La residencia de verano del Papa ofrece vistas “encantadoras”

Benedicto XVI continúa el descanso, la oración y el trabajo en Castel Gandolfo

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CASTEL GANDOLFO, martes 20 de julio de 2010 (ZENIT.org).- “Las vistas son encantadoras desde todas las direcciones”, explica el director de la villa pontificia de Castel Gandolfo, Saverio Petrillo, al describir la residencia de verano del Papa ante los micrófonos de Radio Vaticano.

Siguiendo una tradición que dura 400 años, Benedicto XVI se encuentra en Castel Gandolfo desde el 7 de julio.

A diferencia de años anteriores, no ha escogido en esta ocasión la montaña para pasar un tiempo de vacaciones, sino que se dirigió directamente a la residencia de verano donde tiene un horario que incluye tiempo para escribir.

Urbano VIII (papa entre 1623 y 1644) fue quien estableció la residencia papal de verano en las villas pontificias.

El lugar no posee el tipo de obras de arte que atrae a los amantes del arte, explica Petrillo, pero sí el “arte trascendente o el milagro de la naturaleza”.

“Dominan los espacios verdes y las vistas son encantadores desde todas las direcciones -indica-, tanto desde el lado del mar Tirreno, visible en el horizonte, como desde la orilla del lago (del Lago Albano), siempre viva y alzándose con movimiento y desde las laderas de los alrededores que descienden a la villa”.

Petrillo elogia incluso “la vista de la ciudad de Albano, con su pequeña plaza característica, adornada con antiguas tiendas que no han perdido su encanto”.

Invitado de honor

Un párroco local afirma que los residentes de la zona siempre dan la bienvenida al Papa con fresco entusiasmo.

Los horarios de las misas cambian para que la gente pueda unirse al Pontífice en la oración del Ángelus los domingos al mediodía.

Este encuentro semanal ha sido, de hecho, la única audiencia pública del Papa en julio. Las audiencias generales de los miércoles se han suspendido hasta el 4 de agosto.

La presencia del Papa también da un sabor especial a los eventos locales.

El festival anual del melocotón, el 25 de julio, se convierte en una pequeña muestra para honrar al Obispo de Roma, con una delegación de agricultores presentándole en una cesta los primeros y mejores frutos de la cosecha de melocotón.

La solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, el 15 de agosto, también aparece como una cita anual con el Papa.

Otro popular evento es la fiesta de san Sebastián, patrón de la ciudad, que se celebra el 1 de septiembre.

El padre Waldemar, el párroco de Santo Tomás, explica a L’Osservatore Romano que “el punto culminante es la bendición que el Papa imparte a una delegación de los organizadores” como si impartiera personalmente su bendición a todos.

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ZENIT Staff

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