Solidaridad de la Iglesia boliviana con arzobispo amenazado de expulsión

Su delito: alertar a los jóvenes implicados en microtráfico de cocaína

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LA PAZ, jueves, 25 noviembre 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia en Bolivia manifestó su “honda preocupación” por “las agresiones y amenazas” vertidas en los últimos días contra el arzobispo de Cochabamba Tito Solari, italiano de nacimiento, a raíz de sus declaraciones de hace una semana sobre los problemas que afrontan los jóvenes involucrados en el microtráfico de cocaína, en poblaciones del Chapare, en Cochabamba.

Según el servicio de noticias de la Iglesia, los católicos del país están muy preocupados “por la reacción del Gobierno” ante la voz de alerta de monseñor Solari, pidiendo que se retracte so pena de expulsión del país. El obispo, como es su misión, alertó a los jóvenes especialmente, y a personas de todas las edades, de los peligros que entraña entrar en las redes de la droga.

“Las reacciones del Gobierno –decía un comunicado del Consejo Boliviano de Laicos este lunes- nos parecen desproporcionadas, exageradas y con posturas defensivas. Pensamos que la respuesta atinada es la investigación y la prevención”.

“La Iglesia tiene la obligación de decir su palabra en la vida social y política que afecta a sus feligreses, no debe ni puede callar. Debe iluminar como lo ha hecho siempre. Tiene la autoridad moral ganada por la sangre de sus mártires, aunque algunos intenten descalificarla y silenciarla”, añade.

Y pide “a los católicos que están en las diferentes instancias del quehacer social y político del país” crear espíritu de fraternidad y paz. “Que su fe y compromiso no desaparezcan por las dificultades y adversidades o por la comodidad”, exhorta.

La Conferencia Episcopal, en un comunicado de este miércoles, asegura que “es noticia frecuente la incautación o descubrimiento de fábricas de droga en diversos puntos del país, y tanto la realidad como la gravedad del narcotráfico han sido reconocidas incluso por el mismo Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia”.

Los obispos bolivianos afirman que “no es la primera vez que alguien se refiere a estos problemas” indicando que, “en el pasado remoto y reciente, diversos reportajes de medios de comunicación han dado cuenta del tráfico de droga que compromete a adultos y menores de edad”.

Como Iglesia boliviana, “nos solidarizamos con monseñor Tito por ser un obispo identificado con su pueblo y conocedor de los males que le aquejan, por su presencia y contacto con la gente, día a día, a lo largo de décadas de servicio y que alza su voz de alerta porque está en juego la integridad física y espiritual de tantos niños y jóvenes”, dice el comunicado.

Los prelados apelan a la propia población de la archidiócesis de Cochabamba que “puede dar cuenta del compromiso y aportes de monseñor Tito en situaciones álgidas, como la realidad de las cárceles, los niños de la calle, la problemática del agua y otras, actuación que le otorga la suficiente autoridad moral para pronunciarse sobre estos temas”.

Explica que la intención del prelado amenazado “no ha sido sentar una denuncia y su palabra no ha pretendido criticar y menos atacar a nadie, sino hacerse eco de la inquietud  de agentes de pastoral, educadores, padres de familia y jóvenes por la grave amenaza del narcotráfico en el Chapare”.

“Expresar una preocupación como pastor basada en su propia  experiencia y en testimonios de los propios pobladores no implica presentar pruebas tal como se le pide, pues ésa es tarea de las autoridades responsables”, puntualizan los prelados.

Aseguran que las palabras del arzobispo “no hieren a nadie, sino que más bien buscan defender la  integridad y dignidad de las personas, especialmente de los jóvenes, expresando pena y dolor por aquéllos que se ven inducidos a esa actividad ilícita”.

Concluyen reafirmando su “deber y compromiso con los valores del Reino de Dios: verdad, libertad, justicia y amor, al servicio de todos los bolivianos”.

En un comunicado fechado el 25 de noviembre, los sacerdotes de Bolivia expresan respaldo y comunión con el arzobispo de Cochabamba. El presidente del Clero Diocesano de Bolivia (CBCD) Milton Claure firmó una misiva, en nombre de todos los sacerdotes diocesanos de Bolivia, en la que expresa su comunión con monseñor Solari.

Señalan que la preocupación del pastor es la de toda la Iglesia y esta exige a los sacerdotes “un mayor discernimiento pastoral sobre nuestra opción evangelizadora, vivida y asumida en cada una  de nuestras comunidades parroquiales”.

