CIUDAD DEL VATICANO, martes 15 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Siete ediciones iniciales con un total de un millón doscientos mil ejemplares y contratos firmados con veintidós editoras de todo el mundo. Son los números del libro de Benedicto XVI «Jesús de Nazaret – Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección». El volumen se presentó la tarde del 10 de marzo en la Oficina de información de la Santa Sede. De su génesis, de las vicisitudes que han acompañado la realización y sobre todo de la compleja operación editorial que está en su base, «L’Osservatore Romano» ha entrevsitado al sacerdote salesiano Giuseppe Costa, director de la Libreria Editrice Vaticana (LEV).
–En enero, usted preveía la publicación del volumen para marzo: perfectamente a tiempo ¿por mérito de quién?
—El mérito es un poco de todos, pero ante todo del autor, que lo ha entregado a tiempo. Luego siguió un largo trabajo de traducción a las distintas lenguas, y desde febrero la impresión y una organización que realmente ha requerido mucho empeño.
–¿Cuál ha sido la historia del libro?
—Hace casi un año y medio, monseñor Georg Gänswein [secretario del Papa, ndr.] me entregó el texto en formato electrónico en una llave de memoria e impreso en papel. El Papa había concluido el texto a lápiz, con su inconfundible caligrafía menuda, que luego, como siempre, Birgit Wansing pasó al ordenador.
–En Italia, el primer volumen fue publicado por la editorial Rizzoli, mientras que la actual sale con la LEV: un cambio notable.
–Ciertamente. El libro, impreso por la Tipografía vaticana, es distribuido por la RCS, que con su excelente organización nos ha garantizado la distribución de trescientos mil ejemplares en tres días.
–El tema de las traducciones no debe de ser nada fácil.
–En italiano, sobre todo, no ha sido sencillo, porque en estas décadas los libros de Joseph Ratzinger han sido traducidos por diversas manos: el desafío ha sido hallar cierta homogeneidad de lenguaje. Es preciso evitar también el riesgo de que la traducción en varias lenguas pueda no conservar o traicionar el pensamiento del autor. La fidelidad al original se ha asegurado con atención y cuidado gracias a los traductores de la Secretaría de Estado.
–Con el primer volumen, ¿hubo problemas de traducción?
—Sí. Por ejemplo, la traducción china no era impecable, y otras no respondían al lenguaje teológico.
–¿Se han añadido más peticiones de traducciones respecto al primer volumen?
–Sí, el interés es superior y, como consecuencia, el número de editores ha aumentado. Y estamos sólo en los inicios: hemos firmado contratos con veintidós editoras en todo el mundo, pero estamos en negociaciones con otras.
–¿Cómo se eligen los editores?
–Cuando se sabe que el Papa está elaborando un libro, llegan peticiones de muchos países, así que los editores al final son sólo una parte de cuantos lo habían solicitado. En Estados Unidos, por ejemplo, Ignatius Press nos pareció la más adecuada, aunque lo habían solicitado editoras importantes como Doubleday y Our Sunday Visitor. Para la edición en francés, elegimos Parole et Silence, una casa editorial en crecimiento, muy comprometida en la difusión del magisterio papal, y en España Encuentro.
–El cambio ha sido completo…
—Casi completo: no todos los editores del primer volumen han impreso también el segundo. La elección se debe a varios criterios. De seriedad editorial y organizativa, ciertamente, pero también de fiabilidad: nos decidimos por editores capaces de promover no simplemente un libro, sino también su contenido.
–¿Cuáles son los números previstos?
—El 10 de marzo han salido siete ediciones -en alemán, italiano, inglés, francés, español, portugués y polaco- con un total de un millón doscientos mil ejemplares. La edición alemana ha salido con ciento cincuenta mil ejemplares, pero Herder ha añadido cincuenta mil y está lista para otras tiradas. La edición italiana ya está distribuida con trescientos mil ejemplares, y estamos reimprimiendo otros cien mil. Mientras que en Francia están listos cien mil ejemplares, Portugal ha comenzado con veinte mil. A fines de marzo llegará la edición croata.
–¿Está previsto también el e-book?
—Sí, y en algunas lenguas está disponible además para el primer volumen.
–¿Y para el futuro?
—En el Prólogo de este libro el propio Papa anuncia una tercera parte dedicada a los Evangelios de la infancia. Y la LEV tiene prevista una edición única de los tres volúmenes. Estamos convencidos de que este nuevo libro de Benedicto XVI será un long seller. Como tal será adecuadamente promovido a través de presentaciones, encuentros y otras iniciativas.
–El volumen está dedicado a los últimos días de la vida de Jesús. El lanzamiento en la proximidad de la Pascua, ¿es una casualidad?
–No, este es sin duda el mejor período. Se podía haber publicado antes, pero en noviembre salió el libro entrevista.
–Benedicto XVI es seguramente una firma que hace ahorrar en publicidad…
–No solamente, sino que como editor debo decir que el Papa ha hecho crecer la LEV porque hemos tenido que adecuar infraestructuras y organización, demostrando capacidades que antes no teníamos. Obviamente el Papa nos estimula también en el ámbito cultural, para que propongamos ensayos en los que se comenten sus obras y libros, de modo que se divulgue así su magisterio entre el gran público.
–No existen autores, si no hay lectores: ¿también en el caso de Benedicto XVI?
—Siempre es fácil leer al Papa, incluso en los puntos más complejos. Benedicto XVI es un teólogo refinado, y algunas veces se adentra también en aspectos que tienen que ver con el método de investigación, pero quien tiene interés por la narración de la fe, por la dimensión espiritual o incluso sólo por la comunicación humana, siempre encuentra sus páginas muy comprensibles. Y cautivadoras.
Por Giulia Galeotti