Benedicto XVI alienta a los agricultores en medio de la crisis

Les exhorta a vivir «los principios éticos en la economía para reanimar la esperanza»

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 9 septiembre 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI alentó a un grupo de agricultores, sector particularmente afectado por la crisis, y les exhortó a «reafirmar los principios éticos en la economía para reanimar la esperanza con solidaridad».

Los agricultores, pertenecientes a Coldiretti, federación de organizaciones profesionales del mundo rural en Italia, participaban este miércoles en la audiencia general, en el Aula Pablo VI del Vaticano. Han venido a Roma para participar en el congreso nacional de los consejeros eclesiásticos de esta institución.

«Os aliento a continuar con empeño vuestro servicio social y espiritual en el mundo de la agricultura», les alentó el Papa.

El Santo Padre deseó que el congreso, inaugurado este miércoles en Roma, con el titulo «Ética de economía hoy – Solidaridad: las alas de la esperanza», sea «un estímulo para reafirmar los principios éticos en la economía para reanimar la esperanza con solidaridad».

El encuentro se ha convertido en una lectura de la grave crisis mundial a través de las páginas de la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI.

Antes de la audiencia, los agricultores y sus asistentes espirituales participaron en una celebración eucarística presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

En la homilía, el secretario de Estado definió como «un servicio apostólico importante y precioso» el trabajo en el campo, «teniendo en cuenta los numerosos problemas y dificultades que caracterizan, en nuestro tiempo, a la agricultura».

El cardenal Bertone reconoció que en esta actividad «el hombre experimenta la importancia de colaborar con Dios» y de ser administrador de la creación, como explica el Papa en su encíclica.

«La Iglesia no sólo promueve la defensa de la tierra, del agua y del aire, que el Creador ha entregado a todos, sino que además hace lo posible para proteger al hombre de la destrucción de sí mismo».

Por eso, la «ecología ambiental», concluyó, debe estar acompañada por una «ecología humana».

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ZENIT Staff

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