SEATTLE, Washington, miércoles 3 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El presidente del Consejo Pontificio para la Salud, el arzobispo Zygmunt Zimowski, destaca la necesidad de la integridad de todos los profesionales, especialmente de los médicos, en un mensaje enviado al congreso formativo anual de la Catholic Medical Association.

El encuentro, de tres días, finalizó el sábado en Seattle (Washington, Estados Unidos), y se centró en el tema Restaurar la integridad de la Medicina: el imperativo para una antropología cristiana.

“Hoy, restaurar la integridad es una necesidad que sienten todos los profesionales y se hace más categórica cuando se trata de una profesión que se ocupa de la vida humana y la salud”, afirma en su mensaje.

Y explica: “La verdad de que los seres humanos están creados a imagen de Dios y a ellos les está confiada la custodia de la creación se encuentra en el corazón de la revelación cristiana”. 

“De este hecho podemos deducir que los seres humanos están llamados a disfrutar de una comunión personal con Dios y con los demás, y también a llevar a cabo, en nombre de Dios, una administración responsable del mundo creado; esos son elementos básicos de la antropología cristiana”.

El arzobispo afirma que “la investigación científica básica y aplicada constituye una expresión significativa de esta custodia de la creación”.

Progreso

También destaca que “el progreso en las ciencias biológicas y médicas ha abierto una amplia gama de posibilidades terapéuticas eficaces”.

“Sin embargo -añade el arzobispo Zimowski-, la variedad de posibilidades expone al hombre a la tentación de ir más allá de los límites de un dominio razonable de la naturaleza”.

“Por eso es importante recordar que la investigación científica y su aplicación deben evaluarse moralmente en referencia a la dignidad de la persona humana”.

Citando la Domus Vitae, el prelado afirma: “La ciencia y la tecnología son recursos valiosos para el hombre cuando se ponen a su servicio y cuando promueven su desarrollo integral para el beneficio de todos; pero no pueden mostrar por sí mismos el significado de la existencia ni del progreso humano. Al ser ordenadas por el hombre, que las inicia y las desarrolla, trazan de la persona y sus valores morales la indicación de su objetivo y la conciencia de sus límites (···) porque (···) la ciencia sin conciencia sólo puede conducir a la ruina del hombre (n. 2).

El arzobispo Zimowski afirma: “Como profesionales de la salud católicos, sois conscientes de que la vida y la salud física son dones preciosos confiados a nosotros por Dios, y debemos cuidarlos de una manera sensata”.

Y concluye: “La práctica de la medicina no puede separarse de esta verdad”.