La ecología de “problema” puede convertirse en “recurso” en África

Carta de científicos y agricultores africanos a los Padres sinodales

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ROMA, miércoles 30 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- El pasado jueves 24 de septiembre, al concluir la jornada de estudio con el título “Por una revolución verde en África. El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, que tuvo lugar en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, agricultores y científicos africanos hicieron público un decálogo que enviaron a los Padres sinodales, que del 4 al 25 de octubre participarán en la segunda Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para África.

El profesor Emmanuel Tambi – director regional del Forum For Agricultural Research in Africa (FARA) – , el profesor Sylvester O. Oiken – encargado de proyectos del African Agricultural Technology Foundation (AATF) – , Francis B. Traoré – presidente de la Association des Producteurs de Coton Africains (APROCA) – y Motlatsi Everest Musi – un agricultor sudafricano que cultiva maíz – , son los primeros firmantes de una carta en que someten a la atención del Sínodo un decálogo para el desarrollo agrícola y para la consecución de la paz en el continente.

En ella agradecen al Papa Benedicto XVI y a la Iglesia católica por las múltiples actividades caritativas y de promoción humana que los misioneros, el clero, las órdenes religiosas y las asociaciones de voluntarios realizan para la asistencia, la educación del pueblo africano.

Sin embargo, afirman que “desde el punto de vista de las materias primas el Señor no podía ser más generoso, pero paradójicamente los africanos siguen siendo los más pobres del planeta”.

En la carta sostienen que “la escasez alimentaria, el subdesarrollo económico, la falta de inversiones y de infraestructuras, generan situaciones de degradación y favorecen el surgimiento de emigraciones y conflictos armados”.

Así, “para evitar la desesperación, favorecer la esperanza y construir las razones para un desarrollo de África articulado e integral”, proponen diez puntos.

En primer lugar, mayor inversión en infraestructuras educativas (escuelas), “porque el primer capital que salvaguardar y valorar es el hombre, y el desarrollo está determinado por la calidad humana de los actores en juego”.

Especial objetivo de la escolarización debe dirigirse especialmente a las mujeres, “cuyo acceso es limitado en muchas partes de África”.

“El capital humano y social, sobre todo en sus fases iniciales, depende de la unidad y de la estabilidad de las familias, y por ello deben implementarse políticas de defensa y de apoyo a las familias”, añade la carta.

Inversión agrícola

Para que la agricultura en África se convierta en una verdadera ocasión de desarrollo es indispensable conseguir incrementar la productividad con una mayor utilización de las áreas ya cultivadas. Esto implica el conocimiento y la utilización de técnicas y tecnologías que favorezcan una utilización óptima de los recursos.

Para desarrollar la agricultura es necesario invertir en la investigación y en el desarrollo, con el objetivo de favorecer la capacidad productiva de todos con particular atención a los pequeños cultivadores.

En particular estos últimos deberán tener acceso a las tecnologías más avanzadas, a variedades de cultivos de alto rendimiento, semillas preparadas, fertilizantes, pero también a mayores servicios y formación para alcanzar una formación adecuada.

Para crear valor añadido y hacer sostenible para los agricultores el acceso a los mercados de alta calidad es necesario invertir más sobre la calidad y sobre los sistemas de distribución de los productos básicos, facilitando el acceso al mercado de los productos alimentarios africanos.

Los efectos de sequías y aluviones pueden ser limitados y regulados a través de la construcción de un sistema integrado de uso de las aguas con la construcción de desalinizadoras, depósitos, pozos, presas, canales, redes de distribución, sistemas de reciclaje y sistemas de irrigación.

Para hacer que los productos africanos lleguen a los mercados continentales e intercontinentales será necesario desarrollar el sistema de transportes, construyendo carreteras, puentes, puertos, ferrovías y aeropuertos.

Muy importante es la promoción de proyectos de investigación y de desarrollo en el campo agrícola continental, incentivando a las nuevas generaciones a estudiar, trabajar en sus países de origen. Grandes perspectivas se pueden vislumbrar en el campo de las biotecnologías vegetales, aplicadas no sólo a la mejora de las semillas y a su enriquecimiento, sino también a la producción de medicinas y vacunas.

Los científicos y agricultores africanos están convencidos de que la ecología “de problema puede convertirse en recurso”, y que los proyectos de defensa ambiental son una gran oportunidad para el desarrollo y crecimiento económico y civil.

Pero para realizarlos, es necesaria una nueva cultura fundada en la persona, en la familia y en el desarrollo, como indica la ecológica humana elaborada por los Pontífices.

Los firmantes comparten el punto de vista de Benedicto XVI cuando sostiene que “persona, familia y libertad de educación” son “valores no negociables”, y concluyen esperando que “estas reflexiones puedan ser de ayuda al Sínodo y al desarrollo de África”.

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ZENIT Staff

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