Benedicto XVI y la familia

En preparación al Encuentro Mundial de Milán

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SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, lunes 12 marzo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el artículo del obispo de San Cristóbal de las Casas Felipe Arizmendi Esquivel que se centra en el próximo Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Milán.

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+Felipe Arizmendi Esquivel

HECHOS

Las tres diócesis de Chiapas hemos organizado un encuentro de familias para reflexionar, orar, celebrar la fe y compartir la alegría de estar juntos, en sintonía con el Encuentro Mundial de la Familia, que se realizará en Milán, Italia, en junio próximo, al que asistirá el papa. Se desarrollarán los mismos temas: Familia, trabajo y fiesta.

La razón que generó esta iniciativa es la prioridad que debemos dar a las familias, pues también en Chiapas ya está llegando el contagio de la cultura postmoderna, que menosprecia, destruye y relativiza este cimiento de la sociedad y de la Iglesia: Aumentan los embarazos precoces y los abortos, los divorcios y la inestabilidad conyugal. Muchos jóvenes deciden vivir en pareja, sin matrimonio eclesiástico ni civil, al que ven como una atadura esclavizante. Les parece bueno pasar así varios años de prueba, o sólo por estar juntos, sin estabilidad ni solidez, lo que produce incertidumbre en ellos y en los hijos. Se pretende imponer como modelo de familia la unión entre personas del mismo sexo, como algo normal y legal. El trabajo de la pareja fuera del hogar está afectando a los hijos, que no gozan de la presencia afectiva y efectiva de sus padres.

Cada quien vive sus fiestas por su lado y no con la familia. Jóvenes que carecen de una familia armoniosa son enganchados por el crimen organizado para cometer todo tipo de tropelías. En vez de sólo lamentar lo que sucede, o de sólo criticar a las instituciones, deseamos ofrecer un espacio de reflexión y oración, para que las familias se consoliden en armonía y en paz.

CRITERIOS

El Papa Benedicto XVI ha dicho al respecto: “La familia es el valor más querido de esas nobles tierras. Se constata con dolor, sin embargo, cómo los hogares sufren cada vez más situaciones adversas provocadas por los rápidos cambios culturales, por la inestabilidad social, por los flujos migratorios, por la pobreza, por programas de educación que banalizan la sexualidad y por falsas ideologías. No podemos quedar indiferentes ante estos retos. En el Evangelio encontramos luz para responder a ellos sin desanimarnos. Cristo con su gracia nos impulsa a trabajar con diligencia y entusiasmo para acompañar a cada uno de los miembros de las familias en el descubrimiento del proyecto de amor que Dios tiene sobre la persona humana.

Ningún esfuerzo, por tanto, será inútil para fomentar cuanto contribuya a que cada familia, fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, lleve a cabo su misión de ser célula viva de la sociedad, semillero de virtudes, escuela de convivencia constructiva y pacífica, instrumento de concordia y ámbito privilegiado en el que, de forma gozosa y responsable, la vida humana sea acogida y protegida desde su inicio hasta su fin natural. Por este motivo, la pastoral familiar tiene un puesto destacado en la acción evangelizadora de cada una de las Iglesias particulares” (A las comisiones episcopales de familia en América Latina: 28-III-2011).

“La nueva evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica. En nuestro tiempo, como ya sucedió en épocas pasadas, el eclipse de Dios, la difusión de ideologías contrarias a la familia y la degradación de la ética sexual, están vinculados entre sí. Y del mismo modo que están en relación el eclipse de Dios y la crisis de la familia, así la nueva evangelización es inseparable de la familia cristiana” (Al Consejo Pontificio para la familia: 1-XII-2011).

PROPUESTAS

¿Cómo está tu familia? ¿Te sientes a gusto en ella? Si tú eres factor de armonía y estabilidad, ¡felicidades! Si no lo eres, conviértete; sé humilde y cambia tus actitudes negativas. Verás que sí es posible disfrutar el tesoro que es tu familia. Ánimo. Te sentirás feliz.

Preparémonos a recibir al papa con apertura de corazón, con madurez humana y eclesial, con fe, sin dejarnos distraer por grupitos irrespetuosos, hostiles y hasta faltos de educación, ni por quienes tienen los ojos manchados y todo lo ven sucio. Centrémonos en lo fundamental de su mensaje, pues su intención no es intervenir en política partidista, sino fortalecernos en la fe.

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ZENIT Staff

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