ROMA, martes 26 junio 2012 (ZENIT.org).- El secularismo que quiere dejar de lado a Dios y la dificultad de inculturación son los dos grandes desafíos de la evangelización. Es una suerte tener un papa como Benedicto XVI que nos explica la fe en términos simples y nos invita a vivir en comunión con la Iglesia. Incluso si Roma está lejos de China, sus palabras son bien recibidas por los fieles, a pesar de que allí existe persecución religiosa. La interiorización de la fe en las vocaciones ha crecido y esto es importante para liberar a los ministros de Dios de los diversos condicionamientos.

Lo indicó en una entrevista con ZENIT el secretario de Propaganda Fide, Savio Hon Tai Fai, obispo salesiano de Hong Kong, actualmente en el Vaticano, tras la ordenación de diez diáconos en la iglesia del Sagrado Corazón de Roma.

¿Cuáles son los desafíos de la evangelización de los pueblos en un mundo globalizado?

–Mons. Savio Hon: El creciente fenómeno de la globalización tiene dos desafíos muy claros: el secularismo que llega incluso en los países menos preparados para enfrentarlo. El secularismo es un sistema de vida que intenta poner de lado la dimensión trascendental, la dimensión de Dios.

El segundo desafío es el de la inculturación: la fe tiene que unirse siempre con la vida cotidiana del pueblo y sobre esto existen grandes dificultades.

Pero también hay grandes posibilidades, pues la globalización facilita los viajes, los contactos y la comunicación. Ahora es posible tener más intercambio en cualquier parte del mundo.

¿Qué significa el testimonio que da el papa para quien vive lejos y conoce la fe, pero también para quien no la conoce?

–Mons. Savio Hon: El santo padre tiene un rol muy especial pues es el sucesor de Pedro, la roca que el Señor eligió y sobre la cual el mismo Jesucristo edifica su Iglesia. No importa cuál sea el papa, pero se sabe que el papa está y que es el sucesor de san Pedro y esto es muy importante.

¿Y con Benedicto XVI en particular?

–Mons. Savio Hon: Tenemos mucha suerte de contar con este santo padre, con un largo servicio en la Santa Sede. Y si bien vemos que es anciano lo que le produce limitaciones humanas, él hace un servicio fabuloso al explicitar en términos simples la fe y a invitar a la gente a entrar en comunión.

Para nosotros quizás que no oímos o vemos con una cierta frecuencia quizás es más fácil. ¿Pero qué sucede cuando alguien vive en un país lejano?

–Mons. Savio Hon: Yo vengo desde China y allí la Iglesia tiene una dificultad propia y un camino que no es fácil de recorrer, especialmente si hablamos de libertad religiosa.

El santo padre es el jefe de la Iglesia y por ello los fieles en China lo aceptan con mucho gusto y lo reconocen. Existe en cambio una dificultad de tipo político. E incluso si estamos lejos de Roma sentimos mucho la cercanía del santo padre cuando nos envía sus mensajes, especialmente por su atención particular por la Iglesia en nuestro país. No es porque está lejos que no se le siente

¿Hoy las vocaciones religiosas respecto al pasado cómo son, quizás más auténticas?

–Mons. Savio Hon: No tengo los elementos para dar un juicio sobre el pasado, entretanto hoy en el mundo, especialmente después del Concilio Vaticano II la interiorización de la fe es muy acentuada, particularmente en la formación de los futuros sacerdotes. La interiorización es muy importante porque abre espacio a la libertad, porque permite tener la menor cantidad de condicionamientos posibles. Veo también que en los lugares más pobres esta interiorización, es muy acentuada.

Usted que es salesiano y se ocupa de la evangelización de los pueblos, ¿cómo ve hoy el carisma de don Bosco?

–Mons. Savio Hon: El había soñado un poco también con China, y veo que el carisma de Don Bosco tiene una frescura increíble, en su modo de relacionarse con los jóvenes, con la familia, ese optimismo y actividad. Se resume todo en esta frase: "Sse puede hacer todo excepto pecar". Es verdaderamente un padre que atrae y toca el corazón de los jóvenes.