CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 16 diciembre 2009 (ZENIT.org).- Durante la Audiencia general de este miércoles, en el Aula Pablo VI del Vaticano, se presentó al Papa Benedicto XVI el belén y el árbol mexicanos que permanecerán durante este tiempo natalicio hasta inicios de febrero en ese lugar de encuentro del Papa con los peregrinos.
No es la primera vez que el aula se adorna con decoraciones mexicanas: hace dos años el Estado de Jalisco donó también un pesebre y los adornos del árbol de Navidad, en el marco de las celebraciones del XV aniversario del restablecimiento de las relaciones entre México y la Santa Sede.
El segundo país con mayor número de católicos en el mundo este año, en esta ocasión, presenta además una muestra fotográfica sin precedentes en Roma: se trata de murales de paisajes del Estado de México, expuestos a turistas, peregrinos y curiosos en la Vía de la Conciliación, la avenida que une el Vaticano con la ciudad de Roma.
Se trata de veinte imágenes de un metro de altura que muestran escenas de inspiración religiosa de los municipios mexiquenses de Texcoco, Sinacantepec, Toluca, Valle de Bravo, Teotihuacan, Malinalco, Acolman y Tepozotlán.
En la inauguración de la exposición estuvieron presentes representantes de la Gobernación del Vaticano, una delegación de los 13 obispos del Estado de México, encabezada por el arzobispo de Tlanepantla y presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, monseñor Carlos Aguiar Retes, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto y los embajadores mexicanos ante la Santa Sede e Italia.
Roma descubre la Navidad mexicana
En declaraciones a la agencia ZENIT, monseñor Aguiar Retes explica que con esta iniciativa México quiere compartir el espíritu de la Navidad con los romanos y las decenas de miles de peregrinos que vendrán en estos días a la Ciudad Eterna.
Y revela: «vi que el Santo Padre estuvo muy contento al contemplar el nacimiento».
«La Navidad es una fiesta familiar, una fiesta que integra a los miembros, en la que se hace un intercambio de regalos, se comparten los alimentos y se recuerda que el mayor intercambio que el Señor nos ha dado ha sido su Hijo. Por lo tanto es un momento de evangelización muy importante», aclara.
El prelado constata que México, en sus costumbres navideñas, «ha asimilado las tradiciones de otros países, como el nacimiento de aquí de Italia», pero por otra parte está contribuyendo con su arte y tradiciones a que el resto de la humanidad viva con nuevas expresiones de alegría estos días.
«Creo que México tiene mucho que ofrecer y las posadas, las piñatas, que son tan propias poco a poco van a ir integrándose en otros ámbitos, tanto en Estados Unidos, con los migrantes, como en otros países de América Latina».
Las «posadas», como el prelado indica, «es un novenario en el que se hace la petición de posada, recordando el momento en el que María y José andaban con la preocupación del nacimiento de su Hijo, sin tener ninguna seguridad para que dicho nacimiento fuera digno».
«Creo que todos esos elementos lo capta muy bien el pueblo, comprende hasta dónde llega el amor de Dios y evangeliza en la práctica con las pastorelas y con los rompimientos de piñatas de una forma muy profunda», asegura.
México más cerca de Roma
Por su parte el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, ha explicado a ZENIT, que con este regalo al Papa se muestra que en ese Estado «hay una gran riqueza cultural, histórica y costumbrista alrededor de estas celebraciones navideñas, que sin duda se explica con la influencia de la evangelización que se dio en nuestro país».
«Creo que también es un vínculo que se establece con la sede de Pedro», añade.
Por Mercedes de la Torre