Madre Teresa, la monja que desafió el sistema de las castas

Entrevista a fray Joseph Babu, portavoz de la Iglesia india

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ROMA, jueves 29 de julio de 2010 (ZENIT.org). – Hace cien años, el 26 de agosto de 1910, nacía en Skopje (actual Macedonia) la Madre Teresa de Calcuta, en el siglo Anjeza Gonxhe Bojaxhiu. Fundadora en India de la congregación de las Misioneras de la Caridad, la pequeña monja consumió toda su existencia junto a los desheredados de la tierra.

Tuvo amigos influyentes entre los líderes políticos y los artistas pero, sobre todo, estableció un vínculo especial con Juan Pablo II. A él, como a otros, pedía oraciones y apoyo económico para sus pobres: en 1979, distinguida con el Premio Nobel, rechazó el tradicional banquete ceremonial y obtuvo que la suma vencida fuese destinada a los miserables de Calcuta. Ese día se le preguntó: “¿Qué podemos hacer para promover la paz en el mundo?”. Teresa, pequeña y combativa, respondió: “Id a casa y amad a vuestras familias”.

En esta entrevista, fray Joseph Babu – portavoz de la Conferencia episcopal de la India – explica lo que queda hoy de la herencia de la religiosa.

-¿Qué impacto tuvo sobre la sociedad india la presencia de Madre Teresa? ¿Y cuáles son los principales cambios registrados tras su desaparición?

Fray Babu: Madre Teresa ejerce una fascinación universal aquí en India. Gente de distinta fe y cultura tiene de ella una alta consideración, considerándola una santa. Van a su tumba a rezar por ella y en estos días participan en los acontecimientos previstos en diversas áreas de la India para recordar el centenario de su nacimiento. Aquí en Nueva Delhi, la CBCI está organizando las funciones públicas para rendirle homenaje y el presidente de la India será huésped principal de la ceremonia del 28 de agosto.

Muchos cambios se verificaron en su congregación desde el momento en el que esta sigue creciendo y atrayendo a tantas mujeres jóvenes. Sor Nirmala Joshi, que tomó el lugar de Madre Teresa, siendo convertida del hinduísmo al catolicismo tiene la ventaja de sensibilizar todos los sectores de la sociedad india: hizo un trabajo admirable a la guía de las Misioneras de la Caridad, conduciendo a la congregación a nuevos objetivos, hasta el punto de que por este compromiso ejemplar suyo, el Gobierno le confió el Padma Vibhushan, la segunda condecoración civil más alta en India.

-Madre Teresa recibió el premio Nobel de la Paz al final de los años Setenta. ¿Qué queda de su enseñanza?
Fray Babu: El Nobel fue por su trabajo de beneficiencia en favor de los más pobres entre los pobres. Gracias a ella muchas personas se sintieron inspiradas en querer dedicarse a aquellos que están en el margen de la sociedad.

Madre Teresa era una mujer sencilla, pero muy estimulante, y la Iglesia india estaba orgullosa de su presencia y de su contribución a la sociedad. Muchas personas, incluso no cristianas, hoy se inspiran en su vida y en su trabajo, comprometiéndose en obras de caridad.

-¿Qué exigencias presentaba Madre Teresa a la Iglesia india?

Fray Babu: El suyo era un mensaje muy sencillo: Jesús ama a todos. Y ella exhortó a la Iglesia a llevar adelante esta misión de dar amor a todos, y de conceder a todos la posibilidad de salvarse. Fuese donde fuese pedía a la gente que trabajara por Jesús.

Era también muy activa en el frente de los problemas sociales que afligen a la India, como el sistema de castas que oprime a muchos sectores de la sociedad. No le preocupaban las críticas de aquellos que la acusaban de glorificar la pobreza, o que, por ejemplo, le recriminaban de no ser capaz de aportar un real cambio social. Habría podido responder amablemente que estaba llamada a hacer lo poco que podía hacer, y que de la misma forma los demás podrían hacer y que de la misma forma los demás podrían hacer lo que eran capaces a su vez.

-¿Cuáles son los principales problemas que los católicos en India tienen que afrontar hoy?

Fray Babu: El problema principal es la amenaza del ala derecha de los grupos fundamentalistas que han tomado de mira a nuestro personal y nuestras instituciones. Nuestro estatus de minoría está amenazado, lo que hace difícil para nosotros administrar de forma estable la Iglesia local. Ningún misionero extranjero puede venir a la India por trabajo o por una estancia más larga, y a los pocos que consiguen entrar se les obliga a dejar el país, no importa durante cuánto tiempo habían estado antes en misión aquí. En cuanto a las ayudas extranjeras a algunas Iglesias, son continuamente controlados y examinados, haciendo todo más difícil.

-¿Puede contarnos alguna anécdota sobre la devoción que la gente tiene por Madre Teresa?

Fray Babu: Que la devoción es grande se comprende por el número y la heterogeneidad de cuantos van a rezar a su tumba. Personas de otras religiones han dado su nombre incluso a escuelas, colegios, universidades. Muchos países extranjeros le han dedicado calles públicas, han emitido sellos y monedas conmemorativas en su honor.

Cuando Madre Teresa murió, el gobierno indio le concedió un funeral de Estado. Un hindú, un cierto Navin Chawla, actualmente jefe de la Comisión electoral india, publicó su biografía, y otro hindú, Raghu Rai, le dedicó un volumen con fotografías que la retratan.

-Ha habido muchas discusiones sobre la “noche oscura” de la Madre Teresa, descrita en el libro Come Be My Light como un “martirio del deseo”. ¿Qué piensa usted al respecto?

ray Babu: No soy capaz de comentar este aspecto porque tiene mucho que ver con su vida interior. Con todo, se podria presumir que también ella, como todo ser humano, atravesó sus momentos de dudas, miedos, incertidumbres. Sería por tanto una admisión honrada de su humanidad, que es parte integrante de su vida espiritual.

Recibiendo el Nobel, Madre Teresa asombró al mundo expresando su horror por el aborto, “hoy en día el más grande destructor de paz”, “porque si una madre puede matar a su propio hijo, ya no hay nada que me impida matarte o que te impida matarme”. ¿Podría describir su trabajo a favor de las madres que no deseaban el embarazo?

Fray Babu: Lo que Madre Teresa enfatizaba era el valor de la vida humana en el contexto de un cada vez más extendido abuso por parte de la ciencia al interrumpir la vida en lugar de cultivarla. El aborto es siempre y en cualquier caso un odioso crimen contra la humanidad y Madre Teresa no se cansaba nunca de repetirlo siguiendo la enseñanza de la Iglesia.

Cuando con la excusa del control de los nacimientos se tomaba la liberrtad de poner fin a una vida, Madre Teresa se oponía diciendo: “dádmelos a mi, yo los cuidaré”. De esta forma asistió a miles de niños abandonados en todo el mundo. Y este era su mensaje a todos: los seres humanos deben ser amados y cuidados porque son dones de Dios.

[Por Mariaelena Finessi, traducción del italiano por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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