SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 5 diciembre 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título «Parroquias más misioneras».
* * *
VER
Nos hemos reunido, en Tapachula, representantes de las tres diócesis que formamos la provincia eclesiástica de Chiapas, con el objetivo de compartir nuestro caminar eclesial, para ser fuerza de renovación misionera de las comunidades parroquiales. Con este encuentro, más otro que tuvimos sólo con párrocos, damos seguimiento al tema tratado en la asamblea de la Conferencia Episcopal de abril pasado, sobre la renovación de las parroquias, para que sean más fieles a su identidad y misión, y así el Evangelio llegue a tantas personas que están lejos de la nueva vida que nos ofrece Jesús.
En nuestras parroquias, hemos encontrado varias luces: Progresiva asunción de los planes diocesanos y preocupación por la formación de agentes de pastoral, con escuelas y espacios para ello. Se procura responder a las necesidades del pueblo en sus demandas sociales de justicia y el cuidado de la ecología. Donde hay formación y trabajo organizado, hay indicios de una Iglesia viva y misionera. Se busca que los seminarios se integren al plan diocesano de pastoral.
Pero también algunas sombras: La descomposición social, que es un obstáculo y desafío a la pastoral: el incremento de drogadicción, prostitución, alcoholismo, pobreza, violencia intrafamiliar, migración, etc. El reto del protestantismo, por su incidencia social y su manejo de medios de comunicación. El no responder a situaciones sociales concretas que afectan al pueblo. Resistencias a implementar nuevos modos de evangelizar y de articular la acción pastoral. Divisiones y conflictos internos en nuestras parroquias y estructuras eclesiales. Clericalismo persistente.
JUZGAR
El Documento de Aparecida dice: «Entre las comunidades eclesiales, en las que viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo, sobresalen las parroquias. Ellas son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial» (170). «Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de la fe» (365). «Que todas nuestras parroquias se vuelvan misioneras. La renovación misionera de la parroquia se impone, tanto en la evangelización de las grandes ciudades como del mundo rural de nuestro Continente, que nos está exigiendo imaginación y creatividad para llegar a las multitudes que anhelan el Evangelio de Jesucristo» (173).
«La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación, a una pastoral decididamente misionera. Así será posible que el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial con nuevo ardor misionero» (370). «La evangelización del Continente no puede realizarse hoy sin la colaboración de los fieles laicos. Ellos han de ser parte activa y creativa en la elaboración y ejecución de proyectos pastorales a favor de la comunidad» (213).
ACTUAR
En nuestro Encuentro de Provincia, se propuso: Conversión constante, por la Palabra de Dios y mayor inserción en las culturas y realidades del pueblo. Promover la oración y meditación constantes. Valorar más la Eucaristía. Apostar significativamente por la formación de agentes, incluso de los presbíteros, que lleve a un verdadero encuentro con Cristo, «que da nuevo horizonte a la vida y con ello una orientación decisiva» (243), para ser todos en verdad discípulos y misioneros. Una pastoral profética que haga realidad una evangelización integral, que toque a la persona y a las necesidades sociales, con una búsqueda creativa de estructuras, métodos y dinámicas. Generar y sostener procesos pastorales a nivel diocesano, parroquial y decanal. Tener un compromiso con el Reino de Dios en la promoción humana integral: justicia social, caridad cristiana, dignidad humana, opción preferencial por los pobres y excluidos, atención a los rostros sufrientes, globalización de la solidaridad.