Por H. Sergio Mora
ROMA, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- En la Gran Sala del Palacio de la Cancillería, a pocos pasos de Campo dei Fiori, en Roma, Italia, fueron presentados dos libros sobre la historia de la Penitenciaría Apostólica, los primeros de una futura colección que le permitirá a los estudiosos e investigadores profundizar no solamente los eventos históricos pero también las problemáticas en torno al sacramento de la confesión a través de los siglos.
Los dos libros son: La Penitenzieria Apostolica e il suo Archivio (La Penitenciería Apostólica y su Archivo), de Alessandro Saraco, y La Penitenza tra I e II millennio. Per una comprensione delle origini della Penitenzieria Apostolica (La Penitencia entre el I y el II milenio. Para comprender los orígenes de la Penitenciería Apostólica), de Manlio Sodi y Renata Salvarani (Librería Editorial Vaticana – LEV).
La presentación contó con diversas exposiciones, iniciando por el cardenal Manuel Monteiro de Castro, penitenciario mayor y del director de la LEV, don Giuseppe Costa. El libro fue presentado por el profesor Paolo Prodi, de la Universidad de Bolonia; y de monseñor Sergio Pagano, prefecto del Archivo Secreto del Vaticano. Las conclusiones estuvieron a cargo del profesor Manlio Sodi, de la Universidad Pontificia Salesiana y por monseñor Gianfranco Girotti OFM, regente de la Penitenciería Apostólica. Evento moderado por el vicedirector de L’Osservatore Romano, Carlo Di Cicco.
“La lectura de estos ensayos corrige por un cierto lado algunas visiones poco precisas que se tenían sobre la penitencia. De otro lado es innovadora como en el ejemplo que hice sobre la concepción de Gregorio VII” indicó monseñor Pagano a ZENIT, precisando que “los libros que existen sobre la penitencia en la Edad Media como las obras de Bocelli etc, son muchas y realizadas incluso muy bien. Por lo tanto más que cubrir una laguna sobre la historia del sacramento, estos libros dan una visión diversa, que es la óptica de la penitenciaría, que mira al sacramento y a su teología, a su praxis, y no tanto al aspecto cultural, eclesial o pastoral”.
“La Penitenciería Apostólica es un tribunal de la Curia Romana, muy antiguo, instituido para casos reservados al pontífice e instituido también para ayudar a la conversión del pueblo y sobretodo la absolución de pecados gravísimos visto que los obispos podían juzgar también limitadamente, indicó monseñor Pagano. Mientras que “Roma en cambio tenía el poder de indagar más y ser incluso más amplia para el perdón de lo que lo fueran los confesores locales”.
Hacia el final de la ponencia, el debate se encendió sobre el tema de la confesión. Esto, indicó el prefecto del Archivo Secreto del Vaticano se debe a que “siendo nosotros sacerdotes u obispos, tenemos este grave problema al ver que muchos fieles se acercan a la comunión sin la confesión. Ahora, este sentido del pecado y de las faltas ha disminuido y esto es un grave problema pastoral”.
¿Cómo resolverlo? “Quizás es necesario retomar desde la catequesis de base, base: desde el credo a los sacramentos de la Iglesia, porque fueron instituidos, que comportan, cuál es la ventaja de recibirlos.
De manera que nuestros fieles no vean muchas veces grandes símbolos incomprensibles”. Además, prosiguió, “faltan confesores, unos son muy severos, otros muy amplios, otros quieren realizar una tarea de inquisidores, psicólogos, o de directores, que no es la tarea del confesor”.
En la presentación, monseñor Pagano ha recordado las dificultades de un tema que a través de la historia “no es una materia linear” y como la penitencia eclesiástica normalizada era desconocida en la Iglesia primitiva. “La Iglesia antigua invitaba –como Jesús- a la conversión única y decisiva y le daba a quien se arrepentía el perdón de los pecados en un acto único e irrepetible: el bautismo. Jesús de hecho había enseñado a sus discípulos que habían recibido el perdón de Dios, que era no para si mismos o para negarlo a los otros, pero para perdonar como Dios perdona, sin límites y ni condiciones a no ser el arrepentimiento y la conversión”.
En los primeros siglos, prosiguió, este mensaje se impuso a pesar de todas las dudas sobre el orden penitencial de la Iglesia. Fue un caso largo, discutido y encendido. Y también sobre quién tenía el poder penitencial. Y como por ejemplo la praxis penitencial del II siglo, en una pequeña Iglesia al margen de la vida pública era inadecuada para el IV siglo.
Monseñor Pagano explicó también las diversas modalidades de la penitencia pública, reiterable una sola vez y de aquella secreta, semipública instituida por León Magno. De las penas que recibía quien se sometía a la penitencia eclesiástica pública, perdiendo muchos de sus derechos. Pero también cómo el concilio de Agda en el 506 desaconsejaba la admisión de los jóvenes a la penitencia por la fragilidad de su edad. Hasta el nacimiento de la penitencia privada que se originó en el VII siglo y rápidamente fue acogida y se radicó.
En este punto histórico, dijo, “entran los ensayos de nuestro libro, finalizados a seguir, ilustrar y comprender el nacimiento de la penitencia privada o a tarifa durante la época longobarda, carolingea, ottomana e imperial hasta el XII siglo, época del célebre renacer de la filosofía y de la teología”.