SEVILLA, lunes 11 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La celebración de un congreso mundial para promover el aborto del 21 al 23 de octubre en Sevilla coincidirá con una insistente oración por la vida en las parroquias, comunidades religiosas, hermandades, grupos y movimientos.

El arzobispo de la archidiócesis española, monseñor Juan José Asenjo, publicó el 7 de octubre una carta pastoral titulada Un sí rotundo a la vida en la que realiza diversas propuestas para difundir una cultura de la vida y, en concreto, para afrontar este congreso que, en su opinión “no va a ser un hito glorioso en la historia de nuestra ciudad”.

El congreso, financiado por instituciones públicas de la capital y la región de Sevilla, tiene la finalidad de compartir información, experiencias y nuevas técnicas para mejorar la calidad de las prácticas abortivas.

El arzobispo constata que “no tengo en mis manos la posibilidad evitar su celebración, pero sí tengo el deber de iluminar la conciencia de nuestros fieles sobre este acontecimiento”.

El prelado sugiere que durante los días de la celebración del congreso de la industria abortista se programe algún acto especial de oración por la vida ante el Santísimo.

También que se tenga en cuenta esta intención en las preces de los fieles de la misa y en el rezo del Rosario en las parroquias, así como en los encuentros de oración de comunidades contemplativas, hermandades, grupos y movimientos apostólicos.

Monseñor Asenjo propone concluir las oraciones especiales de esos días con la oración a la Virgen que escribió Juan Pablo II como colofón de la encíclica Evangelium vitae.

El arzobispo califica el aborto como “la eliminación voluntaria y querida de un ser humano a petición de sus progenitores, con el concurso de los médicos”.

Y ante esta realidad, realiza tres propuestas: rezar, una sensibilización y un intento de sensibilizar el entorno y secundar y ayudar a las instituciones que promueven iniciativas a favor de la vida y que ayudan a las madres en circunstancias difíciles.

En su opinión, “pocas formas de acción social y de apostolado son hoy tan hermosas y urgentes como ésta”.

En su carta, también hace referencia a la llamada Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo que entró en vigor en España el pasado 4 de julo.

Afirma que esa ley “no es otra cosa que una liberalización total del aborto, considerado como un derecho de la mujer, mientras se conculcan los más elementales derechos del hijo que lleva en sus entrañas”.

Recuerda que “su carácter legal no le confiere el marchamo de moralidad, pues no todo lo que es legal es moral” y añade que “el aborto es siempre una inmoralidad, un mal objetivo; no es progreso sino regresión”.