Aliviar los sufrimientos y sus causas para llegar a la paz

Síntesis de la Exhortación Apostólica postsinodal ‘Ecclesia in Medio Oriente’

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CIUDAD DEL VATICANO, sábado 15 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pide de manera solemne “en nombre de Dios, a los responsables políticos y religiosos no sólo aliviar los sufrimientos de quienes viven en Medio Oriente, sino también a eliminar las causas, haciendo todo lo posible para llegar a la paz”, según revela la síntesis de la Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in Medio Oriente que firmó ayer solemnemente en la catedral de San Pablo de Harissa y entregará mañana a la Iglesia reunida en Medio Oriente en la Santa Misa que celebrará en Beirut.

La Exhortación Apostólica post-sinodal “Ecclesia in Medio Oriente” (EMO) es el documento de Benedicto XVI que toma las 44 proposiciones finales del Sínodo especial para Medio Oriente que se realizó en el Vaticano del 10 al 26 de octubre de 2010, sobre el tema La Iglesia católica en el Medio Oriente: Comunión y Testimonio. “La multitud de aquellos que se hacían creyentes tenía un solo corazón y una sola alma” (Hech. 4,32). El texto está subdividido en tres partes, más una introducción y una conclusión.

He aquí la síntesis hecha pública por el Vaticano.

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INTRODUCCIÓN

La exhortación invita a la Iglesia católica en Medio Oriente a reavivar la comunión en su interior, mirando a los “fieles nativos” que pertenecen a las Iglesias orientales católicas ‘sui iuris’, y abriéndose al diálogo con judíos y musulmanes. Se trata de una comunión, de una unidad que es necesario alcanzar en la diversidad de contextos geográficos religiosos, culturales y sociopolíticos en Medio Oriente. Al mismo tiempo, ¨Benedicto XVI renovó el apelo a promover los ritos de las Iglesias orientales, patrimonio de toda la Iglesia de Cristo.

PRIMERA PARTE

-El contexto: Sobretodo, el Papa invita a no olvidarse de los cristianos que viven en Medio Oriente y que aportan una contribución “noble y auténtica” a la construcción del Cuerpo de Cristo. Después al describir la situación de la región y de los pueblos que allí viven, Benedicto XVI subraya dramáticamente los muertos, las víctimas “de la ceguera humana”, los miedos y las humillaciones: “Parece que no existan frenos al crimen de Caín”. Sin entrar en los detalles la EMO recuerda rápidamente que la posición de la Santa Sede sobre los diversos conflictos en la región y sobre el estatus de Jerusalén y de los lugares santos, son ampliamente conocidos. En fin se hace un apelo a la conversión, a la paz –entendida no como simple ausencia de conflicto, sino como paz interior y relacionada con la justicia- a la superación de todas las distinciones de raza, sexo y seto, y a vivir el perdón en el ámbito privado y comunitario.

-Vida cristiana y ecumenismo. Todo este capítulo es un apelo a la unidad ecuménica “que no es la uniformidad de las tradiciones y de las celebraciones”: en un contexto político difícil, inestable y actualmente incline a la violencia como el de Medio Oriente, de hecho la Iglesia se ha desarrollado de un modo realmente multiforme, presentando Iglesia de antigua tradición y comunidad eclesial más reciente. Se trata de un mosaico que requiere un esfuerzo notable para reforzar el testimonio cristiano. En línea con el Concilio Vaticano II, el papa invita al ecumenismo espiritual, a una comunión entendida no como confusión, sino como reconocimiento y respeto del otro. Al mismo tiempo la exhortación reitera la importancia del trabajo teológico de las diversas comisiones ecuménicas y comunidades eclesiales, para que -en línea con la doctrina de la Iglesia- hablen con una sola voz sobre las grandes cuestiones morales (familia, sexualidad, bioética, libertad, justicia y paz). Importante es también el ecumenismo diaconal, en ámbito caritativo y educativo.

Se hace también una lista de propuestas concretas para una pastoral ecuménica de conjunto: entre estas la aplicación de la apertura conciliar hacia una cierta ‘comunicatio in sacris’ (o sea la posibilidad para los cristianos de acceder a los sacramentos en una Iglesia diversa de la propia) para los sacramentos de la eucaristía y de la unción de los enfermos. El papa además se muestra seguro de la posibilidad de encontrar un acuerdo sobre una traducción común del Padre Nuestro en los idiomas locales de la región.

