WASHINGTON, jueves 15 septiembre 2011 (ZENIT.org).- Una trabajadora social del área de Washington reveló haber descubierto que el semen utilizado para concebir a su hijo hace siete años ha dado vida al menos a otros 150 niños. El debate moral sobre las consecuencias está servido. Incluso, la posibilidad de que se produzca un incesto accidental.
Cynthia Daily, de 48 años, declaró al diario The New York Times –en un artículo publicado el martes 6 de septiembre–, que inició una búsqueda de los hermanastros de su hijo a través de un registro en internet.
Ella y su cónyuge recurrieron a un donante para concebir un bebé hace siete años y esperaban que un día su hijo pudiera conocer a algunos de sus medio hermanos. Tras buscar en el registro web, Cynthia ayudó a crear un grupo online para poder seguirles el rastro.
Con los años, vio cómo iba creciendo la cantidad de niños del grupo de su hijo. Hoy son 150 y hay más en camino. “Resulta bastante loco verlos juntos porque todos se parecen”, contó Cynthia, que a veces sale de vacaciones con familias del grupo de su hijo.
A medida que cada vez más mujeres deciden tener sus hijos solas, y aumenta la cantidad de nacidos por inseminación artificial, comienzan a aparecer grupos numerosos de hermanos, hijos de un mismo donante.
En Estados Unidos, donde la materia no está regulada, hay una creciente preocupación entre padres, donantes y médicos sobre las potenciales consecuencias negativas de que haya tantos hijos del mismo donante, incluida la posibilidad de que genes de enfermedades raras se diseminen con más facilidad. Algunos especialistas advierten sobre la posibilidad de que haya un incesto accidental entre medio hermanos.
“Mi hija conoce el número de su donante por esta misma razón –contó la madre de una adolescente concebida a través de donación de semen en California–. Hasta se enamoró de chicos que son hijos de donantes. El tema ya es parte de la educación sexual”.
Los sectores más críticos sostienen que los bancos de semen y clínicas de fertilidad están haciendo enormes ganancias al permitir que una cantidad demasiado grande de niños sea concebida con semen de donantes populares. Piden límites legales para la cantidad de niños que se pueden concebir con semen de un mismo donante.
“Al comprar un auto usado se tienen en cuenta más reglas que cuando se compra semen”, dijo Debora Spar, autora de The Baby Business: How Money, Science and Politics Drive the Commerce of Conception (El negocio de los bebés: de qué forma el dinero, la ciencia y la política manejan el comercio de la concepción).
Aunque otros países, como Reino Unido, Francia y Suecia limitan la cantidad de niños para los que un donante puede aportar semen, en Estados Unidos ese límite no existe.
En España, las clínicas de reproducción asistida mantienen las muestras congeladas hasta lograr seis embarazos por donante. Es el máximo que permite la ley sobre técnicas de reproducción asistida.
La gratificación económica para los donantes, un tema controvertido, es defendida, sin embargo, por las clínicas de reproducción asistida en España. Especialistas reconocen que, si no se abonaran los 600 euros establecidos por donación, prácticamente no habría donantes. El retrato robot del donante de semen en España es el de un joven universitario de no más de 35 años.