesús, el Pastor de los pastores. Él nos ha llamado, para poner en camino a la Iglesia peregrina y poder  así cumplir el proyecto de Dios Padre propuesto en Cristo.

15. Estos son los motivos que nos animan a dirigirnos, con gran confianza, a nuestros hermanos Obispos, que colegialmente se esfuerzan en cada Conferencia Episcopal para responder con fidelidad a Cristo en la hora actual que vivimos.

16. Que Santa María de Guadalupe, Patrona de América Latina, nos acompañe como madre, maestra y discípula ejemplar. Ven Señor Jesús, Camino, Verdad y Vida.

Managua, 15 de mayo de 2009

+ Raymundo Damasceno Assis
Arzobispo de Aparecida, Brasil
Presidente del CELAM
 
+ Baltazar Enrique Porras Cardozo
Arzobispo de Mérida, Venezuela
Primer Vicepresidente del CELAM

+ Andrés Stanovnik, OFMCap
Arzobispo de Corrientes, Argentina
Segundo Vicepresidente del CELAM

+ José Leopoldo González González
Obispo Auxiliar de Guadalajara, México
Secretario General del CELAM

Emilio Aranguren Echeverría
Obispo de Holguín, Cuba
Presidente del Comité Económico del CELAM

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ZENIT Staff

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