CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Algunos de los 230 comunicadores católicos de 85 países que fueron recibidos por Benedicto XVI este jueves han comentado con ZENIT el discurso del Papa: todos coinciden en subrayar que para ellos la Verdad se escribe con mayúsculas.
Entre los presentes en la audiencia se encontraba Saverio Gaeta, periodista del semanario más grande de Italia, «Famiglia Cristiana», quien reconoce: «Me ha impresionado el llamamiento que nos ha hecho a todos nosotros, periodistas católicos, a buscar la Verdad con una mente y un corazón apasionados, pero también con profesionalidad».
«Su llamamiento apunta fundamentalmente a la responsabilidad que se deriva de ser católicos de manera explícita a través del compromiso para recorrer el camino maestro de la Verdad», añade el periodista y escritor de libros de gran éxito.
«Precisamente la palabra Verdad ha salido muchas veces de los labios del Papa, pues para él la Verdad significa obviamente Jesucristo», explica el comunicador, que ha participado en el inédito congreso mundial de la prensa católica.
«En este sentido, ha pedido que no se confunda el mundo virtual con el mundo real, no confundir la idea ficticia de un bien abstracto respecto a lo que es el bien concreto, que para nosotros es Jesucristo, que nosotros queremos anunciar con nuestro trabajo como periodistas católicos», concluye Gaeta.
Miguel Ángel Velasco, director del semanario «Alfa y Omega», editado por la arquidiócesis de Madrid y distribuido por el diario ABC, reconoce que le ha llamado la atención especialmente el llamamiento personal que nos ha hecho a optar por Cristo. De eso se derivará todo lo demás».
En concreto, este periodista y escritor, subraya dos ideas originales, típicas de Joseph Ratzinger, que tocó en su encuentro con los comunicadores católicos.
«Por una parte, explicó que ‘vivir como si Dios no existiera’ se convierte en un humanismo inhumano».
«Y, en segundo lugar, explicó que nuestra misión como periodistas católicos consiste en ayudar a mantener encendida la lámpara de la esperanza», sigue diciendo Velasco. «En un momento tan difícil como es el de la sociedad actual, un llamamiento a la esperanza por parte del Papa viene muy bien».
Entre los participantes en el encuentro con el Papa Ricardo Grzona, presidente de la Fundación Ramón Pané, que se dedica a comunicar con nuevas tecnologías la Palabra de Dios, creador del proyecto «Lectionautas».
Residente en Miami, Grzona comienza su reflexión con ZENIT a partir de las palabras que en la audiencia dirigió al Papa el arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, en las que presentó el contexto del trabajo de los comunicadores católicos, la «dictadura del relativismo».
La expresión había sido utilizada por el cardenal Joseph Ratzinger en la homilía que dirigió al colegio cardenalicio al comenzar el cónclave del que saldría elegido Papa.
«Y el Santo Padre le responde con una frases muy contundentes –revela Grzona–. En primer lugar, dice, todo el que trabaja en el periodismo debe estar dispuesto a ser un mensajero de la Verdad y hay que tener cuidado, pues la Verdad no puede confundirse con la mentira o con la ausencia de Verdad».
«Hoy en día es muy común la confusión entre lo real y lo virtual. Por eso el Papa concluyó su discurso llamándonos a ser testigos de la Palabra con mayúscula, que se hace carne en el seno de María, Jesús de Nazaret, la única Palabra que el Padre ha pronunciado para salvarnos en la totalidad».
Y Grzona termina diciendo: «Jesús dijo ‘Yo soy la verdad’. Tenemos que ser testigos de la Verdad y no de la apariencia de la Verdad».
La audiencia también dejó un breve espacio a encuentros más personales entre los comunicadores y el Papa.
Entre quienes le saludaron personalmente se encuentra uno de los ponentes en el congreso de la prensa católica mundial, Daniel Arasa, profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.
«He saludado al Santo Padre, le he dicho que rezamos mucho por él –explica Arasa a ZENIT–. Sabiendo que era de Barcelona, me ha dicho que pronto viajará a España. Yo le he dicho que rezamos por ese viaje y que le esperamos en la Universidad de la Santa Cruz. Y en ese momento me ha sonreído».
Por Jesús Colina