Los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud y su impacto en España

Conferencia del cardenal Rouco en el Consejo Pontificio para los Laicos

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ROMA, viernes 30 marzo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el texto del Guión-conferencia pronunciada por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en una Jornada en Rocca di Papa, auspiciada por el Pontificio Consejo para los Laicos, titulada «Los frutos de la JMJ 2011 en la Archidiócesis de Madrid y su impacto pastoral en España».

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Cardenal Antonio María Rouco Varela

I. Los frutos de la JMJ-2011 en la Archidiócesis de Madrid

1. En síntesis − finalizada la Jornada

a. Una renovada e interiorizada conciencia de la Catolicidad de la Iglesia. Se podría aplicar a la experiencia nuestra un efecto multiplicado “del dicho” de Romano Guardini: “Un acontecimiento de imprevisible trascendencia ha comenzado: ¡la Iglesia despierta en las almas!”.

— de forma especialmente impactante en los jóvenes

— aunque haya alcanzado a toda la comunidad diocesana que vivió la presencia del Santo Padre y de la juventud del mundo como “una nueva primavera de la Iglesia”.

b. Una espiritual y pastoralmente intensificada adhesión a Jesucristo, el Redentor y Salvador del hombre; manifestado:

–en una disponibilidad creciente para orientar toda la vida y misión de la Iglesia, pastoral y espiritualmente, sin rodeos y preludios “mundanos” hacia Él, “su Cabeza” y Pastor Supremo.

–en una disponibilidad creciente de las generaciones jóvenes a centrar su experiencia eclesial y humana en Él: “Su Hermano, Su Amigo, su Señor”.

–en una creciente adhesión a manifestarse libre y gozosamente como “cristiano” en la vida pública.

c. Una renovada toma de conciencia de la responsabilidad de la vocación para “la Misión” hacia dentro y hacia fuera de la Iglesia, manifestada:

–en el asumir positiva, creativa y apostólicamente la llamada a la Nueva Evangelización.

–en el propósito entusiasmado de poner en marcha “una Misión” diocesana, con el epicentro en la juventud.

–en una apertura creciente a los dones y carismas extraordinarios que el Señor dispensa a su Iglesia hoy.

d. Una renovación humana y espiritual de la relación Iglesia y sociedad, manifestada:

–en el crecimiento del aprecio de la Iglesia por parte de la opinión pública.

–en el crecimiento de la toma de conciencia dentro de la Iglesia del valor insustituible de su presencia y acción evangélicamente transformadora de las realidades temporales en sus más distintos aspectos: economía, sociedad, cultura, política.

–en el aspecto generalizado del valor del estilo cristiano de vivir y de “ser hombres” para lograr una sociedad y una civilización del amor.

–especialmente en una época o momento histórico de “Crisis”.

2. En análisis de aspectos parciales y detallado de la vida y de la misión de la Iglesia

1. En el proceso de “preparación”

–“La Cruz” y “el Icono” de la JMJ.2011: una contribución “misionera” a la vitalización de la Pastoral Juvenil. Las jóvenes testigos del Crucificado y de su Madre, en público

–Los momentos de oración y de adoración en todo el proceso de preparación espiritual, pastoral y técnico de la JMJ.

–Una “corriente de aire” espiritualmente fresca en las comunidades parroquiales.

–Una integración en “el empeño” diocesano de la preparación de la JMJ.2011 de la vida consagrada y de todas las realidades eclesiales.

–“Nacimiento” y “crecimiento” en la comunidad diocesana de una verdadera “tensión” evangelizadora.

–“La movilización” de “los católicos” en todos los ámbitos de la vida pública: desde la Economía a la Universidad, desde los círculos y sectores culturales a la Política; de los profesionales más insignes al pueblo de Madrid.

–La formación de una más intensa Pastoral Vocacional.

2. En la celebración de la JMJ misma

–Una puesta en acción y una experiencia personal y comunitaria del “principio de comunión eclesial” de una extraordinaria fidelidad y entrega. El reto de “la acogida” y de “las catequesis”.

