ACAPULCO, domingo, 24 de enero de 2010 (ZENIT.org–El Observador).- En conferencia de prensa, al concluir este viernes el Primer Congreso Nacional Mexicano de Sacerdotes que se celebró en Acapulco, el arzobispo de Tegucigalpa, Óscar Rodríguez Maradiaga, señaló que es necesario combatir frontalmente el problema de las drogas con una estrategia conjunta que vaya más allá del simple uso de la fuerza.
El cardenal Rodríguez Maradiaga aclaró que el narcotráfico es el cáncer de América Latina y que su avance ha provocado un gran daño a los distintos países en donde se asienta.
Los «narconegocios», constató, han creado una economía subterránea para reciclar el dinero ilícito que proviene de esta actividad, lo que implica no sólo lavado de dinero sino también corrupción moral. De este modo, indicó, se está trastocando la jerarquía de los valores y una confusión entre los niños y jóvenes.
El también presidente de Cáritas Internacional, quien durante este Congreso ha propuesto la adopción de niños huérfanos de Haití y de seminaristas que quedaron sin centros de formación, dijo que, en medio de esta situación, la legalización de los estupefacientes no es la solución para terminar con este flagelo.
Se ha comprobado que en países en los que se ha autorizado su consumo no se ha generado una respuesta positiva ante el consumo, por el contrario, «se ha incrementado considerablemente el número de personas afectadas», afirmó el purpurado hondureño.
«A lo que se llega es que se troncha la juventud y mueren. Tienen que combatirse con todas las fuerzas posibles y no ceder ante este flagelo y en México se combate muy duramente. Es una guerra pero no deben ceder, porque si claudica no tendremos futuro para la juventud, ni los valores que van a fortalecer la familia», dijo el cardenal.
En la lucha por el territorio del narcotráfico en México, el año pasado murieron cerca de 5 mil personas, la mayoría de ellas (un 70 por ciento), jóvenes menores de 30 años.
El arzobispo de Tegucigalpa reconoció que el clima de violencia que se vive en todo el mundo ha obligado a la sociedad a callar debido a que cualquier intento de denuncia es precedido por una serie de amenazas y reveló que él mismo ha sido objeto de intimidaciones por este motivo.
«Hoy en día es ponerse en peligro el denunciar estas cosas, pero es nuestro deber porque este flagelo puede acabar con estados completos, con países enteros, cuando esto está minando y empieza a comprar dirigentes, policías, ejércitos ya no hay manera de detenerlo, es sumamente grave», agregó el cardenal Rodríguez Maradiaga.
Sacerdotes y política
En la rueda de prensa, intervinieron también dos prelados mexicanos: el obispo de Orizaba, Marcelino Hernández, y el arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco.
En su intervención, el obispo de Orizaba, monseñor, Marcelino Hernández habló sobre la propuesta de un partido político en México para sancionar a los ministros de culto que intervengan en cuestiones políticas, a lo cual señaló que los sacerdotes no se pueden meter en política de partido porque no está permitido por ni por las legislaciones ni por la Iglesia.
«Si algún sacerdote lo hace está desobedeciendo a la iglesia, nuestro deber defender la verdad, justicia, respeto, bien común, debe ser profeta de su pueblo, de su tiempo pero no pelea con la bandera de ningún partido, no es esa nuestra misión», agregó.
Por último, el anfitrión del Encuentro Nacional de Sacerdotes, el arzobispo de Acapulco monseñor Felipe Aguirre Franco, se pronunció por promover una libertad religiosa integradora, «somos ciudadanos por lo tanto ni queremos ser excluidos ni queremos privilegios, no solicitamos canonjías ni prebendas, pero sí pedimos como ciudadanos ser coherentes con la fe que profesamos, si pedimos la libertad religiosa indispensable para cumplir la misión que Cristo nos ha confiado».