ROMA, jueves, 28 mayo 2009 (ZENIT.org).- «No hay santidad de segunda categoría: o existe una lucha constante por estar en gracia de Dios y ser conformes a Cristo, nuestro modelo, o desertamos de esas batallas divinas», con estas palabras de san Josemaría Escrivá, el obispo Javier Echavarría, prelado del Opus Dei se dirigió a los 30 nuevos presbíteros de esta prelatura, ordenados el pasado sábado en Roma.
«Desde hoy, conformados con Cristo Cabeza de la Iglesia, podrán desempeñar el ministerio sacerdotal: predicar la Palabra de Dios con autoridad, administrar los sacramentos, sobre todo la Penitencia y la Eucaristía, guiar al pueblo cristiano por las sendas de la vida eterna», señaló el prelado en su homilía.
Monseñor Echavarría se refirió al llamado específico de los sacerdotes dentro de la vocación universal a la santidad: «a través del ejercicio del ministerio de la Palabra y de los sacramentos, cuidando vuestra personal, vuestra vida interior. Ésta es la grandeza extraordinaria de vuestra llamada.»
Igualmente invitó a los sacerdotes a prepararse para la solemnidad de Pentecostés : «El Espíritu Santo nos ha sido enviado para que podamos cumplir esta misión. Preparémonos desde ahora para recibirlo con fruto cada día, y de modo especial el próximo domingo».
También aconsejó a los presbíteros a aumentar cada vez más su amor filial a María dentro del ejercicio de su ministerio:»¿Quién puede enseñarnos a rezar mejor que María, que acompañó a los Apóstoles en los días anteriores a Pentecostés? Como ellos, también nosotros hemos de recogernos alrededor de nuestra Madre, rezar con Ella y como Ella».
Y aseguró que la mejor manera de concluir el mes mariano es «cuidando especialmente el rezo y contemplación del Santo Rosario y el rezo del Regina Caeli».
Igualmente, monseñor Echavarría se refirió al Año Sacerdotal que iniciará el próximo 19 de junio, con motivo del 150 aniversario del fallecimiento del Santo Cura de Ars. «A todos se nos invita a que, a lo largo de estos meses, ofrezcamos oraciones y mortificaciones por la santidad de los sacerdotes»
El prelado agradeció también a los familiares los recién ordenados por su corresponsabilidad con el crecimiento vocacional de los nuevos presbíteros: «Todos habéis colaborado con Dios para hacer germinar en vuestros parientes la vocación sacerdotal; estad seguros de que ellos os tendrán muy presentes cada día en la celebración del Sacrificio de la Misa».
Del mismo modo, los exhortó a seguir apoyándolos «Pero vosotros no dejéis de rezar por ellos, por su fidelidad y por la eficacia de su ministerio».
Una respuesta al llamado:
Los nuevos sacerdotes del Opus Dei provienen de 12 países diferentes. Algunos videos con sus testimonios, fueron publicados en la página oficial de esta prelatura (http://www.opusdei.org).
El padre Sebastián Ramos Mejía, de 35 años y proveniente de Argentina descubrió su vocación cuando trabajaba en un colegio y sintió el llamado a orientar espiritualmente a sus alumnos.
«Todos necesitamos de una persona que nos ayude, que nos anime, que nos abra horizontes, que nos haga ver que Dios confía en nosotros más de lo que nosotros confiamos en nosotros mismos», explica.
«Ahora como sacerdote esta idea me ilusiona mucho y me consuela. Saber que si yo pongo un poco de esfuerzo y busco la gracia de Dios voy a poder superar las dificultades que se me presenten y transmitir esta idea a mucha gente», concluye.
Por su parte el, el sacerdote italiano Marco Vanzini aseguró que lo más hermoso de su vocación es que «ahora puedo llevar a Cristo de un modo nuevo, siendo yo mismo en algunos momentos Cristo, prestándole mi persona, mis manos en la Santa Misa, dándolo a él en la Eucaristía y dando su perdón en la confesión, siendo Cristo quien perdona».
Entre los recién ordenados se encuentra también Abdoulaye Sissoko, proveniente de Costa de Marfil. Su padre es musulmán y su madre católica. Dijo que quiere vivir su ministerio sacerdotal «estando disponible 24 horas al día, 365 días al año para servir a las almas con el sacramento de la Eucaristía y de la confesión».
El nuevo presbítero resalta la reciente visita de Benedicto XVI a su continente «ya que el Papa nos ha animado a los africanos a sacar adelante nuestro continente». Y reconoce que quiere trabajar «ayudando a mis hermanos a amar a África, pero sobre todo amar más a Dios».
Antes de que Sissoko descubriera su vocación trabajaba como auditor en una entidad: «sé que el Señor quiere que siga trabajando como auditor, ya no un auditor de cuentas sino un auditor de almas», concluye.
Por Carmen Elena Villa