ROMA, lunes 31 de enero de 2011 (ZENIT.org).- La verdad y la autenticidad son el programa y el manual de instrucciones que ofrece Benedicto XVI a los cristianos presentes en Internet y las redes sociales, explica Guillaume Anselin, especialista de comunicación de marcas e instituciones.
En esta entrevista, Anselin, quien ha trabajado en puestos de dirección de algunos de los grupos de comunicación más importantes como McCann Erickson, Ogilvy y Publicis, comenta con ZENIT el mensaje que el Papa ha enviado con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
–«Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma», afirma Benedicto XVI. ¿Nos encontramos ante una post-cultura?
–Guillaume Anselin: El Santo Padre constata que «nace un nuevo modo de aprender y de pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de comunión». De este modo no sólo hace referencia al canal Internet, sino a una nueva «era digital», signo de una nueva cultura en la que ya hemos entrado.
La era digital es una sociedad de «todo-comunicación», conectada en permanencia, en la que se redefine la relación individual con el mundo, con los demás, y la manera de consumir o producir información. En esta era «digital», la información circula prioritariamente a través de «círculos sociales», con el riesgo de dar más crédito a los que están más extendidos («popularizados» por los «amigos» reales o virtuales) que a las fuentes oficiales. El peligro consiste evidentemente en una visión deformada de la realidad.
Supone, además, la abolición de las fronteras y distancias, una cultura de la imagen más que de la escritura, una sociedad «conversacional», en la que el contenido es el objeto mismo de la conversación a gran escala.
Es un fenómeno cultural inédito y reciente: social, mediático, de información inmediata que no deja tiempo para respirar, con sus comunidades de interés, y unos dos mil millones de personas conectadas en todo el mundo. Basta recordar que hace seis años Facebook, YouTube, Twitter, tan presentes en nuestra vida diaria, no existían.
En el caso de los países de cultura mediática intensa podemos hablar efectivamente de post-cultura, en el sentido de un giro hacia una «sociedad digital».
–«Los jóvenes están viviendo este cambio en la comunicación con todas las aspiraciones, las contradicciones y la creatividad propias de quienes se abren con entusiasmo y curiosidad a las nuevas experiencias de la vida», explica el Papa. ¿Cuáles son los riesgos y desafíos?
–Guillaume Anselin: La era digital implica evidentemente a un salto generacional. La televisión de nuestros padres ya no es la de hoy. Con la llegada del «todo multimedia» se da una intensa migración de públicos jóvenes al mundo digital (Internet, móviles…). Mañana habrá generaciones enteras que habrán conocido desde siempre Facebook como principal canal de proximidad para informarse, hablar o encontrarse.
Internet ejerce una fascinación: nos encontramos con un medio personal en el que puedo construirme la identidad que quiero, medirme con los demás, estar «conectado» y hablar de lo que quiero con quien quiero. Un lugar en el que puedo crear algo, sumergirme en universos preexistentes, jugar, escuchar música, ver vídeos, leer…
Se percibe Internet como el «último mundo libre», democrático, pues permite la expresión de todas las opiniones minoritarias, sin obligaciones ni consecuencias… y en aparente seguridad para quien lo utiliza.
El peligro, como explica el Papa, es el de la convivencia de dos identidades, una digital (un avatar de sí mismo) y otra real, así como dos vidas paralelas: una real y contingente y la otra virtual y fácil, aunque también sumamente real, pues ocupa una parte importante de mis días.
El desafío es la construcción de la persona, su unidad de vida, y la formación de la conciencia, gracias a una utilización equilibrada de Internet en lo que tiene de mejor: un maravilloso instrumento práctico y lúdico, cuando sabemos utilizarlo. Pues encontrar una información en Internet no significa siempre encontrar una solución.
–«Existe un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital», afirma el Papa, quien llama al cristiano a «dar testimonio coherente» del Evangelio en la era digital. ¿Cómo responder a esta invitación del Papa?
–Guillaume Anselin: El Papa nos ofrece un programa y un manual de instrucciones muy claro: la verdad y la autenticidad. ¡En cuestión de estrategia de comunicación no podría hacer una propuesta mejor ! Es un aliento a comprometerse sin tener miedo y con lucidez. Podemos quedarnos con tres aspectos importantes para el comunicador cristiano.
