CIUDAD DEL VATICANO, domingo 13 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- “Para alegrarnos, necesitamos no sólo cosas, sino amor y verdad: necesitamos a un Dios cercano, que calienta nuestro corazón, y responde a nuestros anhelos más profundos”, afirmó el Papa este domingo antes de rezar el Ángelus, ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro.
Benedicto XVI afirmó que “la madre Iglesia, mientras nos acompaña hacia la santa Navidad, nos ayuda a redescubrir el sentido y el gusto de la alegría cristiana, tan distinta a la del mundo”.
“He aquí, queridos amigos -dijo-, en lo que consiste la verdadera alegría: es sentir que nuestra existencia personal y comunitaria es visitada y colmada por un gran misterio, el misterio del amor de Dios”.
Y añadió que la verdadera alegría “no consiste en tener muchas cosas, sino en sentirse amado por el Señor, en hacerse don para los demás y en quererse unos a otros”.
Según el Santo Padre, “alegría y bondad son los signos de la presencia del Señor, que quiere dar a este mundo una y otra vez la luz de su amor”.
Benedicto XVI se dirigió así este mediodía, como cada domingo, a los peregrinos y visitantes desde la ventana de su estudio del Palacio Apostólico Vaticano, después de visitar el Hospice Fondazione Roma.
Después de la oración mariana, dirigió, en distintas lenguas, saludos a los presentes. En francés, indicó que en Adviento “estamos invitados a dar testimonio de la Buena Nueva abriendo nuestro corazón a nuestros hermanos y a nuestras hermanas”.
“No esperéis a que pase el tiempo, sino sed, desde hoy, los testimonios ardientes de la misericordia, de la ternura y de la bondad de Dios hacia todos los hombres”, animó.
Y añadió: “Que nuestra esperanza sea contagiosa y nuestros gestos fraternos espontáneos. Pedid a la Virgen María, Madre del Salvador, que nos guíe al encuentro de su Hijo que viene por nuestros caminos”.
También se refirió brevemente a la “Jornada para las nuevas iglesias” que se celebra este domingo en la diócesis de Roma.
“En nuestra ciudad, hay comunidades que no disponen de un lugar de culto adecuado, donde habita el Señor con nosotros, ni de estructuras para las actividades formativas”, recordó.
Seguidamente invitó a todos a contribuir, “para que puedan ser realizados pronto los centros pastorales necesarios” y agradeció la generosidad.