El papa Benedicto XVI llegó esta mañana hasta el Aula Pablo VI para su catequesis semanal, en presencia de miles de fieles que lo esperaban por horas para escucharlo y aplaudirlo. El tema de hoy estuvo centrado en la encarnación del Hijo de Dios en el seno de la Virgen María, por obra del Espíritu Santo (cf.www.zenit.org/article-44027?l=spanish). Inició su intervención con la misma pregunta que planteó el procurador Poncio Pilato durante el proceso a Jesús: “¿De dónde eres tú? (Jn. 19,19).
Luego de explicar cómo todas las preguntas y respuestas no satisfacían a los de su tiempo, el santo padre recordó que el mismo Jesús “hace notar que la pretención de conocer su origen es inadecuada, y así ofrece una orientación para saber de dónde viene: no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis”. (Jn. 7,28)”.
El verdadero origen
Sobre este punto, que ha sido la gran pregunta de la humanidad por casi dos milenios, el Catequista universal recordó que “en los cuatro evangelios emerge con claridad la respuesta a la pregunta “de dónde” viene Jesús: su verdadero origen es el Padre, Dios”. Es que, según explicó, “Él proviene totalmente de Él, si bien de manera diversa de los otros profetas o enviados de Dios que lo han precedido (y) este origen del misterio de Dios, “que nadie conoce” está contenido en las narraciones sobre la infancia, en los evangelios de Mateo y de Lucas que estamos leyendo en este tiempo navideño”.
Hizo así referencia al pasaje del evangelio de Lucas, en que el ángel Gabriel le anuncia a María: “El Espíritu bajará sobre ti, y la potencia del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto el que nacerá será santo y llamado Hijo de Dios” (1,35), y recordó que todos los creyentes “repetimos estas palabras cada vez que recitamos el credo, la profesión de fe “et incarnatus est de Spiritu Sancto, ex Maria Virgine”, “por obra del Espíritu Santo se encarnó en el seno de la Virgen María””.
Por tal motivo –dijo--, “María pertenece de manera irrenunciable a nuestra fe en el Dios que actúa, que entra en la historia. Ella pone a disposición toda su persona y “acepta” ser el lugar de la habitación de Dios”. Y ella es modelo para los cristianos, porque, para hacerse hombre, Dios “eligió justamente una humilde mujer, en un pueblo desconocido, en una de las provincias más lejanas del gran imperio romano”.
La fuerza del Espíritu
Benedicto XVI recordó que al profesar el Credo se dice: “por obra del Espíritu Santo se encarnó de María Virgen”, lo que significa que “el Espíritu Santo, como fuerza de Dios Altísimo obró de manera misteriosa en la Virgen María la concepción del Hijo de Dios. Ya esto lo reporta el evangelista Lucas con las palabras del arcángel Gabriel: “El Espíritu descenderá sobre ti y la potencia del Altísimo te cubrirá con su sombra” (1,35).
En alusión a lo que se lee en el inicio del Libro del Génesis: “el espíritu de Dios flotaba sobre las aguas” (1,2), el papa explicó que aquello que sucedió en María, a través de la acción del mismo Espíritu divino, “es una nueva creación: Dios que ha llamado al ser de la nada, con la Encarnación da vida a un nuevo inicio de la humanidad”.
Luego mencionó el otro elemento presente en el relato evangélico, cuando el ángel le dice a María: “La potencia del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Para el papa, esta es “una invocación de la nube santa que, durante el camino del éxodo, se detenía sobre la Carpa del Encuentro, sobre el Arca de la Alianza, que el pueblo de Israel llevaba consigo, y que indicaba la presencia de Dios. (Cfr. Ex. 40,40,34-38).
Hizo entonces una analogía, recordando que María es por lo tanto “la Carpa Santa, la nueva Arca de la Alianza: con su “sí” a las palabras del arcángel, da a Dios una morada en este mundo, Aquel a quien el universo no puede contener toma morada en el vientre de una virgen”.
Al finalizar su Catequesis, invitó a retomar la cuestión del origen de Jesús, sintetizado en la pregunta de Pilato: “¿De dónde eres tu?”, para luego dejar una convicción entre los presentes, de que “Jesús: Él es el Hijo unigénito del Padre, viene de Dios. Estamos delante a un gran y desconcertante misterio que celebramos en este tiempo de Navidad: El Hijo de Dios, por obra del Espíritu Santo se encarnó en el seno de la Virgen María”.
“Este anuncio –afirmó--, que resuena siempre nuevo, trae en sí esperanza y alegría a nuestro corazón, porque nos dona cada vez la certeza de que, aún si a veces nos sentimos débiles, pobres, incapaces delante de las dificultades y del mal del mundo, la potencia de Dios actúa siempre y obra maravillas justamente en la debilidad. Su gracia es nuestra fuerza. (cfr 2 Cor. 12,9-10).”
Saludos en español
Informado de la presencia de peregrinos provenientes de países de lengua española, el santo padre Benedicto XVI les dirigió las siguientes palabras:
“Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a anunciar la alegría y la esperanza que nos trae la Navidad, la certeza de que la potencia del Señor se hace presente en nuestra historia. Feliz Año nuevo. Que Dios os bendiga.” (javv)