Por H. Sergio Mora
ROMA, lunes 17 diciembre 2012 (ZENIT.org).- La Cruz Peregrina y el icono de la Virgen María, símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), recorrieron Uruguay del 8 al 14 de diciembre, como parte de los preparativos para el evento mundial que se realizará en Río de Janeiro, Brasil, en 2013.
La cruz fue colocada en 1984 –durante el Año Santo de la Redención- por el beato Juan Pablo II, en en la basílica de San Pedro. Tras peregrinar más de 230 días en 276 diócesis de Brasil, los símbolos fueron primero a Paraguay y este 7 de diciembre partieron hacia Uruguay en donde permanecieron hasta el 14.
Después de estar el día de la Inmaculada en Montevideo, el 9 de diciembre los símbolos llegaron al santuario de la Virgen de Verdún, en la diócesis uruguaya de Minas. Allí los jóvenes realizaron un ‘via crucis’ y reflexionaron sobre las palabras de Cristo y la realidad juvenil. El obispo local, Jaime Fuentes, consideró que la cruz de la JMJ es también una reliquia del beato Juan Pablo II, quien estaba convencido que “los jóvenes pueden cambiar el mundo”.
Otra etapa de la peregrinación, el 10, fue la ciudad de Florida, donde se encuentra el santuario de la patrona de Uruguay, la Virgen de los Treinta y Tres. Aquí a pesar de la fuerte lluvia, un nutrido grupo de jóvenes recibió a las imágenes, se celebró una misa y se dieron diversos testimonios, como el de una familia que se vio obligada a mudarse cuatro veces debido al desempleo.
En la noche de martes 11 de diciembre los símbolos de la JMJ llegaron al poblado rural de Ismael Cortinas, en el centro del país, donde el presidente de la Conferencia Episcopal de Uruguay, Carlos Collazzi, aseguró: “Tenemos que favorecer una propuesta comunitaria que ayude a los jóvenes a tener un sentimiento de pertenencia”.
Por su parte el obispo responsable de la juventud, Arturo Fajardo, indicó que la pastoral juvenil uruguaya busca revitalizarse para enfrentar la secularización del país: “Nuestra propuesta darle sentido a la vida de los jóvenes a partir de la comunicación del Evangelio, para generar el encuentro con Cristo, el discipulado y la misión”.
El 12 y 13 de diciembre la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud y el icono de María fueron recibidos por niños, jóvenes, adultos y ancianos de poblados y de los principales centros urbanos de la diócesis de Salto, la diócesis más extensa de Uruguay, que engloba a cuatro de los 19 departamentos.
La ciudad de Fray Bentos que cuenta con veinticuatro mil habitantes, el 12 de diciembre, fue escenario de una celebración con niños entre 3 y 10 años pertenecientes a tres escuelas diferentes.
Otra etapa de la peregrinación fue Young, una pequeña ciudad con 17.000 habitantes, en donde un grupo de jóvenes rezó junto a la Cruz y al icono mariano.
Por la noche en Paysandú, la comunidad de la parroquia San José Obrero se reunió para asistir a la misa con los símbolos de la JMJ. “Fue una experiencia muy fuerte para la comunidad” comentó el párroco Júlio Martínez.
En Salto, después de la misa, los jóvenes reflexionaron sobre las cruces que es necesario cargar en la vida, como la de abandonar los estudios por falta de recursos o por la necesidad de trabajar; los accidentes de tránsito, o el aborto, recién aprobado en el país.
Un cartel que señalaba las principales cruces vividas por los jóvenes de Salto, fue pintado encima, indicando las esperanzas juveniles como la fe y la vida en comunidad. “Dibujamos diferentes situaciones de muerte que la sociedad nos presenta, y por encima las situaciones de vida propuestas por Cristo”, dijo Federico, animador del grupo joven local. Finalmente, los jóvenes siguieron en peregrinación por quince cuadras cargando la cruz y el icono, hasta la parroquia de Santa Cruz.
El 14 de diciembre, al concluir la peregrinación, el nuncio apostólico Anselmo Pecorari, recibió a la delegación brasileña y a los sacerdotes uruguayos que siguieron a los símbolos de la JMJ. Desde Uruguay los símbolos siguen la peregrinación por Santa Catarina, en el sur de Brasil.