Los sueldos de los ejecutivos crean polémica

Las presiones están forzando cambios

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ROMA, domingo, 27 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- Una de las consecuencias de la actual crisis económica es una visión más crítica de las compensaciones pecuniarias de los líderes de las empresas. Desde hace mucho se han criticado estas cantidades multimillonarias, pero, en tiempos de crecimiento económico, muchos se mostraban contentos de premiar el éxito.

La recesión, sin embargo, ha llevado a muchos a cuestionar tanto los a menudo enormes desembolsos a los directores ejecutivos por parte de empresas que van mal, como la lógica que determina esta remuneración.

Michael Skapinker, columnista del Financial Times, comentaba que la mala imagen de estos altísimos pagos se ha extendido tanto en Estados Unidos como en Europa. En su artículo del 16 de septiembre contaba cómo, hace poco, Gordon Brown, primer ministro del Reino Unido, Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, y Angela Merkel, cancillera Alemana, firmaron una carta pidiendo el fin de los bonus a los banqueros.

Skapinker no tiene problema alguno con que se pague bien a quienes dirigen las empresas, pero ejecutivos «seniors» han reducido mucho sus riesgos, precisaba. Una combinación de lucrativas pensiones y generosas compensaciones, hace que en caso de despido no tengan que volver a trabajar. En contraste, los empelados que son despedidos lo pierden todo, pensiones incluidas.

Hacía estas observaciones poco después de que el periódico Guardian publicara los resultados de una encuesta sobre los sueldos en 2008 de más de 1.300 directores de empresas.

Una serie de artículos publicados el 14 de septiembre revelaban que sus salarios aumentaron una media de un 10% el año pasado, a pesar de que las empresas perdieron casi un tercio de su valor en bolsa.

Los ingresos por bonus fueron más bajos, pero su salario base aumentó en más de tres veces la media de incremento de sueldo del 3,1% de los trabajadores normales del sector privado.

Sustanciosas remuneraciones

Las remuneraciones eran incluso más altas para quienes están en la cima. Los 10 ejecutivos mejor pagados ganaron en conjunto 170 millones de libras el año pasado – por encima de los 140 millones de libras de 2007, según el Guardian.

En cuanto a Estados Unidos, cerca de cinco mil banqueros y directivos recibieron más de 1 millón de dólares cada uno en bonus en 2008. Según un reportaje el 31 de julio en el New York Times esto ha tenido lugar en el momento en que los beneficios de los mayores bancos se desplomaban, y en el que muchos de ellos aceptaban cientos de millones de dólares de dinero de los contribuyentes.

Las cifras las hacía públicas el fiscal general de Nueva York, Andrew M. Cuomo. Muestran que 738 banqueros y directivos de Citigroup se llevaron a casa bonus de 1 millón de dólares o más en el 2008, a pesar de que el banco tuvo unas pérdidas de 27.700 millones de dólares. En Citigroup se pagaron en bonus un total de 5.330 millones de dólares, mientras que al mismo tiempo la empresa recibía 45.000 millones de dolares en fondos de ayuda urgente del gobierno para evitar que se colapsara.

En Merrill Lynch, el año pasado se pagó a 11 ejecutivos más de 10 millones de dólares, mientras que Andrea Orcel, el primer banquero de inversiones, ganaba 33,8 millones. Esto en un año en que las pérdidas netas de la compañía alcanzaron los 27.000 millones de dólares, informaba el 4 de marzo el Wall Street Journal.

El fenómeno de la falta de base para las remuneraciones no se limita a Estados Unidos. Deutsche Post AG pagó una pensión de 20 millones de euros a Klaus Zumwinkel, antiguo directivo condenado por evasión de impuestos, informó Associated Press el 15 de marzo.

En Francia hubo protestas por los más de 4 millones de dólares pagados por despido a Thierry Morin, quien, según un artículo del 25 de marzo en el Washington Post, fue apartado de la empresa por sus pobres resultados.

Morin recibió  este pago multimillonario de dólares después de que su empresa perdiera más de 250 millones de dólares el año pasado. Además despidió a cerca de 1.600 empleados y recibió casi 25 millones de dólares de ayudas del gobierno.