–Una participación en todo “el curso” de los días de la JMJ, de calidad y acompañamiento espiritual, extraordinarios: el valor de la oración asumida por toda la Comunidad Diocesana. “La Vida Contemplativa” de comunidades y de Consagrados y de las comunidades parroquiales, de las familias y de muchas almas.

–Una actuación espiritual y actitud de servicio y solidaridad institucional y ciudadana, sin precedentes; sólo explicable por la tradición y las raíces cristianas de la sociedad madrileña.

–El impacto de la presencia del Santo Padre y de la acogida entusiasta y multitudinaria, como un factor de renovación del “sí histórico” de los católicos y los ciudadanos de Madrid al Sucesor de Pedro y a la Iglesia de Cristo.

–Una confirmación activa del entusiasmo y el fervor por “una Liturgia”, digna de los Misterios que se celebran y fiel al Vaticano II.

–Un apoyo decisivo a la Pastoral a la Pastoral de la Penitencia, ya iniciada y trabajada desde hacía décadas en la Archidiócesis de Madrid −”la Fiesta del Perdón”−.

–Una “lección” de pedagogía religiosa popular que confirmaba y renovaba lo mejor de la tradición española: “El vía Crucis”.

–Un apoyo “excepcional” para sembrar el amor a la vida consagrada entre los jóvenes. El encuentro con las Religiosas jóvenes

–Un apoyo valiosísimo a la Pastoral Universitaria.

–Un apoyo poderosísimo para la Pastoral social, especialmente con los más necesitados: discapacitados, enfermos,…; pueblos y países pobres; jóvenes en familias en crisis; en paro, etc.

3. Una actuación especial merece “la Pastoral Juvenil”

a. Confirmación y preparación de “un camino” de largo recorrido:

–Valentía para proponer a Cristo como el centro de la vida del joven.

–Valentía para proponer a la Iglesia como “su lugar”, para encontrar a Cristo y crecer y madurar en su vocación y en su realización como personas.

–Valentía para abrir cauces de búsqueda de conversión y de misión.

b. Desde “Santiago de 1989” a “Madrid 2011”: un camino de etapas consecuentes en “la misión” de los jóvenes y para los jóvenes de Madrid.

c. La respuesta de la pastoral general y la vivencia fiel de “la Comunión eclesial”.

–El éxito de la aplicación del principio “de comunión” en la Diócesis y con la Iglesia Universal.

–Sin miedo a “las nuevas realidades eclesiales”. Mejor aún: ¡agradecimiento!

–Sin cobardías y apocamientos ante las posibilidades de la pastoral juvenil en los ámbitos parroquiales.

–y en los escolares y universitarios.

–un nuevo campo para “la misión” joven.

–Nuestros proyectos: “el 12 de Mayo”; “Misión-Madrid”.

d. La vocación contemplativa y la vida de oración de los jóvenes:

–Penitencia y Eucaristía

–Propuesta humana y cristiana imprescindible por “la misión” “ad gentes” y entres los pobres.

–Las formas y tiempos de “la adoración” y su fuerza evangelizadora.

II. El impacto pastoral en España

1. La peregrinación de la Cruz y del Icono

–Un toque de atención misionera extraordinaria.

–Una fuerte renovación de la Pastoral Juvenil.

–Una creciente sensibilidad para la importancia de la Pastoral vocacional.

2. Afirmación y vivencia profunda del principio de “Comunión”

–con el Papa

–de los Obispos y Diócesis Españolas entre sí y con el Sucesor de Pedro.

–con toda la Iglesia Universal: la cuota de solidaridad.

3. Un impulso para una gran puesta en marcha de un programa de Nueva Evangelización

–El nuevo “Plan Pastoral” de la CEE.

–El Congreso de Pastoral J
uvenil

–El Año de la Fe

4. Una aportación formidable para afrontar con la esperanza purificada y renovada el nuevo periodo de la historia de España

–con la Iglesia, más apreciada y entendida. “Es joven”, con un rostro humanamente fascinante, irradiadora de buena cultura, de valores familiares, de solidaridad.

–con la vocación espiritualmente acrecentada para cumplir con su misión apostólica de forma valiente y comprometida con una evangelización de la España tradicionalmente “Católica”, renovadora y transformadora de las conciencias personales y de la colectiva.

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ZENIT Staff

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