Por H. Sergio Mora
ROMA, miércoles 18 abril 2012 (ZENIT.org).- “Es necesario salir del esquema de que los musulmanes quieren incendiar y destruir todo. Si ésta es la vulgata lo lamento, no es exacta”. Lo indicó el ministro italiano de Cooperación, Andrea Riccardi, en una conferencia sobre la primavera árabe, el lunes 16 de abril, en la Asociación de Prensa Extranjera en Italia.
El ministro recordó la importancia de respetar el mosaico de las minorías y la necesidad de la adherencia de la política a las diversas realidades existentes.
Pero también poner fin a la lógica del 11 de septiembre que llevó a guerras y apoyo a regímenes autoritarios como alternativa a los gobiernos teocráticos o radicales.
Riccardi recordó que el Líbano tuvo una democracia asociativa mucho antes que la primavera árabe, e indicó su actual momento de dificultad y de cómo la situación de Siria pesa sobre los países de la región. Así como de la importancia de las minorías cristianas -no solamente en el Líbano- como un elemento primario de pluralismo democrático.
La lógica del 11 de septiembre llega a su fin
“El 2011 fue el año del cambio para el sur del Mediterráneo” precisó el fundador de la comunidad de San Egidio, que se distinguió en diversas oportunidades.
El cambio partió a fines del 2010 en Túnez, diez años después del 11 de septiembre”, un hecho que “generó una hipótesis de lectura geopolítica de choque entre occidente e islamismo y que determinó acciones e iniciativas políticas y visiones culturales”.
“A mi me parece –prosiguió el ministro- que aquella visión en diez años se agotó”, por ello es necesario llevar la democracia en el mundo árabe a través de caminos alternativos al apoyo a los regímenes autoritarios de los cuales no se veía una alternativa a no ser el caos, la teocracía o el islamismo radical.
“Por lo que se refiere a la libertad religiosa el éxodo de los cristianos es un hecho tristísimo que dura desde siempre y que se aceleró con la crisis, la salida de los coptos, por ejemplo, es un hecho que nos preocupa mucho en este sentido”. A tal propósito añadió que “La fuerza y el resistir del Libano es importante para los cristianos que son una garantía de pluralismo”.
El Líbano, democracia antes de la primavera árabe
Sobre su visita al Líbano el ministro indicó que dicho país “hospeda a 400.000 refugiados palestinos y por lo tanto muchas veces estuvo en el centro del sucederse de las crisis. El Líbano se enfermó muchas veces de las crisis de sus vecinos”.
El fundador de la comunidad de San Egidio indicó: “Tuve la percepción que la situación siria tenga una influencia fuertísima en el panorama libanés”, ya que “la coalición hoy en el poder está sustanciamente preocupada por la crisis del régimen de Assad”.
Y prosiguió: “Todas las autoridades religiosas que encontré, o sea el patriarca maronita, con su rol particular, todos los líderes religiosos con matices diversos me expresaron su preocupación por el fin del régimen de Assad, temiendo para Siria un escenario tipo iraquí y una consecuente crisis para los cristianos. Debo decir que no todos los cristianos piensan de dicha manera y consideran esta opción imprudente o equivocada, porque significa unirse a un mundo que está terminando”.
¿Por qué esta actitud de los crisitanos? Se preguntó Riccardi, que respondió: “Porque temen una democracia de la mayoría, de los islamistas, una democracia que reduzca el rol que ellos tienen”. El ministro recordó también que “el Líbano gracias a su democracia asociada da más garantías a la libertad de los cristianos” porque es “un proceso de democracia avanzada”.
Siria, Assad
La emergencia siria es “una situación compleja en la que el régimen de las minorías –así querría definir al régimen de Assad- está sacudido por esta revuelta” motivo por el cual deseó que el plan del mediador de la ONU y de la Liga árabe en Siria, Kofi Annan, “sea aplicado de manera profunda y radical”.
El futuro político del islamismo
Sobre el futuro político del islamismo, Riccardi subrayó que “es necesario tomar en cuenta cada diversa realidad”, pues todas los desembocaduras son posibles, teniendo en cuenta “el desafío de las elecciones de Egipto y de la transición del régimen de Assad”.
El mosaico de las minorías
“Personalmente estoy convencido –prosiguió- de que la presencia de las minorías cristianas sea un elemento primario de pluralismo democrático. Siria es un mosaico de minorías, pero también Egipto, menos en Túnez, si bien es plural el territorio turco, el terreno iraqueno y las minorías cristianas en el Golfo”.
Túnez
Sobre el caso tunecino, el ministro italiano consideró que “quizás se trate del proceso democrático más significativo y el que ofrece más garantías, incluso si no tenemos que olvidarnos que no se trata solamente de hechos políticos o de las garantías que los islamistas puedan dar, sino de una situación económica increíble con 800.000 desempleados”.
Respecto a la situación del Sahel, Niger, Burkina Faso y Guinea Conakry, el ministro dijo que “es necesario sostener a los países que en esta región tienen una política democrática y de equilibrio, una política laica”. Y se mostró convencido que es necesaria una relación con los gobiernos pero también con los partidos políticos y las autoridades religiosas.
Para concluir el ministro recordó que la política más coherente es la que tiene adherencia al terreno de los diversos países, que permita hacer “una lectura adecuada de la complejidad”.