Venezuela: Mensaje de la pastoral familiar en la región Bolivariana y del Caribe

Evento organizado por el Celam culmina con compromisos importantes

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CARACAS, viernes 28 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Finalizados los trabajos del I Encuentro de los obispos responsables de la Pastoral Familiar en las regiones Bolivariana y del Caribe, convocados en esta ciudad del 17 al 21 de septiembre por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), se ha hecho pública la declaración final del mismo.

El importante documento titulado “Familia, Trabajo y Fiesta”, elabora un diagnóstico actualizado de la familia en esta región del continente, así como sus principales desafíos y los compromisos asumidos por los participantes.

Ofrecemos a nuestro lectores la declaración que consiste en doce puntos para la reflexión y las acciones concretas en cada realidad.

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FAMILIA, TRABAJO Y FIESTA”

1. Reunidos en el I Encuentro de Agentes de Pastoral Familiar de los países bolivarianos queremos dirigirnos a nuestros hermanos de todos los países de la región a fin de compartir la reflexión y la alegría que hemos vivido en este tiempo, y la profundización de las conclusiones del VII Encuentro Mundial de las Familias en Milán.

UNA REALIDAD QUE NOS INTERPELA

2. En este mundo globalizado y postmoderno nos encontramos con una situación en la cual hay dos visiones antropológicas que engloban al ser humano, la familia y la sociedad. Estas visiones marcan acentos diferentes y en muchos casos contradictorios que deben tenerse en cuenta en la labor de la Pastoral Familiar. Una visión antropológica reduccionista caracterizada por fenómenos como el individualismo, el utilitarismo, el consumismo y el relativismo.

3. En esta manera de ver al ser humano “La familia se reduce a simple cohabitación de individuos en la misma casa, según una multiplicidad de modelos, estimados equivalentes entre ellos, por esto, se prefiere hablar de familias en plural” (Cardenal Ennio Antonelli). En este contexto la UNESCO cambió la definición de familia pasando a ser “un consenso universal modificable”, por lo tanto, la familia será lo que se acuerde que sea conforme a los intereses de turno.

4. Dentro de esta antropología se concibe al individuo únicamente como fuerza laboral y se le emplea para producir. Se vive la experiencia en la que se considera el hombre para el trabajo y no el trabajo para el hombre. La familia inmersa en esta realidad se ve afectada por el desempleo, el subempleo, la discriminación laboral de la mujer, el trabajo infantil.

5. Esta antropología también afecta el sentido del descanso y la fiesta, pues el ser humano, considerado solo como individuo, no siente la necesidad de los demás, incluida su familia. No requiere de nadie para compartir el tiempo libre y fomentar las relaciones afectivas.

De otra parte podemos identificar una visión antropológica cristiana que concibe la persona religada, relacionada ontológicamente para poderse comprender. Para esta visión, la familia se entiende como comunidad de vida y amor, donde se comparte, se vive la experiencia de la donación sincera y total y la institución familiar se hace fecunda solidaria y misionera.

LA PALABRA Y EL MAGISTERIO ILUMINAN ESTA REALIDAD

7. Desde los orígenes bíblicos, el trabajo y el descanso están íntimanete conectados con la familia. El hombre y la mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios, iguales en la dignidad, pero diferentes en su sexualidad, capaces de amarse de una manera complementaria y recíproca. “Creemos que “la familia es imagen de Dios que, en su misterio más íntimo no es una soledad, si no una familia” en la comunión de las tres divinas personas nuestras familias tienen su origen, su modelo perfecto, su motivación más bella y su último destino” (Aparecida 434). Dios llama al hombre y a la mujer a colaborar en su obra creadora. De esta manera el trabajo no es para someter al hombre, sino que el hombre mediante el trabajo está llamado a “someter” la tierra (Gn. 1,28). Dios, descansó el séptimo día de la creación para enseñar al hombre que necesita del descanso y de la “fiesta” para reparar fuerzas, para agradecer y para dedicarse a la familia.

8. “Una relación muy particular une a la familia con el trabajo: «La familia constituye uno de los puntos de referencia más importantes, según los cuales debe formarse el orden socio-ético del trabajo humano». El trabajo es esencial en cuanto representa la condición que hace posible la fundación de una familia, cuyos medios de subsistencia se adquieren mediante el trabajo” (Compendio de la Doctrina social de la Iglesia n. 249). Nos preocupa la precaria situación laboral que viven nuestras familias, afectadas por un sistema que privilegia la producción por encima del desarrollo humano y el capital por encima de los valores éticos.

9. El Señor descansó el séptimo día después de haber trabajado en la obra de la creación. En la nueva alianza, el día de descanso es el día de la Pascua, el día de la resurrección de Jesús, es la fiesta de la liberación defintiva de la humanidad. El domingo es la pascua semanal para celebrar el día del Señor, que los cristianos vivimos participando en la Eucaristía, fomentando la vida de familia, realizando obras de caridad y proyectando la alegría cristiana a todos en la sociedad.

10. La familia, fundada en el matrimonio entre un varón y una mujer, está llamada a ser imagen del amor trinitario. Esta realidad del amor divino se vive en la familia siendo una comunidad de personas, que experimentan la riqueza del amor en sus relaciones conyugales, paternales, filiales y fraternales. Esta comunidad de vida y de amor centra su ser y su misión en la donación recíproca que lleva a sus miembros por la senda del nosotros. El trabajo y la fiesta son dos realidades necesarias para fomentar la vida familiar y, a la vez, la familia proyecta sus valores asumiendo el trabajo y el descanso en la verdadera dimensión de felicidad y vida plena según el plan de Dios.

NOS COMPROMETEMOS

11. El encuentro nos permitió elaborar unas propuestas de trabajo que llamamos “líneas de acción”. Queremos compartirlas con todos ustedes con la esperanza de aportar elementos nuevos que impulsen la Pastoral Familiar en nuestras comunidades eclesiales. Los invitamos a asumirlas e incorporarlas a sus diferentes planes pastorales.

12. Finalmente retomemos las palabras del Papa Benedicto XVI en el VII Encuentro Mundial de las Familias en Milán: “Familia, trabajo, fiesta: tres dones de Dios, tres dimensiones de nuestra existencia que han de encontrar un equilibrio armónico. Armonizar el tiempo del trabajo y las exigencias de la familia, la profesión y la paternidad y la maternidad, el trabajo y la fiesta, es importante para construir una sociedad de rostro humano.”

El Santo Padre también se dirige a todas nuestras familias: “Queridas familias, pedid con frecuencia en la oración la ayuda de la Virgen María y de san José, para que os enseñen a acoger el amor de Dios como ellos lo acogieron. Vuestra vocación no es fácil de vivir, especialmente hoy, pero el amor es una realidad maravillosa, es la única fuerza que puede verdaderamente transformar el cosmos, el mundo».

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ZENIT Staff

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