CIUDAD DE MÉXICO, martes 4 diciembre 2012 (ZENIT.org).- En el marco del Año de la Fe, convocado por el papa Benedicto XVI, la Iglesia de la Archidiócesis de México responde con frutos de amor, solidaridad y vida al recibir en su seno, como hijos de Dios, a veintiún niños que estuvieron en peligro de ser abortados.

La celebración del bautismo comunitario –informa la página web de la Archidiócesis- fue presidida por el cardenal Norberto Rivera Carrera en la parroquia de Nuestra Señora Reina de la Paz, en la colonia Verónica Anzures, el 27 de noviembre, y asistieron alrededor de 130 personas, entre familiares y miembros del Comité Nacional Pro-Vida.

El acontecimiento fue posible gracias a que en su momento esta organización ofreció a las madres de los pequeños ayuda y orientación para continuar con sus respectivos embarazos y salvaguardar la vida e integridad, tanto de ellas como de sus hijos.

En su homilía, el cardenal Norberto Rivera habló de la gran responsabilidad que tienen los padres y padrinos de continuar la formación y educación de estos pequeños en la fe, y explicó que ahora que se ha logrado preservar su vida física es igualmente importante alimentar su vida espiritual. “La Palabra de Dios le dará a esos niños la fuerza para recorrer el camino de la vida”, dijo.

Incorporados al cuerpo de Cristo

El arzobispo de México recordó que con el sacramento del bautismo los veintiún niños son ahora personas incorporadas al cuerpo de Cristo, por lo que sólo podrán sortear las dificultades de la vida mientras estén afianzados a Él.

Al dirigirse a los padres y padrinos, les recordó que para que los niños tengan una vida sana necesitan no sólo estar protegidos y bien alimentados, sino conocer la Palabra de Dios que siempre les dará una luz. “Necesitan ustedes irlos guiando hacia la Eucaristía; solamente alimentados en Dios encontrarán la vida eterna”, les dijo.

Insistió en que la vida divina tiene que ser cuidada continuamente para que los niños crezcan y se desarrollen, sabiendo amar a Jesús como Dios nos enseñó a amar, y se hagan responsables del regalo del Espíritu Santo. “Por eso el hijo de Dios los pone en nuestras manos y a continuar la vida nueva”.

El cardenal Rivera encendió personalmente las velas –que simbolizan la luz de Cristo y de la fe– de cada uno de estos nuevos miembros de la Iglesia.

Signo de esperanza

Para el Comité Nacional Pro-Vida, este acontecimiento constituye un signo de esperanza en una ciudad, “en la que por desgracia, de acuerdo con las cifras oficiales, se han perdido las vidas de ochenta mil bebés en el vientre materno en los hospitales materno-infantiles del gobierno del Distrito Federal”.

Para los familiares de los niños bautizados –el más pequeño de dos años y el mayor de seis– fue un regalo de Dios que sus hijos recibieran el bautismo de manos del cardenal Rivera Carrera, “y una bendición, un honor y una enorme alegría” para el presidente de la organización, Jorge Serrano Limón.

Miembros del Comité Pro-Vida explicaron que a las madres de estos niños se les brindó información y orientación en relación al desarrollo gestacional; se les hicieron ultrasonidos para que pudieran escuchar y ver a sus bebés en el vientre, y se les proporcionó información objetiva y verdadera sobre el tema del aborto, los métodos para cometerlo y las consecuencias físicas, emocionales y psicológicas a las que se exponen tanto las madres como los padres del bebé por nacer.

Además –explicaron– se les ofrecieron alternativas de vida: bolsa de trabajo, canalización a instituciones de atención médica, asesoría legal, capacitación laboral, albergue y servicios de adopción.

Desde agosto de 2008, esta organización promueve los bautismos de niños que estuvieron en peligro de ser abortados, y si bien por cuestiones de agenda el cardenal Norberto Rivera no había podido presidir este tipo de celebraciones, en algunas ocasiones lo hizo el nuncio apostólico en México Christophe Pierre.

El Comité Pro-Vida dio a conocer que continúa trabajando arduamente en su labor de prevención y educación para promover una sexualidad integradora al servicio del amor, y ofreciendo alternativas de vida a las mujeres con un embarazo en crisis.