-El diálogo interreligioso. Recordando las relaciones históricas y espirituales que los cristianos tienen con judíos y musulmanes, la EMO reitera que el diálogo interreligioso -que es parte de la naturaleza y de la vocación universal de la Iglesia- no es tanto el dictado por consideraciones pragmáticas de orden político o social, sino que se basa sobre todo sobre los fundamentos teológicos de la fe: judíos, cristianos y musulmanes creen en un único Dios y por lo tanto el deseo es que puedan reconocer ‘en el otro creyente’ un hermano para amar y respetar, evitando de instrumentalizar la religión para conflictos ‘injustificables para un verdadero creyente’. En particular respecto al diálogo cristiano-judío, el papa recuerda el patrimonio espiritual común, basado sobre la Biblia, que lleva a las “raíces judías del cristianismo”, al mismo tiempo invita a los cristianos a tomar conciencia del misterio de la Encarnación de Dios y condena las injustificables persecuciones del pasado.

Benedicto XVI cuando habla de los musulmanes emplea la palabra “estima” y se entristece del hecho que las diferencias doctrinarias hayan servido para justificar mutuamente en nombre de la religión las prácticas de intolerancia, discriminación, marginación y persecución. La exhortación evidencia también que la presencia de los cristianos en Medio Oriente no es nueva ni casual, sino histórica, pues tuvo una simbiosis particular con la cultura circundante y con judíos y musulmanes contribuyeron a la formación de una rica cultura en Medio Oriente.

Sobre los católicos en Medio Oriente, el texto evidencia el derecho y deber de participar en la vida civil y no como ciudadanos de clase B. El papa afirma que la libertad religiosa incluye la libertad de elegir la religión que se considera verdadera y de manifestar públicamente el propio credo y sus símbolos sin temer por su libertad personal. Por ello, la fuerza y las constricciones en materia religiosa no son admisibles. E invita a pasar de la tolerancia a la libertad religiosa, sin caer en el sincretismo, sino “una reconsideración de la relación antropológica con la religión y con Dios”.

-Dos nuevas realidades: La Ecclesia in Medio Oriente profundiza sobre la laicidad, sea en su forma extrema, el secularismo, que niega la expresión pública de la religión y que pretende que el Estado haga leyes sobre esto. Son teorías antiguas que no son exclusivamente occidentales y que no deben ser confundidas con el cristianismo. La sana laicidad en cambio implica colaboración entre política y religión, que le garantiza a la política no instrumentalizar la religión y a la religión de no cargarse de intereses políticos.

-El fundamentalismo religioso, que crece también por la manipulación o comprensión insuficiente de la religión, quiere tomar el poder, a veces con la violencia y con motivaciones políticas.

Por ello el Papa hace un apelo a todos los responsables de Medio Oriente para que busquen con su ejemplo y enseñanza, hacer lo posible para erradicar el fundamentalismo.

El santo padre afronta el éxodo de los cristianos, los cuales a veces se sienten sin esperanza y sufren los conflictos, muchas veces humillados a pesar de haber participado por muchos siglos a la construcción de sus países. El papa pide a los dirigentes políticos y religiosos que eviten medidas que lleven a un Medio Oriente monocromático que no refleje su realidad humana e histórica. Benedicto XVI invita también a los pastore
s de las Iglesias orientales y a los fieles en diáspora a estar en contacto con sus familias e Iglesias y a los pastores que acogen a los emigrantes a darles la posibilidad de celebrar siguiendo sus tradiciones.

-Los migrantes: el papa afronta una cuestión crucial, es decir la del éxoco de los cristianos (una verdadera hemorragia), los cuales se encuentran en una posición delicada, tal vez sin esperanza, y se resienten de las consecuencias negativas de los conflictos, sintiéndose a menudo humillados, a pesar de que hayan participado, a lo largo de los siglos, en la construcción de los respectivos países. Un Medio Oriente sin o con pocos cristianos no es ya Medio Oriente. Por esto el papa pide a los dirigentes políticos y a los resp religiosos que eviten políticas y estrategias que tiendan hacia un Medio Oriente monócromo que no refleja su realidad humana e histórica.

La exhortación enfrenta también el problema de las migraciones, muchas veces trabajadores católicos de rito latino que llegan de África y Extremo Oriente que sufren discriminación e injusticia e invita a los Gobiernos a respetar sus derechos.

