SANTIAGO DE COMPOSTELA, viernes 29 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI había manifestado en varias ocasiones su deseo de peregrinar a Santiago de Compostela. Ha podido realizarlo casi “in extremis”, pues después del Año Santo que ahora concluye, no volverá a haber otro hasta el año 2021.
Para monseñor Julián Barrio, arzobispo de Compostela, la llegada del Papa a su diócesis es también un momento especial, que espera “con gozo”, y para el que ha invitado a sus fieles a prepararlo con ayunos y oraciones, convencido de que traerá “grandes frutos espirituales”
Así lo explica en esta entrevista concedida a ZENIT.
– ¿Qué supone para usted esta visita del Papa a Santiago, la primera de un Papa desde que usted es arzobispo?
Monseñor Julián Barrio: Una sincera gratitud y una fundada esperanza porque estoy seguro de que los frutos espirituales y pastorales de esta peregrinación serán muy enjundiosos. Es gozoso acoger como Arzobispo y ofrecer hospitalidad al Peregrino por excelencia de este Año Santo, como es el Papa Benedicto XVI.
Desde que nos comunicó su venida a esta Iglesia de Santiago de Compostela le acompañamos con nuestra oración, dando gracias a Dios y agradeciendo también al Papa su disponibilidad y caridad pastoral pues en medio de tantas preocupaciones ha buscado un día para venir hasta nosotros.
Para mí como Pastor de esta Iglesia particular es muy emotivo que el Sucesor de Pedro, peregrino de todos los caminos del mundo, acuda al encuentro con el Apóstol Santiago en son de peregrino. Sin duda, de su presencia en nuestra comunidad cristiana, podemos esperar, sobre todo, la confirmación en la fe. Nos autoriza a ello la propia palabra de Jesús a Simón Pedro: “Y, tú, confirma a tus hermanos”.
– ¿Por qué Santiago es tan importante para la Iglesia y para Europa?
Monseñor Julián Barrio: Santiago de Compostela como meta de peregrinación donde se venera la Tumba del Apóstol Santiago y se hace memoria de la Tradición Apostólica que fundamenta nuestra fe, ya no es el Finisterre pues se ha convertido en el final de infinitos caminos que llegan a esta Ciudad del Apóstol desde todos los confines del Universo.
De manera especial hemos de hacer referencia a la Iglesia en España. El patronazgo del Apóstol sobre España se remonta a tiempos muy lejanos. Esto hace que podamos hablar en cierto modo de que Santiago de Compostela es “la capital eclesial de España”, de manera especial en los Años Santos Compostelanos.
Hablar de Santiago el Mayor es hablar de la fe los españoles. La figura histórica y devocional del Apóstol, quicio de la articulación cristiana de España, es siempre nuestra referencia, teniéndole como “promotor”, “columna”, “defensor” o “adalid” de nuestra fe, términos que aparecen en los textos litúrgicos, literarios o populares y que han generado, en tantos siglos, la tradición jacobea.
La apostolicidad que rezuma Compostela se debe al aliento evangelizador del Apóstol Santiago, Protomártir entre los Apóstoles. Así es como Santiago de Compostela refulge, todavía hoy, como cabeza de la España cristiana y aun de la entera hispanidad, abriendo su radio de influencia por encima y más allá de la geografía española o hispana, como lo atestigua el constante fluir de peregrinos. Téngase en cuenta que Dante Alighieri, dejó escrito que la peregrinación a Santiago “es la más maravillosa peregrinación que un cristiano haya podido hacer antes de su muerte”.
Pero además de esta dimensión de hispanidad, hemos de referirnos a la de europeidad. El propio Goethe se atrevió a asegurar que “Europa nació peregrinando en torno a la memoria de Santiago”.
Hace ahora veintiocho años, en noviembre de 1982, el Papa Juan Pablo II, en la misma catedral compostelana, denunció noble y dolidamente la crisis que afectaba a la conciencia cristiana de Europa. En sus palabras exhortaba y urgía a Europa a despertarse, a renovar sus raíces, a recuperar su genuina identidad cristiana.
También Benedicto XVI conoce muy bien la situación histórica y actual de Europa y sabe lo que ha significado el Camino de Santiago, la Peregrinación Jacobea y la Tumba del Apóstol Santiago en la construcción de la civilización europea. Ante el desvanecimiento de la herencia y de los criterios cristianos, una realidad que conlleva la pérdida de las referencias teológicas y antropológicas cristianas, en Compostela nos encontramos con la Tradición apostólica gracias al aliento evangelizador del Apóstol Santiago, “amigo del Señor”.
