LIMA, lunes 18 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El lunes 18 de octubre, durante una multitudinaria Santa Misa, el Cardenal Juan Luis Cipriani animó a los miles de fieles congregados a lo largo de la avenida Tacna a buscar en la fe el valor para decirle no al aborto y detener esa corriente que quiere desplazar la vida.
Durante su homilía, el arzobispo de Lima señaló que nadie tiene derecho a quitar la vida a un recién concebido. Por ello pidió al Señor de los Milagros esa fuerza y valor para poner en práctica nuestra fe con obras.
"Es un crimen [el aborto], no seamos cobardes. [Señor de los Milagros] Haznos fuertes hombres de fe que la ponen en práctica".
En otro momento exhortó a los padres de familia a perseverar en la responsabilidad que Dios les ha dado de cumplir la palabra dada en el matrimonio, constituido entre un hombre y una mujer para toda la vida; de bautizar a sus hijos desde el primer instante y educarlos en la fe.
Expresó también que la juventud merece desarrollarse en un ambiente sano, donde los padres de familia los conduzcan a encontrar amor, cariño, unidad, autoridad y ejemplo.
"Padres de familia, sí se puede, sí se debe seguir manteniendo a la familia como el lugar principal donde los hijos ven el ejemplo, donde los papás los educan en la fe desde niños. Que el Señor de los Milagros conduzca a los niños por el camino de la fe", reflexionó.
El pastor de Lima destacó la importancia de reafirmar la realidad histórica del Perú, iluminada por la fe católica y que está llena de tradiciones que se transmite de generación en generación.
"El Perú es un pueblo católico que recibe a las otras religiones con respeto, pero también exige respeto. Y exige la presencia de esta fe en la vida del país, porque la mayoría de católicos queremos vivir en la presencia de Dios", señaló.
Finalmente, recordó que el corazón abierto de Cristo en la cruz se encuentra reflejado en la imagen del Señor de los Milagros, que ilumina a todo el pueblo peruano y cambia los corazones de cada uno.
"Que nuestra vida de fe se ponga en práctica con obras: una vida de oración, donde cada uno de nosotros eleva su corazón, contempla a Jesús, le pide su bendición, protección, perdón, le da gracias por la vida y la familia", comentó.
"Es una seria preocupación del Pastor que esta fe maravillosa se ponga en práctica. Que se vea en la vida diaria que eres un hombre de fe", concluyó.
La Santa Misa se llevó a cabo en los exteriores del Santuario de Las Nazarenas, en el cruce de las avenidas Tacna y Huancavelica. Culminada la celebración litúrgica, se dio inicio al segundo recorrido procesional de la venerada efigie del Señor de los Milagros.