VIENTIÁN, jueves 13 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Durante el periodo navideño se produjeron en Laos nuevos arrestos y expulsiones de cristianos, informó Eglises d’Asie (EDA), la agencia de Misiones Extranjeras de París.
Según fuentes protestantes evangélicas locales, las autoridades locales arrestaron a once cristianos el pasado 4 de enero en la localidad de Nakoon, tres de los cuales permanecen todavía detenidos por haber “celebrado una reunión secreta”.
Al día siguiente del arresto, dos cristianos fueron liberados, así como otros seis, el 6 de enero, de los cuales dos niños de entre 4 y 8 años, que habían sido encarcelados en la cárcel provincial de Khammouan, en el centro de Laos.
La mayor parte de ellos habían llegado de Vientián para celebrar la Navidad en la casa del reverendo Wanna de Nakoon, en el distrito de Hingoun, provincia de Khammouan. Los once fueron arrestados por policías armados la víspera de la celebración prevista.
Los tres cristianos que permanecen entre rejas han sido identificados como responsables de “Iglesias domésticas”.
Se trata del reverendo Wanna, de la localidad de Nakkon; Thao Chanlai, de la localidad de Tonglar, y Thao Kan, de la ocalidad de Nahin.
Se enfrentan a una condena por crimen contra el Estado según la ley de Laos y a duras penas de cárcel.
En diciembre, el reverendo Wanna había informado a las autoridades locales de que miembros de su Iglesia deseaban reunirse en su casa el 5 de enero para celebrar la Navidad según las directivas de la Iglesia evangélica laosiana aprobadas por el Gobierno, que ha fijado las fechas de las celebraciones oficiales entre el 5 de diciembre y el 15 de enero.
El 4 de enero por la tarde, una veintena de policías irrumpieron en la casa del pastor, apuntando con sus armas a las once personas presentes que se disponían a cenar, y les llevaron por la fuerza bajo la acusación de “celebrar una reunión secreta sin aprobación oficial”.
Campaña anticristiana
Este arresto es el más reciente de una serie de acciones anticristianas que afectan especialmente al distrito de Hinboun, y que comenzaron cuando habitantes de Nakoon y de su entorno se convirtieron al cristianismo.
Las autoridades acusan al reverendo Wanna de destruir la cultura tradicional laosiana y de hecho ya le habían arrestado el pasado mes de mayo por haber rechazado acabar con sus reuniones de oración en casa.
Junto a él, también fue encarcelado Thao Chanlai, que había empezado también a reunir a cristianos en casa en su localidad de Tonglar, cercana a Nakoon.
Los fieles participantes en los encuentros de oración tuvieron que acudir a terapias de reeducación y firmar documentos por los que abjuraban de su fe.
Pero los encuentros en la casa del pastor se habían reanudado tras su salida de la cárcel, el pasado mes de octubre, a pesar de las amenazas de las autoridades locales.
Según la ONG Christian Aid Mission, también se han producido hechos similares durante la Navidad, entre ellos la expulsión, el 23 de diciembre, de una docena de familias cristianas de su localidad de Katin, en el distrito de Ta-Oyl.
Sobre las nueve de la mañana, el jefe de la localidad, acompañado por las fuerzas del orden locales, responsables de Asuntos religiosos de la comunidad y algunos habitantes armados, forzaron a los cristianos a salir de sus casas, y les ordenaron escoger entre renunciar a su fe o ser expulsados de la comunidad.
Como se negaron a obedecer, las familias fueron expulsadas de la localidad, sin comida ni bienes personales y tuvieron a unirse a una comunidad marginal de otros cristianos que también fueron excluidos anteriormente de Katin.
Todos ellos viven actualmente en refugios improvisados, construidos junto a la selva, en los límites de las tierras de la localidad.
Tres días después de esa expulsión forzada, el 26 de diciembre, para asegurar que esas familias cristianas no volvían, el jefe de la localidad y las autoridades locales quemaron las cercas que rodeaban los arrozales, destruyeron los diques que retenían el agua y pisotearon los cultivos.
También en Katin, el 10 de enero, la celebración dominical de los cristianos fue interrumpida por el jefe de la localidad, arropado por las autoridades del distrito de Ta-Oyl y por un centenar de hombres, la mayor parte armados.
Profirieron las mismas amenazas que a las familias expulsadas el 23 de enero, pero estas familias también se negaron a renunciar a su fe.
Por ello, el grupo, de unas cincuenta personas, fue conducido fuera de la localidad, sus casas, incendiadas y sus bienes, confiscados.
Estas familias cristianas sobreviven ahora en condiciones muy difíciles, les falta agua y alimento y siguen a la espera de la ayuda prometida por las autoridades provinciales.
La comunidad cristiana representa un 1% de la población de Laos, budista en su gran mayoría. Los artículos 6 y 30 de la Constitución de la República democrática popular de Laos garantiza la libertad de religión, pero en realidad ésta sigue siendo limitada, a pesar de la apertura creciente del país a los intercambios internacionales.
Las minorías étnicas convertidas recientemente al cristianismo sufren especialmente una campaña de represión.