CIUDAD DEL VATICANO, lunes 6 de julio de 2009 (ZENIT.org).- El Papa pidió este lunes a las autoridades haitianas un mayor esfuerzo para ayudar a las familias más pobres, que se ven obligadas a emigrar para salir adelante.

En un discurso ante el nuevo embajador de Haití ante la Santa Sede, Carl-Henry Guiteau, al aceptar sus cartas credenciales, el Papa afirmó que las últimas catástrofes naturales sufridas en el país "han agravado la ya difícil situación de muchas familias", por lo que "muchos haitianos han debido abandonar su país a buscar otras fuentes de recursos para mantener a sus familias".

"Es conveniente que, a pesar de las situaciones administrativas a veces problemáticas, se encuentren soluciones rápidas que permitan a estas familias reunirse", pidió, y renovó su apelación a la comunidad internacional, pidiéndole "signos concretos de apoyo a las personas que sufren necesidad".

Por otro lado, el Papa insistió en la importancia de "ir a las raíces del problema de la pobreza", en las que "se encuentran a menudo diversas formas de privación cultural". En este sentido, explicó que "la educación de los jóvenes es una prioridad para el futuro de la nación".

"Esta tarea es importante y urgente para mejorar la calidad de la vida humana, tanto a nivel individual como social", explicó. "En este ámbito, la Iglesia Católica aporta una contribución significativa, tanto a través de sus numerosas instituciones educativas a través de su presencia en las zonas rurales y apartadas, como también por la calidad de la educación y la formación impartida en las escuelas católicas".

"Me alegra saber que estas instituciones son apreciados tanto por las autoridades como por la población", afirmó el Papa.

También aludió a la cuestión medioambiental, sobre la que los desastres sufridos por Haití "han dado lugar a una mayor conciencia".

"Hay una especie de parentesco entre el hombre y la creación, que debería conducir a respetar cada realidad. La protección del medio ambiente es un reto para todos, pues se trata de la defensa y promoción de un bien colectivo, destinado a todos, responsabilidad que debe incitar a las generaciones actuales a velar por las generaciones futuras".

Según el Papa, "la explotación imprudente de los recursos de la creación y sus consecuencias, que suelen afectar seriamente la vida de los más pobres, no podrá afrontarse eficazmente si no es a través de opciones políticas y económicas conformes con la dignidad humana, así como con una cooperación internacional eficaz".

Signos de esperanza

A pesar de la pobreza que sufre el país, "no faltan los signos de esperanza", afirmó el Papa, que "se fundan en particular en los valores humanos y cristianos que existen en la sociedad haitiana, como el respeto a la vida, el apego a la familia, la asunción de las responsabilidades y, sobre todo, la fe en Dios, que no abandona a quienes confían en Él".

"El compromiso con estos valores permites evitar los males que amenazan la vida social y familiar. Asimismo, animo vivamente los esfuerzos de todos aquellos que en su país contribuyen a llevar adelante la protección de la vida y a devover a la institución familiar toda su importancia", añadió.

En este sentido, el Papa destacó la importancia del testimonio ofrecido por la comunidad católica, que "goza de aprecio tanto por las autoridades como por la población".

"Les aliento a continuar su servicio a la sociedad haitiana, estando atentos a las necesidades de los pobres y buscando entre todos la unidad de la nación, en la fraternidad y la solidaridad. Así será un auténtico signo de esperanza para todos los haitianos".

[Por Inma Álvarez]