El Papa se despide de Castel Gandolfo

El sábado por la tarde volverá al Vaticano

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CASTEL GANDOLFO, jueves 29 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI agradeció la cercanía espiritual de las personas presentes en el territorio de Castel Gandolfo, donde ha pasado los meses de verano, antes de volver al Vaticano, este sábado por la tarde.

Este jueves por la mañana, el Papa recibió en la Sala de los Suizos del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo a las autoridades civiles, religiosas y militares, así como a los dependientes de las villas pontificias. El miércoles por la tarde recibió a los trabajadores de las Villas Pontificias.

En su discurso de despedida dirigido a que le han acompañado durante su estancia en la residencia estival de los papas, el Pontífice afirmó hoy que “en estos meses he sentido vuestra cercanía espiritual y os lo agradezco de corazón, prometiendo a todos corresponder con renovada generosidad a la llamada de Dios, empleando mis propias energías al servicio del Evangelio”.

“Está concluyendo este año el periodo estival que habitualmente paso en esta amable y acogedora localidad muy querida para mí”, explicó.

“En estos meses he podido admirar, una vez más, la solicitud y la obra generosa de tantas personas comprometidas en garantizar la asistencia necesaria para mí y mis colaboradores, así como para los visitantes y peregrinos que vienen a visitarme”, continuó.

“Por todo esto, deseo expresar mi profundo reconocimiento a cada uno de vosotros, que habéis hecho posible una estancia muy tranquila”, añadió en la audiencia de hoy.

Como es tradición, en la audiencia estuvieron también los responsables de los diversos servicios internos de la residencia papal (médicos, guardias suizos, etc.), que acompañaron al Papa durante su residencia en esta pequeña ciudad del Lazio.

A los representantes municipales, les dijo: “A través de vosotros, queridos administradores públicos, agradezco y saludo a todos los ciudadanos, con un recuerdo especial para las personas ancianas y enfermas, a las que aseguro con afecto mi recuerdo en la oración”.

“A todos expreso el reconocimiento más sincero”, afirmó. “Os aseguro, por mi parte, que no dejaré de rezar por cada uno de vosotros y por todas vuestras intenciones y os pido que me recordéis en vuestra oración”, pidió.

Finalmente, auspició “que el Señor, rico en bondad y en misericordia, que no deja sin ayuda a quienes confían en Él, sea siempre vuestro apoyo firme” y que “la Virgen María, que en el mes de octubre invocaremos de forma especial con el rezo del Santo Rosario”, “os acompañe a vosotros y a vuestras familias en todo momento”.

Naturaleza y silencio

En la audiencia de ayer, el Papa agradeció a los trabajadores de las Villas Pontificias “el precioso servicio que habéis llevado a cabo”.

“En este lugar se vive en continuo contacto con la naturaleza y en un clima de silencio», destacó.

«Estoy contento de esta circunstancia para recordar que la una y el otro nos acercan a Dios: la naturaleza, en cuanto que obra maestra salido de las manos del Creador; el silencio, que nos permite pensar y meditar sin distracciones lo esencial de nuestra existencia”.

En este punto, citó a Romano Guardini, quien afirmaba que «sólo en el silencio llego ante Dios y sólo en el silencio me conozco a mi mismo”.

“En un ambiente como este es más fácil volverse a encontrar a sí mismo, escuchando la voz interior, diría la presencia de Dios, que da sentido profundo a nuestra vida”, dijo.

El Papa explicó que durante estos meses ha vivido en Castel Gandolfo momentos serenos de estudio, de oración y de reposo.

También indicó que “el cristiano se distingue esencialmente por la oración y la caridad” e invitó a los trabajadores de las Villas Pontificias “a seguir ejerciendo una y otra en vuestra vida, dando testimonio de vuestra fe”.

“Tanto la oración como la caridad nos permiten tener siempre fija la mirada en Dios por el bien de los hermanos: la relación con el Señor, en la oración, alimenta nuestro espíritu y nos permite ser aún más generosos y abiertos en la caridad hacia los necesitados”, añadió.

Finalmente deseó a los asistentes “todo bien para la vida familiar, para el trabajo cotidiano y para la escuela de los niños y de los jóvenes” e invitó “a los jóvenes a participar con empeño en el catecismo, y también a los adultos a aprovechar siempre las ocasiones formativas”.

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ZENIT Staff

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