CIUDAD DEL VATICANO, jueves 18 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha comunicado al Gobierno de la República Popular China que consideraría ilícita y perjudicial para las relaciones bilaterales la ordenación episcopal del padre Joseph Guo Jincai, prevista para estos días en la provincia de Hebei, al norte del país.

Además, la supuesta presión de oficiales del Gobierno a obispos en comunión con el Papa para que asistan a esa ordenación constituiría una grave violación de la libertad religiosa y de conciencia, aclaró este jueves el director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, SJ.

“La Santa Sede está preocupada por las informaciones de Mainland China según las cuales diversos obispos en comunión con el Papa están siendo forzados por oficiales del Gobierno a asistir a una ordenación episcopal ilícita en Chengde, al noreste de Hebei, que se dice que está programada en torno al 20 de noviembre”, señala el comunicado del padre Lombardi.

“Si esas informaciones son verdaderas, entonces la Santa Sede consideraría esas acciones como graves violaciones de la libertad religiosa y de la libertad de conciencia”, indica el texto.

La Santa Sede aclaró que “una ordenación así se consideraría ilícita y perjudicial para las relaciones constructivas que han estado desarrollándose en los últimos tiempos entre la República Popular China y la Santa Sede”.

“Además -añade el comunicado-, la Santa Sede confirma que el padre Joseph Guo Jincai no ha recibido la aprobación del Santo Padre para ser ordenado como obispo de la Iglesia católica.

“La Santa Sede, interesada en desarrollar relaciones positivas con China, ha contactado con las autoridades chinas sobre este asunto y ha dejado clara su postura”, concluye el texto.

Obispos “desaparecidos”

El obispo candidato, Joseph Guo Jincai, es el vicesecretario general de la Asociación Patriótica Católica China y representante católico del Parlamento chino, según informó la agencia Ucanews.

Varios obispos de Hebei en comunión con Roma se encuentran en paradero desconocido y diversos sacerdotes han mostrado su preocupación por no poder contactar con ellos.

El obispo Joseph Li Liangui de Cangzhou (Xianxian) -que en el año 2006 fue obligado a asistir a una ordenación episcopal ilícita, pero pudo escapar de la iglesia donde se celebraba- abandonó el obispado con oficiales del Gobierno el pasado 12 de noviembre y ahora no responde a su teléfono móvil.

El obispo coadjutor Francis An Shuxin de Baoding, un antiguo obispo clandestino que ejercía su ministerio abiertamente desde 2006, declaró hace unos días que él y otros obispos de Hebei se encuentran en una “situación difícil”.

El prelado, de 61 años, afirma que oficiales del Gobierno les están presionando para que vayan a Chengde, pero insiste en que nunca asistirá a una ordenación ilícita.

Creada por la autoridad china en 1955, Chengde no está reconocida como diócesis por el Vaticano. Cuenta con seis sacerdotes, quince monjas, 16 parroquias y 20.000 laicos.