1. En primer lugar, la verdad ante todo, pues en materia de fe nosotros, los cristianos, no tenemos nada mejor que ofrecer en respuesta a esa sed inscrita en el corazón de los hombres. En una época cada vez más saturada de información, esto quiere decir estar presente y dar razones: fuentes fiables de la doctrina (visibles, con un lenguaje accesible), y testimoniar con sencillez aquello en lo que creemos y la manera en que lo vivimos, con los medios a nuestra disposición (la información, la narración, los vídeos, los foros, los blogs… etc.
Implica también restablecer un equilibrio en el ecosistema digital, y dar a los jóvenes dos elementos esenciales: el derecho a saber y a elegir. Ser «cooperatores Veritatis» [colaboradores de la Verdad, eslogan de Benedicto XVI ndr.] para anunciar el Evangelio, y favorecer un encuentro personal con Jesús que es el Camino, la Verdad y la Vida.
En otras palabras: no estar decididamente presente en el continente digital es una contra-verdad. Es un deber de justicia y un servicio a la caridad en un mundo en aceleración, en el que con frecuencia se trata de borrar la dimensión espiritual y el valor del mensaje cristiano.
2. Para lograrlo, el Santo Padre nos ofrece el manual de instrucciones: hay que ser auténtico…, con coherencia, con constancia, para entrar en diálogo con el Otro. Ser uno mismo, sin ceder para nada en lo fundamental, con una escucha activa para hacerse todo a todos.
Como nos ha dicho en varias ocasiones Benedicto XVI, el estilo cristiano no trata de gustar, corriendo el riesgo de desvirtuar aquello que hemos recibido. Nuestra comunicación es afirmación alegre, positiva… y delicada. Es también coherente, a tiempo y a destiempo. Es social, pues se integra en las culturas de nuestro tiempo. Es evangelización para tocar los corazones y las inteligencias. Es unidad para apoyar a todas las realidades pastorales y eclesiales.
Pero el Santo Padre nos alerta también ante la tentación del «todo digital», pues las tecnologías deben permitir el acercamiento a una práctica de fe, vivida en nuestras comunidades cristianas, en Iglesia.
3. La verdad, por último, merece una nueva actitud. Por este motivo, Benedicto XVI concluye invitándonos a una «creatividad responsable» y a un sentido de «escrupulosa profesionalidad». Hacen falta particulares competencias, pues Internet exige hoy una actitud totalmente profesional y medios adecuados. Tenemos que edificar las catedrales del saber, los atrios y las ágoras del continente digital… formado de bulevares y plazas, pero también de rincones en los que se pierden las personas.
–«Mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre». Como dice Benedicto XVI, la búsqueda de sentido y respuestas sobre la fe y la vida es intensa entre nuestros contemporáneos. ¿Qué ofrece en este sentido el continente digital?
–Guillaume Anselin: La oferta es diversificada pero también sumamente fragmentada. A muchas iniciativas les cuesta encontrar su audiencia por falta de recursos
, de oferta editorial, o porque les es difícil ir más allá de los públicos tradicionales. Para entrar en una web católica hay que serlo, al menos un poco…
La fuerza de los grandes proyectos en Internet es su dimensión claramente multimedial y una inteligencia conectiva, a partir de una necesidad claramente identificada. En el campo de la fe, faltan iniciativas en las que, más allá de publicar noticias de actualidad, se ofrezcan respuestas sencillas en los formatos más variados a las cuestiones que se plantean las personas sobre la fe, la vida y la sociedad.
Tenemos que responder a esta cuestión eterna del hombre, su deseo de trascendencia, con proyectos grandes, interactivos, que transmitan lo que hemos recibido.
Responder al «por qué» y al «cómo» con creatividad, modernidad, y apoyar el trabajo pastoral de las personas sobre el terreno: sacerdotes, educadores, religiosos, catequistas, religiosos, y todos aquellos que en el mundo invierten sus energías en la producción de blogs y páginas web.
En el fondo no es nada nuevo: pues al igual que los cristianos se comprometieron antaño a favor del progreso de las sociedades en nuestras ciudades y campos, del mismo modo el continente digital espera también nuestra presencia visible, serena, a la altura de los desafíos de esta «sociedad digital».
Por Jesús Colina