En el Reino Unido también se dio otra situación ultrajante con un antiguo directivo bancario, Fred Goodwin, quien recibió como pensión anual para el resto de su vida 693.000 libras, informaba el 12 de marzo Reuters.

Goodwin abandonó  el Royal Bank of Scotland en octubre del año pasado después de que la compañía anunciara unas pérdidas récord de 24.100 millones de libras, la mayor de la historia empresarial británica.

Signos de cambio

Aunque el sector bancario y financiero parece seguir aferrado a las pautas de comportamiento del pasado, hay, no obstante, signos de cambio en otras áreas. En general, en Estados Unidos, la remuneración a ejecutivos cayó en el 2008, según una encuesta publicada por el New York Times el 5 de abril.

Los datos de sueldos de 200 directores ejecutivas en 198 empresas públicas mostraban que la remuneración total media bajó un 9,4% en el 2008, hasta los 8,4 millones de dólares. El descenso se ha debido principalmente a una disminución de los bonus.

El banco francés Société Générale también cambió de derrotero, debido a las protestas por sus planes de dar opciones de compra sobre acciones a cuatro directivos, informaba el Financial Times el 23 de marzo. El presidente francés Nicolas Sarkozy había calificado la idea de las opciones de «escándalo» por el hecho de que los directivos recibieran tales incentivos después de aceptar fondos del programa de ayudas económicas del estado.

<p>Junto a esto está que el presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, admitiera que la remuneración en Wall Street necesita una revisión, informaba Associated Press el 7 de abril.

Entre sus sugerencias estaba la idea de tener una evaluación de resultados individuales a lo largo del tiempo para evitar que se corran riesgos y pagar a los empleados junior la mayor parte sólo en efectivo. El porcentaje de sueldo concedido como acciones de la compañía debería aumentar significativamente junto con la remuneración total del empleado, añadía.

También propuso que se requiriera a los altos ejecutivos que mantuvieran el montante de las acciones recibidas hasta su jubilación.

En sus encuentros anuales, las empresas se han visto bajo una presión creciente en el tema de los sueldos de los ejecutivos. El Financial Times del 1 de junio contaba cómo Guy Jubb, jefe de gestión corporativa en Standard Life Investments, protestaba por el nivel de las remuneraciones en Royal Dutch Shell.

Jubb y otros criticaron la decisión del equipo directivo de la empresa de pagar 4,2 millones de euros en bonus a los cinco directores más importantes, a pesar de que este grupo no logró conseguir los objetivos marcados.

Según el Financial Times, la votación en contra de esta remuneración no tenía poder para prohibirla pero ha marcando un nivel de descontento casi sin precedentes. La votación contra esta propuesta «pone un nuevo listón para las asambleas anuales, en un año marcado por las batallas sobre los sueldos a lo largo de Europa, así como un aumento de las votaciones en contra», afirmaba el artículo.

Bien común

Es más fácil apuntar el problema de los excesivos salarios de los ejecutivos que proponer una solución. Mientras se intentan introducir leyes para restringir estos pagos, con frecuencia estas medidas no funcionan. Al final, la solución más duradera sería cambiar la forma en que la gente considera la economía.

El Papa Benedicto XVI tiene algunos consejos al respecto en su reciente encíclica Caritas in Veritate.

«La actividad económica no puede resolver todos los problemas sociales aplicando sin más la lógica comercial», sostenía en ella (n. 36). Por el contrario, nuestra actividad debe orientarse a la cons
ecución del bien común.

Los graves desequilibrios tienen lugar cuando la actividad económica es vista sólo como un medio para crear riqueza, añadía. Cuando quienes dirigen la economía y las finanzas tienen como motivación fines meramente egoístas esto tiene resultados dañinos, advertía.

Pero no es el mercado el culpable, clarificaba el Papa, sino nuestra «razón obscurecida».

«El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumano o antisocial por naturaleza», continuaba. «Es una actividad del hombre y, precisamente porque es humana, debe ser articulada e institucionalizada éticamente». Imbuir de la preocupación por el bien común y la solidaridad a quienes dirigen las empresas sería la mejor forma de poner fin a las distorsiones causadas por los altísimos sueldos.

Por el padre John Flynn, L. C. y Justo Amado

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ZENIT Staff

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