Solamente en Berlín serán cinco, y después será el viaje en Turingia y Frigurgo. Se han inscrito más de 245.000 personas, de las cuales 70.000 llenarán el estadio olímpico de Berlín, seis mil de éstas llegadas desde el exterior.
Alemania es un país en el cual un tercio de la población es protestante, otro tercio católica y el tercio restante ateo, con un pequeño porcentaje musulmán.
Se trata del tercer viaje del actual Pontífice en su tierra de origen, después del realizado en agosto del 2005 y septiembre del 2006.
En ambientes vaticanos se considera que el clima será de bienvenida hacia un hijo del país, entre el neutro y el positivo, en donde el Papa tendrá una agenda llena y llevará unidad a una nación que fue dividida durante varias décadas y donde sobrevivieron al comunismo muchos católicos, hacia los cuales el Santo Padre conserva su gratitud.
Claramente no faltarán las protestas, a partir de la del 22 de septiembre delante del Bundestag, el parlamento alemán, donde el partido socialdemócrata SDP y un tercio de los Verdes han convocado un boicot, junto con el partido de la izquierda radical Die Kinke. Sobre el mismo el arzobispo de Friburgo, cardenal Robert Zollitsch indicó que “sería mejor escuchar lo que el Papa quiere decir antes de criticarlo”.
Según los expertos, en el mundo juvenil pensante, la palabra del Benedicto XVI será apreciada, precisamente porque se trata de un acto de una Iglesia no nacional.
No hay que olvidarse además, que Alemania es un país con un ‘mundo’ protestante muy definido, que tiene una interpretación sobre el cristianismo bien diversa de la católica, aunque existe un diálogo que la Conferencia Episcopal Alemana mantiene desde hace años y un continuo estudio sobre las diversas temáticas.
Además en este país existe un importante ‘mundo’ académico, en el cual existen muchos teólogos no religiosos, además de las facultades estatales en las que aún se mantiene un encendido debate sobre la Reforma.
No por casualidad, en el libro Jesús de Nazaret, Benedicto XVI da respuestas a problemáticas de la teología protestante y es mediante este diálogo que el Papa quiere llegar a lo esencial.
El viaje se realiza dos días después que que dos organizaciones, la Snap (Survivors network of those abused by priests) y la CFCR (Center for Constitutional Rights ), hayan presentado una petición al Tribunal Penal Internacional con sede en La Haya, contra Benedicto XVI; el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone; su antecesor, el cardenal Ángel Sodano, y el prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el cardenal William Levada.
Una acusación que más allá de los problemas de jurisdicción, raya en lo alucinante: “Delitos de una gravedad indescriptible, comparable a los crímenes contra la humanidad” indicaron las asociaciones. El Snap en su web indica que decidió ésto para proteger “todos los niños inocentes y los adultos vulnerables”. Y acusa a la jerarquía de “haber tolerado y hecho posible el encubrimiento sistemático y ampliamente difundido de violaciones y crímenes sexuales contra los niños en todo el mundo”.
El cardenal Crescenzio Sepe, arzobispo de Nápoles y prefecto emérito de Propaganda Fide no tiene dudas: “Aquí hay, debemos decirlo de manera concreta, el típico intento anticatólico que busca de alguna manera ofuscar una imagen que, desde el punto de vista humano es lo más prestigioso que tenemos en nuestra sociedad”.
“Estas son cosas absurdas porque si hay alguien que es un enamorado de la humanidad, por vocación natural del ser cristiano y por formación también cultural y social, éste es el actual Papa. Y la Iglesia es madre y maestra de la humanidad, y en cambio después se llega a estas absurdidades”.
Personas de peso cercanas al Papa entretanto indicaron que sin lugar a dudas, para Benedicto XVI los casos de abusos fueron una sorpresa, casi inimaginable, como para la generación postbélica. Y probablemente en Alemania se hablará también sobre ésto