JERUSALÉN, jueves 13 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Una búsqueda de oración, una llamada a la peregrinación y un compromiso para perseguir una paz justa es el tema del comunicado final de la Coordinadora de conferencias episcopales de Europa y América en apoyo a la Iglesia en Tierra Santa, que celebró su undécimo encuentro anual en Jerusalén del lunes 10 de enero hasta este jueves.
Firman el texto el arzobispo Patrick Kelly de Liverpool (de la Conferencia de los Obispos Católicos de Inglaterra y Gales), el arzobispo Rock Mirdita de Tirana-Durazzo (Conferencia Episcopal Albanesa), el obispo para los Asuntos Europeos William Kenney (de la Conferencia de los Obispos Católicos de Inglaterra y Gales), el obispo Pierre Morissette de St Jerome (Conferencia Episcopal Canadiense), el obispo Michel Dubost de Evry (Conferencia Episcopal Francesa), el obispo de Reykjavik y representante de la Conferencia de los Obispos Nórdicos Peter Bürcher, y el obispo de Tréveris y presidente de la Comisión Alemana Justicia y Paz Stephan Ackermann.
También forman parte de la Coordinadora por Tierra Santa, pero tuvieron que abandonar anticipadamente el encuentro, el obispo Gerald Kicanas de Tucson (Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos) y el arzobispo Joan-Enric Vives de Urgell (Conferencia Episcopal Española).
“Nos hemos reunidos por undécima vez en Tierra Santa para mostrar, compartir e intercambiar nuestras experiencias y esperanzas, el amor y la solidaridad de los católicos de nuestros países por la tierra de nuestro Salvador, por los santos lugares y, especialmente, por las personas que constituyen la comunidad de creyentes aquí”, escriben los firmantes en el comunicado.
El encuentro de este año, explican, se ha concentrado sobre todo “en el encuentro con todas las confesiones cristianas”.
“Nuestra vocación como cristianos es construir puentes, y nuestra esperanza compartida es reunir a todos los cristianos en la búsqueda de una paz justa para todos en esta tierra”, confiesan.
Según los obispos, “toda visita a Tierra Santa lleva beneficios, tanto a los peregrinos como a la gente que vive aquí, sobre todo a la comunidad cristiana”.
Respecto a la influencia que esta visita ha tenido sobre ellos mismos, reconocen seguir adelante “con un renovado compromiso con la oración con y por nuestros hermanos obispos, la comunidad cristiana y todos los habitantes de Tierra Santa”.
“Nos comprometemos a rezar por una paz justa y por los pasos necesarios para defender la vida, la dignidad, los derechos y la libertad religiosa de todos en Oriente Medio”, añaden.
“Alentamos también a los peregrinos a que visiten la tierra en la que Jesús caminó y la gente continúa viviendo su fe”.
“Estamos con aquellos que quieren desesperadamente encontrar maneras para contribuir a una situación de mayor justicia y paz donde ven tanto miedo y desconfianza, incluso odio y destrucción”, prosigue el texto.
A pesar de “algunas mejoras tangibles” en la expedición de visados, hemos constatado una vez más con dolor “la frustración experimentada por parte del clero y de los religiosos católicos cuya tarea cotidiana se hace difícil por las restricciones a sus movimientos”.
Igualmente, los firmantes exhortan “enérgicamente a la conclusión de las largas negociaciones entre la Santa Sede y el Estado de Israel”.
“Continuaremos trabajando por una paz duradera apoyando una auténtica solución de dos Estados con seguridad y reconocimiento para el Estado y el pueblo de Israel y un Estado viable e independiente para los palestinos”, continúan.
“Trabajaremos por un futuro en el que las vidas, la dignidad y los derechos tanto de los palestinos como de los israelíes sean protegidos y respetados”.
“Continuaremos pidiendo a los católicos que recen por nuestros hermanos y nuestras hermanas en esta tierra e informaremos a otras personas interesadas de lo que hemos aprendido”.
“Continuaremos las conversaciones con los diplomáticos y políticos en nuestros países para compartir las preocupaciones de las comunidades cristianas con las que nos hemos encontrado”.
Desde este punto de vista, los firmantes destacan la importancia de los líderes religiosos, que “pueden influir en la manera como sus hermanos en la fe ven a las personas que no comparten sus creencias” y “deben mostrar más valentía y responsabilidad en el liderazgo”.
En concreto, los que se dedican a la enseñanza, “tienen una particular responsabilidad en ayudar a las jóvenes mentes a crecer en el respeto a los derechos y a la dignidad de toda persona creada por Dios, independientemente de sus creencias, cultura o nacionalidad”.
El comunicado final se refiere después a los que “gobiernan las distintas partes de Tierra Santa”, que “deben unir las voluntades y encontrar la manera de dar pasos valientes por la justicia y la paz”.
“Los líderes de nuestras naciones, cuyas políticas tienen importantes efectos aquí, tienen responsabilidades ineludibles para ayudar a favorecer una paz justa y defender los derechos de los creyentes y de todas las personas en estas tierras”.
“También los periodistas saben cuán poderosas pueden ser sus palabras -concluye el texto-. Les pedimos que informen sobre las dificultades, pero también sobre los signos de esperanza”.
En la homilía de la celebración de clausra, celebrada este jueves en la iglesia del Santo Sepulcro, el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fouad Twal, afirmó que la Iglesia en Tierra Santa “anhela gustar la paz de Cristo, poniendo fin al largo periodo de luchas que ha dispersado a tantos hijos e hijas suyos”.
“No debemos perder nunca la esperanza, y con valentía, paciencia y determinación, esperamos, confiamos”, añadió.
A los participantes que se preparaban para volver a sus países, les pidió que tengan “la valentía de hablar a todos de lo que habéis visto, sentido y tocado” y que su viaje “no se quede sólo en un encuentro ocasional o un interludio interesante y conmovedor, sino que sea una inspiración para vuestra prédica y para la vida de los fieles de vuestra comunidad y diócesis”.
Y concluyó: “Que pueda ser un punto de partida para un futuro de comunicación, consulta, afirmación, alimento espiritual y comunión”.
Por Patricia Navas