BOMBAY, jueves 22 de julio de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia en la India aprecia la voluntad expresada por el Gobierno de no querer usar métodos coercitivos para bloquear el crecimiento de la población, pero advierte que esos métodos existen, aunque sea de manera oculta.
El ministro federal de Salud, Ghulam Nabi Azad, anunció recientemente que Delhi “no utilizará la fuerza para detener el crecimiento de la población”.
Por su parte, el presidente de la comisión episcopal para la familia, monseñor Angelo Gracias, declaró a la agencia AsiaNews que “la declaración está bien, pero los hechos la desmienten”.
“Por ejemplo -denunció-, en muchos lugares los puestos de trabajo públicos no se asignan a los que tienen más de dos hijos”.
Ante esta realidad, el prelado recordó que “la Iglesia está desde siempre al lado de aquellos padres que deciden tener los hijos que llegan”.
Gran crecimiento
Se calcula que la población crece actualmente en la India en torno al 1,2 millones de personas, a un ritmo del 1,5% al año, y que en 2050 llegará a superar la de China.
La tasa actual de crecimiento en la India es parecida a la de la China de los años 70, cuando el Gobierno maoista decidió adoptar la ley del hijo único.
Esta ley impone en China a las parejas que viven en las ciudades que tengan un solo hijo y a las que viven en medios rurales les permite tener dos.
Treinta años después del lanzamiento de esa política, los efectos sociales son devastadores: los hombres, tradicionalmente preferidos por las familias a las mujeres, son al menos 100 millones más y no tienen posibilidades de casarse.
Probablemente ante este ejemplo, el Gobierno indio mantiene un frente pro-vida y adopta una serie de medidas para evitar abortos selectivos.
“El Estado puede fijar orientaciones, pero no el número justo de hijos por familia, como ocurre en China”, explica monseñor Gracias.
Para el prelado, la cuestión de la población “es muy compleja; no es un juego de números que puede reducirse a la opción de tomar medidas coercitivas o no”.
Monseñor Gracias destacó el error de la teoría apocalíptica de Thomas Malthus, que en 1798 presagió que en un mundo cada vez más poblado se agotarían los alimentos.
Afirmó que, “al contrario de sus previsiones, el planeta ha demostrado tener los recursos para alimentar a todos”.
Además, destacó la dificultad para definir cuándo un país está superpoblado, y recordó que hay naciones con mayor densidad de población de la India que están muy desarrolladas.
Para monseñor Gracias, existe una correlación entre crecimiento económico y crecimiento de la población.
“Los Estados más desarrollados tienen tasas de natalidad más bajas que los demás -reconoció-. Pero para evitar este hecho es necesario relanzar el desarrollo, no limitar la población”.
Monseñor Gracias recordó el miedo de muchas naciones a no tener suficientes habitantes, advirtió que “debemos dejar el invierno demográfico que ha afectado al mundo” y expresó su confianza en “que la India no siga este camino, que lleva a la destrucción”.