El relativismo lleva a la "tolerancia hostil", no a la libertad religiosa

Representante vaticano reflexiona sobre la persecución a los cristianos

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ROMA, miércoles 14 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- El secretario de la Santa Sede para las relaciones con los Estados, el arzobispo Dominique Mamberti, considera que el relativismo que impera en Occidente no lleva a la libertad religiosa, sino a una “tolerancia hostil”.

Lo afirmó en un discurso pronunciado durante la cumbre, el pasado lunes 12 de septiembre en Roma, de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE), sobre la discriminación de los cristianos.

El arzobispo recordó que en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, el Papa Benedicto XVI ya advirtió que los cristianos “constituyen el grupo religioso que sufre más persecución a causa de su fe”.

El prelado admitió que la mayor parte de los crímenes de odio contra los cristianos tienen lugar fuera del área de la OSCE, pero afirmó que hay “signos preocupantes” también en Europa. Citó en este sentido un informe de la Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos (ODIHR), que “ofrece una prueba irrefutable de una creciente intolerancia contra los cristianos».

Monseñor Mamberti explicó que la promoción y la consolidación de la libertad religiosa está en el centro de la prevención de este tipo de crímenes.

«La libertad religiosa no puede limitarse a la simple libertad de culto, aunque esta última sea obviamente una parte importante de ella», afirmó. “he explained. «Con el debido respeto por los derechos de todos, la libertad religiosa incluye, entre otros, el derecho a predicar, educar, convertir, contribuir al discurso político y participare plenamente en las actividades públicas».

Trascendente y social

El prelado explicó también que la libertad religiosa no es sinónimo de relativismo, ni de “ni de la idea post-moderna según la cual la religión es un componente marginal de la vida pública».

“El relativismo y el secularismo niegan dos aspectos fundamentales del fenómeno religioso, y por tanto del derecho a la libertad religiosa, que en cambio exigen respeto: las dimensiones trascendente y social de la religión, en los que la persona humana intenta ligarse, por así decirlo, a la realidad que la supera y que la rodea, según los dictámenes de su propia conciencia», explicó.

Prosiguió diciendo que «si bien es verdad que el riesgo de crímenes dictados por el odio está ligado a la negación de la libertad religiosa, no deberíamos olvidar que hay graves problemas en áreas del mundo donde por fortuna no hay persecuciones violentas de cristianos».

Aun admitiendo que la marginalización de la religión no puede compararse con la persecución violenta, sin embargo “estos crímenes se alimentan en un ambiente en el que la libertad religiosa no es plenamente respetada y la religión es discriminada”.

«En la región de la OSCE, estamos ampliamente bendecidos por el consenso sobre la importancia de la libertad religiosa. Por esto es importante seguir hablando de la sustancia de la libertad religiosa, de su vínculo fundamental con la idea de verdad, y de la diferencia entre la libertad de religión y el relativismo que simplemente tolera la religión aún considerándola con un cierto grado de hostilidad», agregó.

El prelado concluyó apuntando que “la visión que identifica la libertad con el relativismo o con el agnosticismo militante y que hace surgir dudas sobre la posibilidad de conocer jamás la verdad, podría ser un factor base del aumento de la verificación de estos incidentes y crímenes dictados por el odio”.

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ZENIT Staff

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