SANTIAGO DE COMPOSTELA, sábado 6 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó hoy a España y a Europa a «edificar su presente y a proyectar su futuro desde la verdad auténtica del hombre, desde la libertad que respeta esa verdad y nunca la hiere, y desde la justicia para todos, comenzando por los más pobres y desvalidos».
En su discurso pronunciado durante la ceremonia de bienvenida a Santiago de Compostela, habló de la importancia de construir «una España y una Europa no sólo preocupadas de las necesidades materiales de los hombres, sino también de las morales y sociales, de las espirituales y religiosas».
«Todas ellas son exigencias genuinas del único hombre y sólo así se trabaja eficaz, íntegra y fecundamente por su bien», añadió.
El Papa, acompañado en la tribuna de autoridades por los Príncipes de Asturias, herederos al Trono del país, monstró su «profunda alegría al estar de nuevo en España, que ha dado al mundo una pléyade de grandes santos, fundadores y poetas».
Otra de las contribuciones de España ha sido, en el siglo XX, las «nuevas instituciones, grupos y comunidades de vida cristiana y de acción apostólica», subrayó.
«Vengo como peregrino en este Año Santo Compostelano y traigo en el corazón el mismo amor a Cristo que movía al Apóstol Pablo a emprender sus viajes, ansiando llegar también a España», afirmó el Papa.
Quiere así unirse a «esa larga hilera de hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos, han llegado a Compostela desde todos los rincones de la Península y de Europa, e incluso del mundo entero».
«Ellos, con la huella de sus pasos y llenos de esperanza, fueron creando una vía de cultura, de oración, de misericordia y conversión, que se ha plasmado en iglesias y hospitales, en albergues, puentes y monasterios».
Gracias al Camino de Santiago, afirmó, «España y Europa fueron desarrollando una fisonomía espiritual marcada de modo indeleble por el Evangelio».
Hombre en camino
El Papa dedicó una parte de su discruso a la importancia de la «experiencia del caminar», de la peregrinación.
«En lo más íntimo de su ser, el hombre está siempre en camino, está en busca de la verdad. La Iglesia participa de ese anhelo profundo del ser humano y ella misma se pone en camino, acompañando al hombre que ansía la plenitud de su propio ser».
Al mismo tiempo, explicó, «la Iglesia lleva a cabo su propio camino interior, aquél que la conduce a través de la fe, la esperanza y el amor, a hacerse transparencia de Cristo para el mundo».
Se refirió también a la segunda etapa del viaje, en Barcelona, aludiendo a la «fe de sus gentes acogedoras y dinámicas. Una fe sembrada ya en los albores del cristianismo, y que fue germinando y creciendo al calor de innumerables ejemplos de santidad, dando origen a tantas instituciones de beneficencia, cultura y educación».
Esta fe, añadió, «inspiró al genial arquitecto Antoni Gaudí a emprender en esa ciudad, con el fervor y la colaboración de muchos, esa maravilla que es el templo de la Sagrada Familia».
«Tendré la dicha de dedicar ese templo, en el que se refleja toda la grandeza del espíritu humano que se abre a Dios», añadió.
El Papa quiso hacer su despedida en gallego, la lengua local de esta región española, mostrando su «cariño y cercanía a los amadísimos hijos de Galicia, de Cataluña y de los demás pueblos de España».
«Al encomendar a la intercesión de Santiago Apóstol mi estancia entre vosotros, suplico a Dios que sus bendiciones alcancen a todos», concluyó.
Por su parte, el Príncipe Felipe, que dio la bienvenida al Papa en nombre de los Reyes Juan Carlos y Sofía, recordó la importancia de las anteriores dos visitas a Santiago de su predecesor, Juan Pablo II.
«Desde aquellas fechas se ha producido una verdadera eclosión en el número de peregrinos y caminantes que llegan a Compostela. Proceden de toda España, del resto de Europa y de Iberoamérica. Así mismo, llegan cada vez más del resto del mundo, de los demás continentes, realzando así la proyección y dimensión universal del Camino», reconoció el heredero al Trono.
Él mismo y su esposa realizaron el pasado mayo varios tramos del Camino, «este gran Camino de encuentro y de diálogo, tan vinculado a nuestra historia y cultura, que recorre y une a Europa desde hace siglos», y que fue «el primer proyecto europeo común».
Por otro lado, el Príncipe mostró el aprecio de los españoles por el compromiso del Papa «con la paz, la libertad y la dignidad del ser humano».
«Nos reconforta muy especialmente en los tiempos complejos y de crisis que vive el mundo. Tiempos en los que la guerra y el terrorismo, el hambre y la pobreza, la injusticia y el dolor, requieren de la firmeza, del compromiso personal y del esfuerzo de los gobernantes de la tierra y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad».
Por Inma Álvarez