ROMA, martes 5 junio 2012 (ZENIT.org).- Reproducimos la entrevista concedida por el secretario de Estado vaticano, cardenal Tarsicio Bertone, a la edición vespertina del Telediario de la Rai italiana, este 4 de junio a las 20 horas. En la entrevista el cardenal comenta la visita del papa a Milán, los últimos eventos en el Vaticano tras la filtración de documentos reservados, y la instrumentalización del asunto por parte de algunos medios.
Usted acaba de volver de Milán, donde ha acompañado al santo padre para el Encuentro Mundial de las Familias. Hemos visto todos, en televisión, tantísima gente, una multitud inmensa, y sobre todo tantísimo afecto hacia el santo padre, quien ha dicho palabras que han tocado a todos, incluso a los no católicos…
–Cardenal Bertone: Es verdad. Hemos experimentado todos esta manifestación extraordinaria de amor al papa y de acompañamiento, de apoyo a él y a su magisterio, a su obra, la alegría y el entusiasmo en torno a él. He visto a muchísima gente que se conmovía, incluso por las calles de Milán. Pensemos en las calles de Milán el viernes o el sábado, por tanto en el fin de semana, y no sólo en las grandes concentraciones del estadio o del parque de Bresso. Estaba de verdad en todas partes. Ha sido, por tanto, una bella manifestación de amor al papa en este particular momento y un acto de estima por Benedicto XVI, que ha sido llamado “el gran entrenador” del gran equipo de la Iglesia universal para los campeonatos del tercer milenio. Recibió una larga ovación en pie que ningún jugador, ningún entrenador y ningún protagonista de la vida social o artística ha tenido. El papa estaba por tanto muy contento e incluso conmovido.
Naturalmente se ha hablado de familia y el papa ha indicado algunos puntos firmes. Luego ha sorprendido a algunos cuando ha hablado de la familia y la ha señalado casi como un elemento útil e indispensable para superar la crisis económica que atenaza a nuestro país y al resto del mundo…
–Cardenal Bertone: Sí. La familia vista como recurso, un recurso sobre todo moral. Una familia unida, una familia que educa, una familia virtuosa que enseña las virtudes fundamentales a los niños –y por tanto desde tierna edad–, que enseña el trabajo y el respeto al otro, que enseña la solidaridad. Y luego, una familia que es un gran recurso para la sociedad, como ha sido demostrado incluso por los sociólogos modernos. Diría que el papa ha lanzado también instrumentos concretos: estos instrumentos de solidaridad, de hermanamiento entre familias, apoyando especialmente a aquellas en dificultad, el hermanamiento entre parroquias, entre comunidades y entre ciudades. Me parece que ha indicado también caminos practicables concretamente para levantar de situaciones de precariedad y para mirar adelante.
Era inevitable que los medios miraran a estos tres días de Milán con una atención especial, también por la coincidencia con esta investigación interna vaticana de la que hemos hablado todos y en la que se ha visto una gran prueba de transparencia del Vaticano…
–Cardenal Bertone: Esto es también verdad. Recuerdo justamente el sábado por la tarde, cuando volvíamos del parque Bresso, del gran encuentro de la tarde, hacia la catedral de Milán. Estaba con el cardenal Scola en el coche. Vimos las vidrieras de la catedral de Milán iluminadas, y comentamos inmediatamente: “Esta es la Iglesia, una casa luminosa, a pesar de todos los defectos de personas de la Iglesia”. La transparencia, sin embargo, es un hecho de compromiso, un hecho de solidaridad de los unos con los otros, de confianza. No es un acto de cinismo o de superficialidad: no basta entrar en conocimiento de algunos documentos y publicar documentos parciales para conocer la plena verdad de los hechos. A menudo sucede que las clarificaciones son fruto de un trabajo de diálogo, de relaciones personales e incluso de conversión del corazón, que no se reflejan simplemente en los papeles o la burocracia. Los papeles son importantes, pero las relaciones personales lo son mucho más. Lo que hay de más triste en estos eventos y en estos hechos es la violación de la privacidad del santo padre y de sus más estrechos colaboradores. Querría sin embargo decir que estos no han sido y no son días de división sino de unidad, y querría también añadir que son sobre todo días de fuerza en la fe, de firme serenidad también en las decisiones. Es el momento de la cohesión de todos quienes quieren servir verdaderamente a la Iglesia.
Una última pregunta, que es la que todos querrían hacerle. ¿Cómo ha vivido el santo padre estos sucesos? ¿Se puede pensar como ha escrito alguno, que haya ilaciones instrumentales para llegar incluso a atacar a la Iglesia y al papa?
–Cardenal Bertone: Los ataques instrumentales los ha habido siempre, en todos los tiempos: los recuerdo incluso por lo que se refiere a mi experiencia de Iglesia, por ejemplo en tiempos de Pablo VI, que no son tan lejanos. Esta vez, sin embargo, parece que sean ataques más con un objetivo, a veces feroces, desgarradores y organizados. Querría subrayar el hecho de que Benedicto XVI, como todos saben, es un hombre apacible, de gran fe y de gran oración. No se deja atemorizar por los ataques, de cualquier tipo, ni por la dureza de los prejuicios. Quien está cerca de él y trabaja a su lado, se siente sostenido por esta gran fuerza moral del papa. Benedicto XVI, como ya he dicho en otras ocasiones, es un hombre que escucha a todos, es un hombre que va adelante fiel a la misión que ha recibido de Cristo, y siente el gran afecto de la gente. Especialmente en estos días, ha sentido un afecto unánime de la gente que se muestra cercana, de los jóvenes y de las familias con niños, que aplaudían frenéticamente al papa. Me parece que el viaje a Milán le ha dado una ulterior fuerza. Además, quiero subrayar una palabra que ha repetido muchas veces, también antes de partir del patio del arzobispado de Milán: es la palabra “coraje”. La ha dicho a los otros, la ha dicho a los jóvenes, a los jóvenes que buscan formar una familia, la ha dicho a las familias en dificultad y la ha dicho también a las autoridades, y la dice a toda la Iglesia. Esta palabra la dice porque está convencido interiormente, es la fuerza que le viene de la fe y de la ayuda de Dios, y por tanto dice a todos: “¡Coraje!”. Y lo ha dicho también a los damnificados por el terremoto. Repito: querría que interiorizásemos esta palabra junto al papa, bajo la guía del papa.