MULTAN, domingo 6 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Obispos católicos de Pakistán quieren pedir a la Santa Sede el reconocimiento del martirio, paso culminante en un proceso de beatificación, de Shahbaz Bhatti, ministro de las Minorías del gobierno de Pakistán, católico, asesinado el 2 de marzo.
La propuesta se discutirá en la asamblea general de la Conferencia Episcopal del Pakistán, que tendrá lugar en Multan, en el Punjab, del 20 al 25 de marzo, según ha informado la agencia misionera de la Santa Sede, Fides, ofreciendo declaraciones de monseñor Andrew Francis, obispo de Multan y presidente de la Comisión Episcopal para el Diálogo Interreligioso en el país.
Según el obispo, redactor de la propuesta que será votada por la Conferencia Episcopal, «Bhatti es un hombre que ha dado su vida por la fe cristalina en Jesucristo. Nos corresponde a nosotros los Obispos señalar su historia y su experiencia a la Iglesia en Roma para pedir el reconocimiento oficial de su martirio».
En la misa de sufragio celebrada este viernes en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima de Islamabad, monseñor Anthony Rufin, arzobispo de esa ciudad, reconoció que «Shahbaz Bhatti era un hombre que ha seguido el plan de Dios para su vida. Era un hombre que hizo la voluntad de Dios, con fe, obediencia, esperanza, seguridad del Reino».
«Es un hombre que dio su vida por la fe. Estoy seguro de que la Iglesia, siguiendo sus tiempos, lo proclamará mártir», declaraba el mismo arzobispo a Fides poco después de la misa.
La celebración, que precedió al funeral, con una ceremonia ecuménica en la aldea de la que el ministro era originario, Kushphur, en la diócesis de Faisalabad , tuvo lugar en medio de estrictas medidas de seguridad, en presencia de sus familiares, de muchos políticos y diplomáticos, y del primer ministro de Pakistán, Yousaf Raza Gilani.
El ambiente, explican personas que participaron en la ceremonia, era de intensa oración y de conmoción.
En su homilía, monseñor Rufin recordó que la aldea de Kushphur fue fundada por los dominicos y en ella «Bhatti recibió una formación espiritual muy sólida».
En el pueblo, la convivencia con los fieles musulmanes (que en esa localidad son minoría) se vive «en perfecta armonía, con un gran diálogo de vida, y ese ejemplo, Bhatti lo llevó con él como modelo en toda su experiencia de compromiso social y político».
Después, Bhatti chocó «con la dura realidad de las condiciones de vida de los cristianos en Pakistán, marcada por el sufrimiento, la discriminación y la pobreza. Quedó impresionado y entristecido» y este fue «el impulso para su compromiso social y político, siempre vivido como servicio al bien común y como un testimonio de fe en Cristo», reconoció el arzobispo.
«En este servicio, Bhatti ha cumplido la voluntad de Dios, se ha unido al proyecto de vida que el Señor tenía para él», añadió Rufin. «Siempre me pedía que rezara por él, porque era consciente de que el compromiso en el mundo, sin la ayuda de lo alto, es inútil y no puede dar fruto. El servicio en política, sin hacer referencia a la fe, es árido y está expuesto al maligno», concluyó el arzobispo, instando a todos los cristianos laicos a tomar ejemplo de Bhatti en sus vidas.