“Como Iglesia –aseguran- nos sentimos comprometidos en la construcción de respuestas coherentes, desde el Evangelio, a los desafíos pastorales que nos plantea nuestra sociedad”.

Mientras crece la polémica, los medios de comunicación bolivianos se muestran sorprendidos por lo que consideran un injustificado ataque a la Iglesia cuando la realidad puesta de manifiesto por el pastor de Cochabamba es sobradamente conocida.

La prensa sugiere que “el Gobierno debería convocar a una cruzada de los bolivianos para enfrentar a este peligro, que es la peor amenaza que se cierne sobre Bolivia”. “Decir que en el Chapare hay droga es una verdad de Perogrullo. Lo sabe todo el mundo”, añade el diario de La Paz. 

El mismo presidente Evo Morales expresó en octubre que le había impresionado el lujo de los vehículos en los que llegaron a una reunión los dirigentes sindicales de los cocaleros. Y los chapareños están alarmados por el grado de violencia que se da en la región.

Este medio sugiere al Gobierno que llame “a una cruzada de todos los bolivianos para enfrentar a este peligro, que es la peor amenaza que se cierne sobre Bolivia” para lo que tendría que convocar a todas las instituciones, incluida la Iglesia católica. Y concluye: “Ensañarse con un obispo es, en este panorama, un desatino”. 

Libertad digital se hace eco este viernes de las denuncias de Caritas y la Policía, que confirman que los narcos usan niños. Este medio informa que el viceministro de Movimientos Sociales, César Navarro, llamó “calumniador” al arzobispo Solari, y la líder de los diputados del partido en el Gobierno –el Movimiento al Socialismo (MAS)–, Emiliana Aiza, pidió que la Iglesia católica sea expulsada de Bolivia porque es, afirmó, “enemiga” de los campesinos y comercializa su fe.

El jefe de Policía de Bolivia, el general Óscar Nina, confirmó las palabras de monseñor Solari. Dijo que está “completamente demostrado” que algunas bandas de narcotraficantes utilizan a “adolescentes”, porque “no escatiman ningún esfuerzo por lograr su objetivo”.

El delegado pastoral de Caritas en Cochabamba, Eugenio Coter, aseguró a Radio Erbol que hay datos de la Defensoría de la Niñez y de la Policía que respaldan la denuncia de que hay menores de edad involucrados en el narcotráfico.

Este jueves, el Presidente de Bolivia desestimó el ultimátum para que “un obispo italiano” (sic), según los detractores del arzobispo de Cochabamba, se retracte de haber afirmado que colegiales trafican con droga en el país.

“No comparto con mis compañeros ese término creo que está equivocado” – dijo – ante el ultimátum de 48 horas dado por los cocaleros del Chapare al arzobispo. Sin embargo, lamentó que el arzobispo hiciera la denuncia a la prensa, en lugar de informar antes al Gobierno o a las autoridades.

El Consejo presbiteral de la diócesis de El Alto, en un comunicado firmado este miércoles por el obispo Jesús Juárez–, se unió a la preocupación de monseñor Solari sobre “la necesitad de trabajar para el bien de todos los bolivianos que sean víctimas del mal de la droga”, e invitó a la población a participar en las eucaristías del domingo 28, “pidiendo la sabiduría necesaria, para trabajar juntos en la búsqueda de soluciones a este problema que nos aflige”.

La oleada de apoyos al arzobispo de Cochabamba sigue creciendo: este jueves, el Vicariato Apostólico del Beni, reunido en Trinidad en Consejo Pastoral Ampliado –con sus obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, seminaristas, laicos y laicas, delegados de sus treinta parroquias–, se unió a lo dicho por Solari sobre microtráfico de drogas, asegurando haberlo denunciado en varias oportunidades.

Este viernes, la diputada por Cochabamba y ex jefa de bancada del MAS en la Cámara Baja, Rebeca Delgado, expresó su profundo respeto a monseñor Solari. Delgado consideró que las declaraciones del arzobispo de Cochabamba no son políticas y cree que en ellas expresó su preocupación por la utilización de menores de edad en el narcotráfico.

Bolivia es el tercer productor de coca del mundo, con un 18% del total, detrás de Perú y Colombia, y los analistas estiman que buena parte de esa producción está destinada al narcotráfico.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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