En este sentido, la historia y el carisma jacobeo son una singular y acreditada plataforma para afianzarnos en esa nueva evangelización que espera y reclama la Iglesia.
– Este jubileo compostelano ha sido el último en muchos años, después de una serie de jubileos seguidos. Cuando sea el próximo, usted seguramente ya no estará. ¿Qué le gustaría que quedase de estos años para entonces?
Monseñor Julián Barrio: Doy gracias a Dios por haberme concedido la providencia de vivir y participar en cuatro Años Santos Compostelanos, uno como Obispo Auxiliar y los otros tres como Arzobispo de esta Iglesia diocesana. Ha sido pastoral y espiritualmente una experiencia muy enriquecedora para mí.
Me gustaría que quedase en tantos y tantos peregrinos la inquietud evangelizadora, el espíritu de conversión y el compromiso de volver a los lugares de procedencia, dando testimonio de lo que han visto, oído y vivido, después de haberse encontrado con el Señor, con los demás y consigo mismos, como lo hicieron los discípulos de Emaús.
– Desde la famosa visita de Juan Pablo II en 1989, hasta ahora, ¿qué ha cambiado para Santiago? ¿Han aumentado los peregrinos?
Monseñor Julián Barrio: Como antes comentaba, Santiago de Compostela se ha convertido en un referente significativo de la peregrinación dentro de la triada sagrada e histórica compuesta también por Jerusalén y Roma. Es evidente el relevante aumento de peregrinos, en aquél momento no previsible. Hoy podemos decir que vienen peregrinos de los cinco continentes.
La importancia del Hecho Jacobeo quedaba reflejada al manifestar el Papa que la Iglesia particular compostelana “por su vinculación inmemorial con el Apóstol Santiago hunde sus raíces en el Evangelio de Cristo, ofreciendo este tesoro espiritual a sus hijos y a los peregrinos de Galicia, de otras partes de España, de Europa y de los más lejanos rincones del mundo”.
– Benedicto XVI tenía mucho interés en acudir a Santiago. ¿Le ha manifestado alguna vez algo en este sentido personalmente?
Monseñor Julián Barrio: Tuve oportunidad de hablar con él cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y posteriormente después de haber sido elegido Sucesor de Pedro. En las diferentes ocasiones al hacerle la invitación para venir a Santiago la acogió con mucha benevolencia.
Tengo noticia de que en el pasado Año Santo Compostelano 2004, tenía previsto venir a Santiago, pero distintas circunstancias no hicieron posible que pudiera peregrinar. Ahora el Señor le concede realizar este deseo.
– La Iglesia en Galicia ¿acogerá con alegría al Papa? ¿Cómo se vive en las parroquias esa visita?
Monseñor Julián Barrio: Estoy seguro de que va a ser así. La ciudad del Apóstol, la diócesis compostelana y Galicia esperan con alegría la peregrinación del Papa. Muchas personas así lo van a manifestar con su presencia.
En nuestra diócesis desde el primer momento en que supimos que el Papa vendría a Santiago, le acompañamos de manera especial con nuestra oración. Son muchos los testimonios en este sentido.
También hemos tratado de que este acontecimiento gozoso tuviera una repercusión en la pastoral diocesana. Se prepararon unos materiales que e
stán ayudando en la reflexión y formación catequética, orientados a los niños, jóvenes y adultos. Con este mismo objetivo tanto en la Catedral como en todas las parroquias, en los Seminarios diocesanos y en las Casas religiosas se está celebrando un acto eucarístico un día a la semana.
He pedido en una carta pastoral a los diocesanos que en el mes de octubre se rece el Santo Rosario pidiendo especialmente los frutos espirituales y pastorales de esta Peregrinación y teniendo muy presentes las intenciones del Papa.
Por otra parte y con el ánimo de una preparación espiritual inmediata, he manifestado el deseo de que el día 5 de noviembre los diocesanos tengamos un día de ayuno, ofreciendo una aportación económica a Cáritas diocesana para que con lo recaudado se pueda ayudar a las personas más necesitadas.
En cualquier caso, la Iglesia en Galicia espera al Papa con gratitud y filial afecto.
Entrevista realizada por Inma Álvarez