Benedicto XVI invita luego a los pastores de las Iglesias Orientales católicas a ayudar a sus sacerdotes y a su fieles en la diáspora a permanecer en contacto con sus familias y sus Iglesias y exhorta a los pastores de las circunscripciones eclesiásticas que acogen a los católicos orientales a darles la posibilidad de celebrar según las propias tradiciones. El capítulo afronta también la cuestión de los trabajadores inmigrantes –a menudo católicos de rito latino- provenientes de África, de Extremo Oriente y del subcontinente indio, que experimentan demasiado a menudo situaciones de discriminación y de injusticia. Central, por tanto, el llamamiento a los gobiernos de los países de acogida para que respeten y defiendan los derechos de estos migrantes. Por último, el papa exhorta a los fieles –“nativos y nuevos llegados”- a vivir en comunión fraterna, en el respeto recíproco.

SEGUNDA PARTE

Partiendo del hecho de que la catolicidad prevé la comunión entre la Iglesia universal y las particulares, lo que permite la rica diversidad de ellas, la exhortación se dirige a las principales categorías que la constituyen

-Patriarcas: responsables de las Iglesias ‘sui juris’ en unión perfecta con el obispo de Roma, vuelven tangible la universalidad y unidad de la Iglesia. Y deben saber reforzar la unión y la solidaridad en el cuadro del Consejo de los Patriarcas católicos de Oriente, y de los sínodos patriarcales.

Obispos: signo visible de la unidad en la diversidad e la Iglesia son los primeros enviados a todas las naciones para hacer discípulos.

Deben anunciar con coraje y defender la integridad y unidad de la fe. Son invitados también a una gestión transparente de los bienes temporales de la Iglesia.

El papa recuerda que los padres sinodales pidieron una revisión de las finanzas y de los bienes para evitar confusión entre los personales y los de la Iglesia. Deberán también vigilar para que los sacerdotes tengan el justo sustento.

Sobre los bienes de la Iglesia se debe atener a las normas canónicas y a las disposiciones pontificias.

Y exhorta a los obispos a ser pastores de todos los fieles cristianos sin tomar en consideración nacionalidad o proveniencia eclesial.

-Sacerdotes y seminaristas: La exhortación indica el deber de los sacerdotes de educar el Pueblo de Dios, y esto exige una transmisión profunda de la palabra de Dios, de la doctrina, tradición, y la renovación espiritual de los sacerdotes.

Considera el celibato como un don inestimable de Dios a la Iglesia, y también el ministerio de los sacerdotes casados, antigua tradición de la Iglesia oriental. Sacerdotes y seminaristas tiene que ofrecer un testimonio con coraje, con una conducta irreprensible, y abrirse a las diversidades culturales de sus Iglesias, diversidades y diálogo ecuménico e interreligioso.

-Vida consagrada: Recuerda que la vida monacal nació en Medio Oriente dando origen a varias Iglesias ‘sui juris’. Más allá del estatuto canónico de sus congregaciones religiosas, los consagrados tienen que colaborar con el obispo en la actividad pastoral y misionera. Son invitaods a meditar y observar los preceptos evangélicos y a un retorno de la búsqueda de Dios.

-Laicos: Miembros del Cuerpo de Cristo gracias al bautismo y por lo tanto plenamente asociados a la misión de la Iglesia universal. Y el papa les confía la promoción en el ámbito temporal la buena gestión de los bienes públicos, la libertad religiosa y el respeto de la dignidad de cada uno. Son invitados también a ser audaces en la causa de Cristo y a superar las divisiones e interpretaciones subjetivas della vida cristiana.

-Familia: la institución fundada sobre el sacramento indisoluble del matrimonio entre hombre y mujer, la familia corre muchos peligros, como la tentación de seguir modelos contrarios al evangelio.

Por ello debe ser apoyada en sus problemas y debe conservar su identidad profunda para ser Iglesia doméstica que educa a la oración, fe, y vivero de vocaciones.

La exhortación dedica también un amplio espacio a la mujer en Medio Oriente, de la necesidad de igualdad con el hombre, a superar discriminaciones que ofenden también a Dios.

Y subraya que tienen que empeñarse en integrarlas en la vida pública y eclesial.

Y en las cuestiones matrimoniales la voz de la mujer tiene que ser par a la de hombre, con una aplicación más sana y justa en el ámbito del derecho, de manera que las diferencias jurídicas en cuestión matrimonial no llevan a nadie a la apostasía.

Además los cristianos de Medio Oriente tienen que poder aplicar el propio derecho sin restricciones.

-Jóvenes y niños: El papa les exhorta a no tener miedo o vergüenza por ser cristianos, a respetar a los otros creyentes, judíos y musulmanes, a cultivar siempre a través de la oración la verdadera amistad con Jesús.

