CIUDAD DEL VATICANO, jueves 6 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI felicitó hoy la Navidad a los cristianos de las Iglesias orientales, que celebran el nacimiento de Jesús mañana viernes, siguiendo el calendario juliano.
Tras rezar el Ángelus desde la ventana del Palacio apostólico vaticano ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, dijo: “Dirijo de corazón mi saludo y mis felicitaciones más fervientes a los hermanos y a las hermanas de las Iglesias Orientales que mañana celebrarán la Santa Navidad”.
Y a continuación pidió que “la bondad de Dios, manifestada en Jesucristo, Verbo encarnado, refuerce en todos la fe, la esperanza y la caridad, y conforte a las comunidades que se encuentran en pruebas”.
Por otra parte, el Pontífice también recordó que la Epifanía es la Jornada Misionera de los Niños, propuesta por la Obra Pontificia de la Santa Infancia, y agradeció y bendijo a todos los niños y chicos que participan en ella.
“ Muchos niños y chicos, organizados en las parroquias y en las escuelas, forman una red espiritual y de solidaridad para ayudar a sus coetáneos más en dificultad”, explicó.
Para el Papa, “es muy bonito e importante que los niños crezcan con una mentalidad abierta al mundo, con sentimientos de amor y de fraternidad, superando el egocentrismo y el consumismo”.
Y dirigiéndose a los niños y chicos que participan en esta Jornada, les dijo que “con vuestra oración y vuestro compromiso vosotros colaboráis en la misión de la Iglesia”.
La Infancia Misionera o Santa Infancia fue instituida por el obispo de Nancy (Francia), monseñor Charles de Forbin Janson, el 9 de mayo de 1843 en París, y depende de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.
Está compuesta por millones de “pequeños misioneros” hasta los 14 años distribuidos en parroquias, escuelas y movimientos de los cinco continentes.
¿Quién es Jesús?
Antes de rezar el Ángelus, Benedicto XVI se refirió brevemente al significado de “la venida y la adoración de los Magos” como “primer signo de la singular identidad del hijo de Dios, que es también hijo de la Virgen María”.
Explicó que “desde entonces empezó a propagarse la pregunta que acompañará toda la vida de Cristo, y que de varias maneras atraviesa los siglos: ¿quién es este Jesús?” y dijo que “ésta es la pregunta que la Iglesia quiere suscitar en el corazón de todos los hombres”.
“Éste es el ansia espiritual que impulsa la misión de la Iglesia -afirmó-: dar a conocer a Jesús, su Evangelio, para que todo hombre pueda descubrir en su rostro humano el rostro de Dios, y ser iluminado por su misterio de amor”.
También señaló que la epifanía “anuncia la apertura universal de la Iglesia” y “nos dice también cómo la Iglesia realiza esta misión: reflejando la luz de Cristo y anunciando su Palabra”.
“Los cristianos están llamados a imitar el servicio que hizo la estrella para los Magos -exhortó-. Debemos resplandecer como hijos de la luz, para atraer a todos a la belleza del Reino de Dios”.
“Y a cuantos buscan la verdad -añadió-, les debemos ofrecer la Palabra de Dios, que conduce a reconocer en Jesús ‘al verdadero Dios y la vida eterna’”.