Vietnam: Llamamiento a la solidaridad con quince jóvenes católicos arrestados

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Pocos presos por razones de conciencia entre los 10.000 liberados por la fiesta nacional

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HANOI, viernes 2 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).– Las autoridades vietnamitas han arrestado a quince jóvenes católicos durante los meses de julio y agosto. Seis de ellos se encuentran en el campo de internamiento provisional B14 de Hanoi, mientras que se desconoce el paradero y el estado de salud de los demás.

Sus familias han lanzado un llamamiento a la solidaridad, a través de una carta abierta en la que piden el apoyo activo y la oración del conjunto de la Iglesia y de los creyentes, informó este jueves la agencia Eglises d’Asie, la agencia de las misiones extranjeras de París.

El llamamiento se dirige a los obispos, a la congregación de los redentoristas, a los sacerdotes católicos, a los pastores protestantes, a los religiosos y al conjunto de laicos cristianos o budistas, así como a los medios de comunicación presentes en el país o en el extranjero: en definitiva, a “todos los que aman la justicia y los derechos humanos”.

Las familias firmantes destacan que sus hijos son totalmente inocentes de las acusaciones dirigidas contra ellos. Consideran que nadie les puede reprochar estar comprometidos en actividades sociales, por el bien común, ni haber seguido sesiones de formación destinadas a mejorar sus capacidades al servicio de su país.

Al final de la declaración, afirman su convicción de que no hay fuerza más eficaz que la oración e invitan a sus hermanos católicos, así como a sus compatriotas creyentes, a unirse a ellos en la oración de intercesión que le dirigen a Dios.

Entre los arrestados se encuentra el joven estudiante de la facultad de lenguas extranjeras y de informática de Hanoi, Paul Trân Minh Nhât, originario de una parroquia católica de la diócesis de Vinh, en la provincia de Nghê An.

El 27 de agosto acababa sus estudios. Al final de su última prueba, cuando salía del aula de examen, cuatro agentes de seguridad en uniforme le acompañaron hasta la puerta de la universidad y le obligaron a subir a un coche que le esperaba. Después fue llevado a su habitación, que la policía registró en su presencia y a continuación fue conducido a un destino desconocido.

El 29 de agosto por la mañana, los padres del joven estudiante se presentaron en el rectorado para saber por qué, en contra de las disposiciones de la ley, los policías habían podido entrar al interior de los locales de la universidad. Les respondieron que los policías les habían advertido que iban a llevar al estudiante a la comisaría para arreglar un asunto sin importancia.

<p>Desde esta fecha, la familia no ha recibido ninguna notificación de arresto. Sin embargo, recibió una larga carta de Paul Trân Minh Nhât, escrita la víspera de su arresto. La misiva, que parece una carta de despedida, muestra que el estudiante esperaba una intervención de la policía, que le seguía y controlaba sus movimientos desde hacía tiempo.

Se trata de una bella carta en la que el joven explica su compromiso en actividades militantes relacionadas con la educación cristiana recibida de sus padres, a quienes agradece la fe que le han transmitido.

Amnistía

Mientras la policía arrestaba al estudiante, el presidente de Vietnam, Truong Tan Sang, anunciaba la liberación de diez mil detenidos con motivo de la fiesta nacional del 2 de septiembre.

Según el anuncio oficial, formaban parte de la lista numerosos “montañeses” (gente de montaña, la inmensa mayoría de los cristianos, que luchan por la libertad religiosa y los derechos humanos), pero sólo dos disidentes se beneficiaron de esta gracia.

Monseñor Paul Nguyen Thai Hop, OP, obispo de Vinh (diócesis de la que son originarios la mayoría de los católicos arrestados recientemente) y responsable de la Comisión Justicia y Paz, declaró a la agencia Fides que “la amnistía es una medida que se repite cada año y concierne a menudo a detenidos condenados por delitos contra la seguridad y no a presos por razones de conciencia”.

“Lo que la gente nos está pidiendo es recordar, en esta ocasión, incluso a aquellos que están encarcelados por motivos políticos y de conciencia, personas que luchan por la libertad, los derechos, la justicia y la democracia –añadió-. Es todavía una buena noticia que se liberen algunos miembros de las minorías étnicas de las tierras altas centrales”.

La Comisión Justicia y Paz de los obispos sigue la situación de los derechos humanos, la paz y la justicia en Vietnam con gran atención, incluso los casos de los intelectuales no católicos y miembros del partido comunista.
El Código Penal vietnamita aplica la pena de prisión para aquellos que critican al Gobierno públicamente. La justicia vietnamita ha castigado con largas penas de prisión a representantes cristianos y a los grupos políticos no reconocidos por el Gobierno.

De acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos en Vietnam, al menos 258 prisioneros políticos y de conciencia se encuentran en las cárceles vietnamitas únicamente por sus ideas.

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ZENIT Staff

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