Benedicto XVI evoca la herencia espiritual de su maestro, Romano Guardini

Lo importante es la verdad sobre Dios y el ser humano, sintetiza

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 31 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Al final lo que cuenta es la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, aseguró Benedicto XVI al recoger la lección de vida que ha dejado uno de sus admirados maestros, el teólogo Romano Guardini.

El pontífice trazó el perfil de una de las figuras intelectuales más importantes de la Iglesia católica en el siglo XX (nació en 1885, en Verona, Italia, y falleció en 1968, en Munich) al recibir este viernes a los participantes del Congreso patrocinado por la Fundación «Romano Guardini», dedicado al análisis de la «herencia espiritual e intelectual» del estudioso italo-alemán. Las palabras del Papa en alemán han sido publicadas posteriormente este sábado por la Santa Sede.

«Al teólogo no le interesaba conocer algo o multitud de cosas; él quería conocer la verdad de Dios y la verdad sobre el hombre», descubrir qué significaba la visión cristiana del mundo, aclaró Joseph Ratzinger, evocando a uno de sus maestros que más huella le han dejado.

«Y esta era la orientación de sus enseñanzas que causó impacto entre nosotros, los jóvenes de entonces; de hecho, no deseábamos conocer una explosión de todas las opiniones que existían dentro o fuera de la cristiandad, porque nosotros queríamos conocer lo que es. Y en él encontramos a alguien que, sin temor y al mismo tiempo con toda la seriedad del pensamiento crítico, se planteaba esta pregunta y nos ayudaba a seguir el pensamiento».

Aunque la verdad de Dios «no es abstracta o trascendente, sino que se encuentra en una concreción viva, la figura de Jesús», a veces incluso el hombre más dispuesto «no siempre» comprende «lo que dice Dios». Entonces, es necesario «un correctivo, y en ello consiste el intercambio con el prójimo».

«Guardini era un hombre de diálogo. Sus obras, sin excepción, nacieron de un diálogo sobre todo interior. De la apertura del Hombre hacia la verdad, para Guardini surge un ethos, un fundamento para nuestro comportamiento moral en relación con nuestro prójimo, como exigencia de nuestra existencia. Precisamente porque el hombre puede encontrar a Dios, puede actuar tendiendo al bien».

Guardini, afirma el Papa, fue también un pedagogo sensible para los jóvenes. Sus ideales de autodeterminación, responsabilidad, sinceridad interior, los purificaba y los profundizaba enseñando que la «libertad es verdad» y que el hombre es verdadero si lo es según su naturaleza que conduce a Dios.

Por otra parte, con su acompañamiento a los jóvenes, Guardini buscó también un nuevo acercamiento a la liturgia.

«El redescubrimiento de la liturgia era para él redescubrimiento de la unidad entre espíritu y cuerpo en la totalidad del hombre completo. De hecho, la actitud litúrgica es siempre actitud física y espiritual. La oración se amplía con la acción física y comunitaria y de esta forma la unidad se abre a toda la realidad».

El obispo de Roma concluyó reflexionando sobre «la perenne actualidad de la relación entre la fe y el mundo», centro del pensamiento del teólogo.

«Guardini veía en la universidad la sede de la búsqueda de la verdad. Pero ello sólo puede materializarse si la universidad está libre de cualquier manipulación y de cualquier implicación política o de otro género. Hoy más que nunca, en un mundo globalizado y fragmentado, es necesario que se lleve adelante esta exigencia», concluyó.

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ZENIT Staff

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