CIUDAD JUÁREZ, martes 26 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Uno de los 14 jóvenes ejecutados en Ciudad Juárez (Chihuahua, México), Luis Alberto Vital, era catequista y aspiraba a ser sacerdote. Así lo declaró a los medios el párroco Roberto Ramos Cortes. El sacerdote dijo que Luis era un muchacho a quien se le veía con vocación de sacerdote
Los 14 jóvenes asesinados en la colonia Horizontes del Sur y los 19 heridos no eran delincuentes. Uno de ellos aspiraba a ser sacerdote. Lo mataron junto a su hermano de tan sólo 13 años, mientras celebraban una fiesta el pasado fin de semana.
Se trata de la enésima masacre perpetrada en esta ciudad mexicana, una de las más violentas del mundo.
Este lunes, se celebró el funeral de cuatro de las víctimas. El obispo de la diócesis, monseñor Renato Ascencio León, presidió las oraciones por los infortunados jóvenes, antes de ser enterrados.
La celebración tuvo lugar en la iglesia del Señor de los Milagros. Los primeros cuerpos en llegar a esta iglesia fueron dos pares de hermanos. Posteriormente llegaron dos más en la tarde.
En el funeral se calificó de irracional la ejecución de los catorce muchachos a manos del crimen organizado. “Estos sujetos ya no más matan por matar”, se dijo. El vicario de la diócesis de Ciudad Juárez, Oscar René Blanco Vega, hizo un exhortación a todos los feligreses y a los grupos cristianos a unirse para luchar por la paz y por defender la vida humana.
La comunidad juarense, junto con sacerdotes y otras autoridades, representantes de ONG, exigieron a los gobiernos –a los tres niveles–, que intervengan para detener estos asesinatos de gente inocente.
La madre de dos de los muchachos asesinados — Luis Alberto Vital, de 17 años, su hermano de 13 años– declaró que su hijo Luis era coordinador de catecismo e integrante fundador del grupo de danzantes (matachines) de la parroquia del Señor de los Milagros y aspiraba a ser sacerdote.
La madre sólo pudo decir: “Me mataron a dos de mis hijos, eran buenas personas y no le hacían daño a nadie”.
El párroco Roberto Ramos Cortes dijo que Luis mostraba vocación al sacerdocio, e incluso ya habían hablado de que el próximo año entraría a estudiar en el Seminario.
Luis colaboraba en la preparación a la confirmación en la parroquia y el último año fue coordinador, además de participar en el grupo de danza y en la pastoral juvenil. “Estuvieron en las circunstancias no debidas porque eran muchachos sanos y que están entregados al Señor y trabajan por la promoción de los demás jóvenes”, subrayó el párroco.
Una veintena de organizaciones civiles de México exigieron justicia para los familiares de los 14 adolescentes y jóvenes ejecutados. Estas organizaciones afirman que son ya 1.200 los menores muertos por acciones del crimen organizado.
En rueda de prensa, las organizaciones estimaron que de las más de 28.000 muertes atribuidas al narcotráfico –según cifras oficiales de los primeros cuatro años de mandato de Felipe Calderón–, 1.200 son de niños y adolescentes mexicanos.
Uno de los portavoces desmintió el mensaje oficial, según el cual los jóvenes de Ciudad Juárez eran delincuentes. Y añadió: “Se están matando entre ellos, una lógica perversa que incrusta en la población la idea de que no hay nada de qué preocuparse porque quienes mueren son criminales”.
Todas las organizaciones firmaron un manifiesto titulado “¡Basta ya… ni uno más!”, en el que denuncian “la catástrofe humana en la que están sumidas la totalidad de las ciudades de la frontera norte del país”.
Además, hicieron un llamamiento para que una misión técnica de Naciones Unidas implemente acciones para salvaguardar la vida y patrimonio en las zonas más peligrosas de Ciudad Juárez.
Por Nieves San Martín