MADRID, miércoles 23 de diciembre de 2009 (ZENIT.org) Luego de la amplitud a la ley del aborto que el pasado jueves dio la Cámara de diputados española que estipula los 16 años como mayoría de edad para abortar sin permiso de los padres y considera la “interrupción del embarazo» como un «derecho de la mujer”, el ginecólogo Esteban Rodíguez aseguró que seguirá recurriendo a la objeción de conciencia “hasta las últimas consecuencias”.
En España, desde que el Gobierno empezó a promover la ampliación de la ley del aborto, representantes del Ejecutivo y del PSOE han subrayado en diversas ocasiones a la necesidad de limitar el derecho a la objeción de conciencia del personal sanitario y ven “con preocupación”, que por el hecho de que los médicos acudan a este mecanismo, se pase el plazo para que las mujeres puedan ejercer el “derecho a abortar”.
ZENIT entrevistó al doctor Esteban Rodríguez Martín, miembro de la plataforma Ginecólogos por el Derecho a Vivir (DAV), con más de cien médicos especialistas de toda España. Es el primer médico que se ha declarado objetor del diagnóstico prenatal, que se está utilizando con fines abortistas.
La segunda parte de esta entrevista se publicará en el servicio de mañana 24 de diciembre.
-¿Por qué usted ha tenido la osadía de manifestar el tema de la objeción de conciencia de manera pública y de invitar a muchos médicos a que lo hagan?
Esteban Rodríguez: Porque soy un hombre libre y no un esclavo. Porque soy médico y mi misión es defender de la vida, la salud de la mujer y la libertad de ciencia y de conciencia de los médicos para actuar conforme al deber deontológico. Porque asumo que estamos en unos momentos históricos en los que creo necesario dar un testimonio público vivo y valiente en defensa de la cultura de la vida, en comunión con las exhortaciones que nos han hecho tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI. Y porque no estoy dispuesto a darle al Cesar lo que es de Dios.
-Como ginecólogo ¿de qué manera ve usted que la cultura de muerte se ha cebado contra los médicos especialistas en este campo?
Esteban Rodríguez: Se nos obliga a asumir la mentalidad eugenésica y anticonceptiva que considera el embarazo como una enfermedad. Algunas universidades y sociedades científicas han asumido esos postulados ideológicos que han sido impuestos a través de leyes en algunos países como el mío.
-¿Le han solicitado practicar abortos? ¿ha tenido que objetar?
Esteban Rodríguez: Sí, en más de una ocasión. He tenido que negarme a participar en un aborto por enfermedad fetal. He tenido que negarme a cooperar en los programas oficiales destinados al diagnostico prenatal de malformaciones, diseñados para permitir el aborto eugenésico como una de sus finalidades, cuando la medicina no es capaz de proporcionar soluciones terapéuticas o cuando, habiéndolas, los padres deciden tener que pasar por el esfuerzo que requerirán los cuidados y crianza de hijo discapacitado o enfermo, argumentando una falsa humanidad o falsa piedad. He tenido que negarme a la inserción de dispositivos intrauterinos y a la prescripción de fármacos antinplantatorios que acaban con la vida con la vida del ser humano en sus primeros días de existencia.
-¿Las ha convencido de que opten por la vida de su hijo?
Esteban Rodíguez: Sí. En mi experiencia, 8 de cada 10 mujeres que quieren abortar ante un embarazo inesperado deciden permitir nacer a sus hijos cuando son ayudadas para ello.
La primera emoción que sienten los padres ante un embarazo inesperado es de miedo ante la responsabilidad que se les avecina. La mujer, en no pocas ocasiones, además se siente sola, por la concepción social de que el embarazo es un «problema» que ataña en «exclusivamente a la mujer» y que considera que no hay obligación de proteger a los hijos si no han sido inicialmente deseados- cuando dejan de ser deseados tras un diagnóstico prenatal adverso- sino derecho a decidir que no nazcan en un ambiente o condiciones desfavorables.
Por tanto la primera intervención debe ir orientada a paliar ese miedo y esa soledad. Hay que hacer sentir a la mujer que hay personas a las que nos importa el sufrimiento y la angustia por la que está pasando de manera que no sienta sola. Especialmente cuando desde su entorno familiar o médico estén sufriendo presiones para abortar. Hay que hacerle sentir que alguien la va ayudar a defender la vida del hijo del que está embarazada ofreciéndole ayudas concretas.
-¿Cree usted que generalmente las mujeres que quieren abortar desconocen lo que implica este procedimiento y las consecuencias que trae?
Esteban Rodíguez: Si, por ello hay que explicarles lo que no les explicaran los abortistas: qué dice la ley, en qué consiste un aborto, como se hace, qué secuelas le acarreará, a qué complicaciones se expondrá, como influirá en su salud sexual y su futuro reproductor y como afectará a su dinámica familiar tanto con sus padres como su cónyuge como con el resto de su hijos. Hay que hacer una ecografía para mostrarle la realidad corporal y personal de su hijo vivo y hacerle sentir que, en el ambiente actual, el único abogado que de que dispone este pequeño es su propia madre, de manera que está perdido si ésta renuncia su defensa. También es un momento de anunciarle la buena noticia que significa que Dios haya querido venir en rescate del hombre a través de Jesucristo, especialmente si el aborto ya se ha producido y la estamos ayudando ha superar el síndrome que sufren tras él.
-Muchos quieren imponer como dogma que el médico se comporte como un agente moral neutro…
Esteban Rodíguez: En mi opinión, esa supuesta neutralidad moral convierte al agente de salud en un agente amoral y, yo no estoy dispuesto a consentirlo sin resistencia. No estoy dispuesto a aceptar los dogmas de otros, contrarios a los míos, especialmente cuando además son contrarios a la deontología médica, poniendo en riesgo la vida, la salud de la mujer y la integridad moral del médico. No estoy dispuesto a renunciar a mi honor y a mi dignidad profesional y humana, para satisfacer los intereses ideológicos de la cultura de la muerte.
-Y no son pocos los que miran con «preocupación» la objeción de un médico por el hecho de que se pase el plazo de una mujer para abortar…
Esteban Rodíguez: Opino que caen en una actitud totalitaria. La libertad de conciencia y el derecho a la vida son anteriores al Estado. La esencia de un Estado democrático y lo que lo diferencia de un Estado totalitario es precisamente la defensa de esos derechos fundamentales.
Más bien nos debemos preocupar por tratar de disminuir el número de abortos, verdadero problema de salud pública que se ha convertido en la primera causa de muerte en España, de controlar a los empresarios del aborto que se están lucrando a costa de la desgracia de la mujer, de ayudar a las mujeres para que no tengan que pasar por el trauma de un aborto que lesiona profundamente su salud y su dignidad como mujer, de promocionar unos sistemas de diagnóstico prenatal que fuesen respetuosos con la vida de los pacientes fetales y que respetasen el derecho de estos a la intimidad y el anonimato genético-cromosómico, que de qué los médicos honrados ejerzan su derecho a la objeción de ciencia y de conciencia para seguir siendo fieles a los principios deontológicos de la profesión médica.
–Sus decisiones se han hecho noticia especialmente por la objeción ante el diagnóstico prenatal…
Esteban Rodíguez: Sí y mis superiores se han negado a respetar mi autonomía moral y han pretendido obligarme, por encima de mi libertad ideológica de pensamiento y de conciencia, a convertirme una herramienta acrítica, de un sistema institucionalizado que permita un falso derecho a decidir provocar la muerte la muerte de un ser humano embriofetal enfermo
.
Por Carmen Elena Villa