“La paz en Tierra Santa está al alcance, sólo falta valor para alcanzarla”

Comunicado de los obispos de Occidente sobre la situación de Tierra Santa

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JERUSALÉN, jueves 14 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el texto del comunicado hecho público hoy por los representantes de los episcopados de Europa y América del Norte, en una rueda de prensa en Jerusalén, con la que concluye su visita a Tierra Santa.

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EL VALOR DE ALCANZAR LA PAZ EN TIERRA SANTA:

COMUNICADO

DE LA COORDINACIÓN DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES

EN APOYO DE LA IGLESIA EN TIERRA SANTA [1]

14 de enero de 2010

Jerusalén

En nuestra décima reunión en Tierra Santa, el Patriarca Fouad Twal reflexionó sobre la peregrinación del Papa Benedicto XVI en mayo de 2009. En unión con nuestro Santo Padre, pedimos que la justicia y la paz para todos los pueblos de esta tierra. Hacemos nuestro este llamamiento suyo:

Ningún amigo de los israelíes y los palestinos puede dejar de entristecerse por la continua tensión entre vuestros dos pueblos. Ningún amigo puede dejar de llorar por el sufrimiento y la pérdida de vidas que ambos pueblos han sufrido en las últimas seis décadas. Permitidme hacer este llamamiento a todos los habitantes de estas tierras: ¡No más derramamiento de sangre! ¡No más lucha! ¡No más terrorismo! ¡No más guerra! En su lugar rompamos el círculo vicioso de la violencia. Dejad que haya una paz duradera basada en la justicia, que haya una verdadera reconciliación y curación. Que se reconozca universalmente que el Estado de Israel tiene el derecho a existir, y de disfrutar de la paz y la seguridad dentro de fronteras internacionalmente aceptadas. Que se reconozca asimismo que el pueblo palestino tiene derecho a una patria independiente y soberana, para vivir con dignidad y viajar libremente. Dejad que la solución de dos Estados sea una realidad, y no quede en un sueño. Y dejad que se propague la paz de estas tierras, que sirvan como una «luz para las naciones» (Isaías 42:6), llevando esperanza las muchas otras regiones que se ven afectadas por los conflictos. (15 de mayo de 2009)

Ocho meses después, la solución de los dos Estados, no parece más cercana. Muchos expresan un deseo de paz, pero lo que se necesita es un compromiso por la justicia que garantice la paz. Las soluciones son bien conocidas por los dirigentes, pero lo que se necesita es voluntad política y valor.

Jerusalén, ciudad sagrada para judíos, cristianos y musulmanes, ofrece un lugar especial donde los diferentes pueblos y religiones diferentes pueden reunirse en diálogo y respeto; lamentablemente, es el centro volátil del conflicto. Hay una distancia cada vez mayor entre israelíes y palestinos – la falta de contacto humano socava la confianza y el diálogo. La violencia, la inseguridad, la demolición de viviendas, permisos y problemas con el visado, el trazado del muro, la expropiación de tierras y otras políticas amenazan al mismo tiempo la solución de los dos Estados y la presencia cristiana. Además, animamos a la plena aplicación del Acuerdo Fundamental y la facilitación de visados para los agentes de pastoral para que la Iglesia pueda cumplir con su misión.

El deterioro de la situación no es bueno para los israelíes, los palestinos, la región y el mundo. A través de nuestros esfuerzos, esperamos atraer los ojos de los católicos de todo el mundo sobre lo que sucede aquí. Hacemos un llamamiento a los fieles en nuestras naciones para rezar por la Iglesia en Tierra Santa, por una paz justa, y por el éxito del próximo Sínodo en el Oriente Medio, que es importante para toda la región y el mundo.

Animamos a nuestros conciudadanos a conocer mejor la situación y a venir en peregrinación para dar testimonio de la fe viva de las «piedras vivas» de la Iglesia local – el «Quinto Evangelio». Instamos a que apoyen a los funcionarios públicos que toman iniciativas valientes para una resolución justa del conflicto – la solución de dos Estados con la seguridad y el reconocimiento de Israel y un estado viable e independiente para los palestinos. Para nosotros, esto no es sólo algo político, es una cuestión de derechos humanos básicos.

En la situación actual, es difícil mantener la esperanza, pero, como cristianos, todos nacimos con Jesucristo en Belén, que todos morimos y resucitamos a una nueva vida en Jerusalén. A pesar de las heridas de esta tierra, el amor y la esperanza están vivas. La paz con la justicia está al alcance, pero los líderes políticos y todas las personas de buena voluntad necesitan el coraje necesario para lograrlo.

Firmantes:

Monseñor Stephan Ackermann

Obispo de Trier, Presidente de la Comisión “Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Alemana

Monseñor Peter Bürcher

Obispo de Reykjavik, de la Conferencia de Obispos Nórdicos

Monseñor Michel Dubost

Obispo de Evry, de la Conferencia de los Obispos de Francia

Monseñor Riccardo Fontana

Arzobispo de Arezzo-Cortona-Sansepolcro, de la Conferencia Episcopal Italiana

Monseñor William Kenney CP

Obispo auxiliar de Birmingham, de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales

Representante de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea

Monseñor Gerald F. Kicanas

Obispo de Tucson, Vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos

Monseñor Pierre Morissette

Obispo de Saint-Jérôme, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá

Monseñor Joan-Enric Vives Sicilia

Obispo de Urgel y Co-príncipe de Andorra, de la Conferencia Episcopal Española

[1] La Coordinadora representa a las Conferencias de Obispos Católicos de Europa y América del Norte, y fue formada en 1998 a petición de la Santa Sede.

[Traducción del inglés por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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