ROMA, martes 19 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Riccardo Di Segni, rabino jefe de la comunidad judía de Roma, considera que la visita de este domingo de Benedicto XVI a su sinagoga constituye un paso "importante" en el camino de entendimiento y reconciliación entre judíos y cristianos.
En una entrevista concedida a ZENIT, traza este balance: "Creo que ha sido un acontecimiento importante, más allá de todas las polémicas que se han dado y que en cierto sentido siguen dándose de manera inevitable. Creíamos que era un momento necesario en un camino, un signo de continuidad importante. Y se ha dado".
Según el rabino Di Segni (Roma, 13 de noviembre de 1949), en ese cargo desde 2001, la visita del Papa "demuestra la existencia de un fundamento de buena disponibilidad por ambas partes, que constituye la base sobre la que podemos discutir con toda franqueza, sin renunciar a nada, pero continuando adelante".
Desafíos para el diálogo judeo-católico
El rabino ve dos desafíos para avanzar en el diálogo entre católicos y judíos, aunque reconoce que si hace una lista completa "podría quedarme hasta mañana por la mañana".
En primer lugar, aclara, "hay un problema que afecta a la interpretación del papel de la Iglesia durante la Shoá: la responsabilidad de los cristianos en el antisemitismo".
"Una parte de este problema es precisamente la responsabilidad de Pío XII. El juicio sobre Pío XII es muy complejo, pues no cabe duda de que en su pontificado muchos judíos fueron escondidos y salvados, pero para nosotros no cabe duda de que se dio una aquiescencia, un no hacer nada, ante lo que estaba sucediendo".
El segundo problema que plantea en las relaciones judeo-católicas "es el papel teológico de los judíos en la visión católica".
"Tenemos que convertirnos o podemos llegar tranquilamente a la salvación y, sobre todo, tenemos que sentarnos en la mesa del diálogo sin la pesadilla de ser puestos en tela de juicio? ¿Qué es nuestra fe? Otro punto sin resolver".
"Además, hay problemas políticos que afectan a la tierra de Israel, pero son específicamente políticos".
Por último, entre estos desafíos, el rabino presenta la relación de judíos y cristianos "con las demás religiones, con todos los problemas de la modernidad".
Perdón
El rabino valora positivamente el discurso que el Papa pronunció en la sinagoga, en particular la cita de Juan Pablo II en la que pedía perdón por los sufrimientos provocados por los hijos de la Iglesia a los hijos del Pueblo de la Alianza.
"Es un texto muy noble, muy importante, sobre el que hay que reflexionar desde diferentes puntos de vista, pues en el judaísmo no se da la delegación del perdón. Cada quien puede perdonar las culpas sufridas, personalmente, y pedir perdón. Es algo que sirve sobre todo como compromiso para el futuro y desde este punto de vista es importante".
"¿Qué sentido tiene pedir perdón sin identificar a quien no digo ya que sea el responsable, sino quizá indiferente? Entonces, sobre esto, se abre una discusión que puede ser algo compleja en este momento", añade.
La propuesta de perdón presentada por el Papa, según el rabino, puede purificar en el futuro las relaciones entre judíos y católicos.
"Para nosotros, el perdón debe ser entendido como no volver a hacer lo mismo. Para nosotros esto es lo importante".
Bioética, en búsqueda de un terreno común
El rabino, que sigue ejerciendo también su profesión de médico en el Departamento de Radiología del hospital San Juan de Roma, considera que la defensa de la vida puede convertirse en un punto de común compromiso para católicos y judíos.
"Estoy comprometido activamente en el campo de la bioética. Obviamente compartimos el tema de la defensa de la vida desde el inicio hasta el final. Tenemos discusiones sobre la manera de definir el inicio y el final", "pues no tenemos posiciones idénticas", dado que "no vemos la concepción como el inicio de la vida".
Por último, al hablar de la persona de Benedicto XVI, el rabino subraya sobre todo "su profundidad doctrinal y su sensibilidad sobre temas culturales. Es muy diferente de la imagen pastoral precedente. Y yo le puedo decir que nosotros, los judíos, amamos la cultura".
Por Carmen Elena Villa