CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 3 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La Oficina de Información de la Santa Sede acogió este miércoles la rueda de prensa de presentación del XII volumen, en alemán, de la Opera omnia de Joseph Ratzinger y de la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura.
La plenaria del dicasterio vaticano se celebrará del 10 al 13 de noviembre sobre el tema Cultura de la comunicación y nuevos lenguajes.
El volumen se titula Künder des Wortes und Diener eurer Freude – Theologie und Spiritualität des Weihesakramentes (Anunciadores de la Palabra y Servidores de vuestra alegría).
En la rueda de prensa, intervinieron el presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, monseñor Gianfranco Ravasi, y el obispo de Regensburg y miembro del Consejo Pontificio monseñor Gerhard Ludwig Müller, que se ha ocupado de la Opera omnia de Joseph Ratzinger,.
También el responsable del Departamento Arte y Fe del Consejo Pontificio de la Cultura, monseñor Pasquale Iacobone, y el responsable del Departamento Comunicación y lenguajes del mismo dicasterio, el doctor Richard Rouse.
En su intervención, monseñor Müller recordó que el tema del volumen está constituido por la teología y la espiritualidad del sacramento del orden.
Como recordó Benedicto XVI en la homilía conclusiva del Año Sacerdotal, el pasado 11 de junio, el sacerdocio no es sencillamente un “oficio, sino un sacramento: Dios se sirve de un pobre hombre para estar, a través de él, presente para los hombres y actuar en su favor”.
El texto, explicó el prelado, se divide en tres partes. En la sección A, titulada Teología del sacramento del orden, Joseph Ratzinger “ilustra positivamente el fundamento bíblico y el coherente desarrollo histórico-dogmático del sacramento del orden”.
En la sección B, titulada Servidores de vuestra alegría, se presenta “un recopilatorio de meditaciones sobre la espiritualidad sacerdotal, ya publicada anteriormente como obra independiente con el mismo título”.
La sección C recoge diversos sermones dados con motivo de consagraciones sacerdotales y diaconales, primeras misas y jubileos.
“No se trata tanto de lírica religiosa como del redescubrimiento de las fuentes espirituales a las cuales cada sacerdote acude diariamente para ser un buen obrero del Señor y un entusiasta servidor de la Buena Noticia de Cristo”, afirmó monseñor Müller, “un pastor que no se apacienta a sí mismo, sino que como Cristo, el sumo Pastor, sacrifica su propia vida por el rebaño de Dios”.
“Donde se derrumba el fundamento dogmático del sacerdocio católico”, observó el prelado, “no se extingue solo la fuente de la que se alimenta una existencia en seguimiento de Jesús, sino que disminuye también la motivación a renunciar al matrimonio por amor del Reino de los Cielos, y con la fuerza del Espíritu Santo aceptar con alegría y convicción el celibato como una referencia escatológica al futuro mundo de Dios”.
“Si se descuida la relación simbólica inherente al sacramento, el celibato sacerdotal acaba como una mera reliquia de un pasado hostil al cuerpo, y se identifica y se opone como causa única de la escasez de sacerdotes”.
La crisis del sacerdocio que ha afectado a Occidente en las últimas décadas, prosiguió el obispo de Regensburg, es también “el resultado de una desorientación fundamental del cristiano frente a una filosofía que transfiere el significado íntimo y el objetivo último de la historia y de toda existencia humana en una dimensión mundana, quitándole así su dimensión trascendente”.
En este contexto, sólo “volver a depositar toda expectativa en Dios y fundar la entera existencia en Auqel que en Cristo nos ha dado todo” puede ser “la lógica de una elección de vida que se pone con ddicación absoluta al sguimiento de Jesús y participa en su misión de Redentor del mundo”.
“La verdadera esencia del sacerdocio sacramental consiste en el hecho de que el obispo y el presbítero son servidores de la Palabra, que llevan a cabo el servicio de la reconciliación y el cuidado pastoral del rebaño de Dios confiado a ellos. En la medida en que ellos realizan el mandato de Cristo, a través de sus actos y palabras, Cristo mismo se hace presente”.
La misión en el campo cultural
En su intervención, monseñor Pasquale Iacobone subrayó que la plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura quiere “dirigir la atención a un aspecto esencial de las culturas contemporáneas”: “el uso del lenguaje y de la comunicación, para estudiar la actual situación y porponer líneas de acción para la misión evangelizadora de la Iglesia”.
La Iglesia, recordó, “tiene una larga tradición en el uso de diversas formas lingüísticas en sus comunicaciones dirigidas tanto a su propio interior como al exterior”.
La plenaria del dicasterio “revisará estos y otros lenguajes usados hoy para implicar a la persona”, sobre todo “las características de la interactividad y de la participación, de la claridad y de la sencillez – aunque evitando la simplificación – y los lenguajes figurativos y narrativos para poder transmitir mejor a nuestros contemporáneos de forma comprensible lo que hemos recibido”.
El doctor Richard Rouse recordó posteriormente que la esfera de la comunicación “constituye una parte esencial de la antropología y es una dimensión fundamental de la persona, así como lo es la cultura”.
“La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, está en el origen de las relaciones interpersonales, de la comunidad social y de la cultura y tiene varios ámbitos de pertenencia y de identidad”.
Dado que “los sistemas de los lenguajes y de la comunicación evolucionan”, “evangelizar en este ‘ambiente’ requiere una actualización continua de nuestra capacidad de comprensión y de interpretación de los lenguajes, especialmente de los valores culturales que estos representan”.
“Surge la necesidad de suscitar estímulos culturales para ponerse al servicio de los ‘nativos digitales’ en el mundo interactivo, sin olvidar los demás medios menos tradicionales – revistas, libros, diarios, televisión, radio, teléfono, cine”, subrayó.
“No es nuestra precupación promover el uso de las técnicas más modernas, sino analizar y poner de relieve el humanum dentro de ellos”.