RODAS, lunes 25 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Representates católicos y ortodoxos europeos han alertado ante los peligros que se derivan de una sociedad secularizada, «sin puntos de referencia morales y sin un proyecto digno de la persona humana». Es el mensaje lanzado en el comunicado final del segundo Foro Católico-Ortodoxo, celebrado en Rodas (Grecia), del 18 al 22 de octubre, sobre el tema «Relaciones Iglesia-Estado: perspectivas teológicas e históricas».
El Foro ha sido presidido por el metropolitano Gennadios de Sasima, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, y por el cardenal Péter Erdő, presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), y ha congregado a 17 delegados de ese Consejo, así como a otros tantos representantes de las Iglesias ortodoxas en Europa.
«No es posible fundamentar la convivencia sin establecer una relación con la realidad objetiva del ser humano, con la necesidad de abrirse a toda la realidad en la que está integrado, que no sólo se reduce a la búsqueda del bienestar material, sino que incluye la búsqueda del sentido de la vida, a través de una búsqueda espiritual que no termina nunca», explican los participantes en el comunicado final.
«La imagen del ser humano que se proyecta en los discursos públicos y en los medios de comunicación con frecuencia es ajena a la búsqueda de la verdad, mientras se valora exclusivamente la satisfacción de deseos subjetivos», dice el texto final.
«El orden jurídico sobre el que están erigidos los Estados y, por tanto, las relaciones entre los ciudadanos, no puede depender de las opiniones cambiantes de las personas, ni de la acción de grupos de presión», declaran, subrayando que este orden «debe basarse en los valores humanos intangibles», «innatos en el ser humano» y «precedentes al derecho y al Estado».
El Foro ha afrontado algunos algunos temas en particular: la relación Iglesia-Estado desde el punto de vista teológico e histórico, la manera en que las Iglesias viven sus relaciones con el Estado; el bien común y el servicio/diaconía de la Iglesia a la sociedad».
En Europa, sigue diciendo el texto, el sistema de la separación con cooperación entre la Iglesia y el Estado es el más difundido.
Esta separación debe ser entendida «como separación de los campos político y religioso, y no en el sentido de una ignorancia recíproca, imposible de aplicar». «Independencia y autonomía recíproca deben permitir una cooperación específica y armónica entre las dos instituciones».
En este contexto, las Iglesias «desean poder participar más activamente en los debates éticos y morales que afectan al futuro de la sociedad».
«Nos parece importante confirmar que nuestros países de Europa no pueden desgajar sus raíces cristianas sin destruirse y que los desafíos éticos son determinantes para nuestro futuro en un mundo globalizado», declaran los participantes.
«Las Iglesias tienen el deber de despertar las conciencias» «y de defender la dignidad de la persona humana creada a imagen de Dios», confirmando en particular «el derecho a la objeción de conciencia para el personal médico, a quien nadie puede obligar a practicar el aborto o la eutanasia».
El comunicado final recuerda también «las diferencias notables» existentes entre las Iglesias por lo que se refiere a sus condiciones de vida material: algunas «son financiadas con el dinero del Estado, otras tienen un sistema de impuesto eclesiástico impuesto por la ley, otras recurren exclusivamente a las donaciones de los fieles».
«En algunos países de Europa, las Iglesias siguen esperando la restitución de los bienes que les fueron confiscados por el régimen comunista, algo que les permitiría cumplir con su misión pastoral, caritativa y social».
Los participantes en el Foro han insistido por último en la libertad de educación, recordando que el deber de la educación pertenece a los padres. La Iglesia, han subrayado, «tiene el derecho constitutivo de ofrecer una educación que esté en conformidad con los principios cristianos a los hijos de las familias que lo han pedido».
El tercer Foro Católico-Ortodoxo se celebrará en Lisboa, Portugal, en 2012.