Así podrán discernir entre los valores de la modernidad evitando el materialismo o el uso indiscriminados de las redes sociales que si usados indiscriminadamente pueden mutilar las verdaderas relaciones humanas.

Sobre los niños la exhortación invita a los padres y a los educadores, formadores e instituciones a reconocer el derecho de los niños desde su concepción.

TERCERA PARTE

La palabra de Dios, alma y fuente de comunión y testimonio.

Tras expresar reconocimiento por las escuelas exegéticas que contribuyeron a la formulación dogmática del misterio cristiano, en el IV y V siglo, la exhortación recomienda una verdadera pastoral bíblica, evitando prejuicios o ideas que causan polémicas inútiles o humillantes.

Por ello invita a proclamar un Año Bíblico, y si oportuna una Semana anual de la Biblia.

La presencia cristiana en los países bíblicos debe reencontrar la linfa originaria para tomar nuevo ímpetu.

Y el papa anima a desarrollar nuevas estructuras de comunicación y formación, no solamente técnicas sino también doctrinales y éticas.

-Liturgia y vida sacramental: Para los fieles de Medio Oriente la liturgia es el elemento esencial de la unidad espiritual y de la comunión.

La renovación de las celebraciones y textos litúrgicos si necesario, debe ser realizada en colaboración con las Iglesias que tienen las mismas tradiciones y también a preservar la importancia del bautismo.

Y el papa invita a un acuerdo ecuménico sobre el reconocimiento recíproco del bautismo entre la Iglesia católica y las Iglesias con las cuales existe un diálogo teológico, para restaurar así la plena comunión en la fe apostólica.

Invita también a una práctica más frecuente de la confesión y exh
orta al promover iniciativas de paz incluso en medio a las persecuciones.

-La oración y peregrinaciones: La exhortación recuerda que la eficacia de la evangelización se funda sobre la oración, y que Medio Oriente es un lugar privilegiado para consolidar la propia fe y vivir una experiencia fundamentalmente espiritual.

Y pide que los fieles puedan acceder libremente, sin restricciones, a los Lugares Santos.

Considera esencial que el peregrinaje bíblico actual vuelva a sus motivaciones iniciales: un camino penitencial a la búsqueda de Dios.

-Evangelización y caridad: misión de la Iglesia. La exhortación subraya que la fe es una misión esencial de la Iglesia. Por ello el papa invita a la nueva evangelización, que en el contexto contemporáneo. El fiel refuerza su palabra cuando habla de Dios con coraje.

En particular en Medio Oriente la evangelización deberá tener en cuenta la dimensión ecuménica y la interreligiosa.

Sobre los movimientos y comunidades eclesiales el papa les invita a actuar en unión con el obispo del lugar y siguiendo sus directivas pastorales, teniendo en cuenta la historia, liturgia, espiritualidad y cultura local, sin confusión ni proselitismo.

La Iglesia en el Medio Oriente es invitada a renovar su espíritu misionero, en un contexto multicultural y plurirreligioso. Sobre la caridad, el documento invita a seguir el ejemplo de Cristo, que fue cercano a los más débiles. El papa saluda y anima a todas las personas que operan en centros de educación, institutos y universidades católicas del Medio Oriente. Y les invita a usar de estos instrumentos de cultura -que deben ser sostenidos por los responsables políticos- demostrando existe la posibilidad de vivir en el respeto y colaboración a través de la educación y la tolerancia.

-Catequesis y formación cristiana:

El documento pontificio anima a la lectura y a enseñar el catecismo de la Iglesia católica, y una iniciación concreta en la
Doctrina social de la Iglesia, como al sínodo y otros organismos episcopales a facilitarle a los fieles acercarse a la riqueza espiritual de los Padres de la Iglesia y a actualizar la enseñanza patrística.

CONCLUSIONES

Benedicto XVI pide de manera solemne en nombre de Dios, a los responsables políticos y religiosos no sólo de aliviar los sufrimientos de quienes viven en Medio Oriente, sino también a eliminar las causas, haciendo todo lo posible para llegar a la paz.

Y exhorta a los fieles católicos a vivir la comunión entre ellos, dando vida al dinamismo pastoral. “La tibieza disgusta a Dios” y por lo tanto los cristianos en Medio Oriente, católicos y otros, den testimonio de Cristo, unidos con coraje. Se trata de un testimonio que no es fácil si bien es entusiasmante.

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ZENIT Staff

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